Los dos mininos fueron recogidos por mi esposa quizás con meses de diferencia, pero la memoria es traicionera después de una década de acompañarnos en el hogar. La decisión de traer animales de la calle a casa inspiró a Gisella Quintana una especie de manual dictado por una mascota, que nos da pautas a seguir a todas aquellas almas sensibles que actuaron como mi cónyuge (ojo: esto es hereditario, porque mi hija ha seguido sus pasos). Como que la tarea de ‘recoger’ estos angelitos de cuatro patas, o de alas, o de lo que vengan, exige responsabilidades especiales en cada uno de nosotros.

La recompensa es admirable: tanto Don Víctor como Chalupa son dos genuinos acompañantes de la vida. Don Víctor es todo un guardián y trae al dormitorio regalitos como ratones-trofeos cazados
en el jardín. (O)