Las canciones que acompañan nuestras vidas muchas veces nos siguen hasta el final de los días. Carlos Rubira Infante compuso Guayaquileño, madera de guerrero hace 73 años, pero su vigencia es notable en la actualidad, especialmente en estas fiestas julianas. Diana León, Gisella Quintana y Dayse Villegas, periodistas de La Revista, se juntaron para traernos una nota al respecto con un sentir muy especial que mueve nuestros corazones y nuestras mentes para profundizar el verdadero sentido de muchas de sus palabras.

Ellas entrevistaron a académicos de varias ramas y el resultado es extremadamente valioso: el compositor no está acudiendo a un exagerado sentimentalismo –como algunas veces sucede– porque lo que él nos trae son los latidos de un corazón guayaquileño siempre ligado a una ciudad que es la cuna de nuestras alegrías, penas y... verdades. (O)