A44_ 18_08_2013 LR DOMINGO

La Revista Aniversario

la re vista 43 ......................... como medio de comunicación de masas en su forma inveterada, porque hace tiempo que se ha puesto en marcha un cambio profundo”. A pesar de que la gran película de los Coen es considerada su obra maestra por Müller, el tono que absorbemos por la desvelación de sus indescriptibles horrores es el trasfondo de una debacle mundial, una cultura de la desvalorización y del facilismo mediático, donde lo que nos queda es el imperio de fuerzas ocultas y maléficas. ‘El fin del cine’, dice el titular y continúa: “Actual - mente parece, en efecto, que se han agotado las posibilidades narrativas y formales del cine. De momento resulta muy difícil discernir si podrá renacer y de qué forma lo haría”. Junto con este agrio mensaje está también la incorporación de la tecnología digital, ahora sí de manera masiva a una experiencia cinéfila que ha dejado de ser como la que sentíamos años antes, porque eso de “ir al cine” y escaparnos a la magia de salas oscuras ahora también se reduce al espacio casero -para evitar el aparatoso ruido del público, los celulares y los sacos de comida- donde no solo están los DVD sino las películas bajadas por internet con una calidad espectacular, incluyendo 3D. Esto es motivo de una captación jubilosa en la monumental Avatar, de James Cameron, que debemos reconocer se convirtió en un ‘antes y después’ de la etapa actual. En la lista de más de cien películas hay recuerdos memorables con Pedro Almodóvar (Hable con ella), Jean Pierre Jeunet (Amelie), Wong Kar-Wai (2046), Danny Boyle (Quién quiere ser millonario) y otras, que aparecen algo sepultadas por el “ Finalmente el cine es la catapulta de nuestros sueños. A donde nos llevan no importa, porque a veces no percibimos su significado conscientemente...”. enorme impacto de las megabombas hollywoodenses como El Señor de los Anillos o las de Harry Potter. Uno lee este segundo libro como un jarabe. Ya no existe el fulgor de esos diamantes en la Quinta Avenida, que tampoco vimos, pero los soñábamos. Había un motivo supremamente artístico para nuestras fantasías, ligado a una sensibilidad que se desprendía de miradas interiores que humanizaban el aliento de sus protagonistas. Es algo que se pierde en una película como No es un país para viejos, en su lacónica escena final, la del sheriff envejecido sentado en el comedor de su casa, al pie de una ventana al desierto, como esperando la oscuridad que está por llegar. “Por mucho que cintas como Avatar se definan por el intento de sustituir la realidad, la de los hermanos Coen nos recuerda que las películas reflejan lo real, lo existente... Nos transmiten ahora una idea de la lejanía, (de algo) que encierra la sospecha de una despedida, del fin del viejo cine. Esta finitud es difícil de soportar”. 1. No es un país para viejos (2007) con Javier B a rd e m . 2. Amelie (2006) de Jean Pierre Jeunet con Audrey Ta to u . 3. Los Pájaros (1963) de Alfred 2 3 Hitchcock con


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