Esos dos “monstruos” de la música que inspiran el reportaje de Fernando Balseca tienen que ver mucho para lectores “jóvenes” de la tercera edad en todas las latitudes.

Quién no ha interrogado desesperadamente al viento para tener alguna respuesta sobre nuestra propia vida (Blowing in the wind), o ha mirado a una chica como si se tratara de Suzanne porque “quieres viajar con ella y sabes que confiará en ti”. Bob Dylan y Leonard Cohen encarnan todo lo que dejó de ser la música popular en nuestros días: la inspiración de poetas desprovistos de maniqueísmos, cantando con el corazón no solo de los propios sentimientos, sino de todos los que nos rodean.

Forever young (Siempre joven) es una canción de Dylan que vio la luz en 1974, junto a sus queridos compañeros de The Band. Era como una bendición de un padre a su hijo. Escuchada ahora es más una plegaria al mundo. (O)