La iniciativa salió de tres revisteras usuarias del transporte público desde diferentes puntos de la ciudad: Dayse Villegas, Diana J. León y Gisella Quintana. Su inquietud mayor es digna de encomio: motivar a los ciudadanos a diversas fórmulas de convivencia en medio de un fenómeno urbano de crucial importancia para todos. Trasladarse hacia el sur durante una hora o más –ellas vienen todos los días a EL UNIVERSO en su matriz de la Domingo Comín– en el transporte urbano implica responsabilidades de todo tipo que muchos evaden o desconocen. Y como decía Charles Dickens: “Vivimos el mejor y el peor de los tiempos”, los guayaquileños nunca hemos sido muy apegados a hacer filas o a rituales de ordenamiento público. La necesidad de reforzar objetivos de conducta (esa palabra ahora suena casi tan vetusta como ‘etiqueta’) dio paso a algo más aterrizado con nuestros quehaceres diarios: la convivencia. (O)