Fundación Esquel cumple 25 años
La Fundación Esquel tiene como propósito combatir la pobreza y fortalecer la democracia, para lo cual fomenta las alianzas entre los ecuatorianos.
Esta entidad civil sin fines de lucro nació en Quito el 30 de agosto de 1990. “La Fundación Esquel se fundó con la convicción de que cada ecuatoriano tiene la capacidad de cambiar su futuro”, indica Boris Cornejo, presidente ejecutivo y cofundador de esta entidad que está celebrando sus 25 años de acción social.
Sin embargo, Esquel tiene sus inicios desde los años 70, cuando migrantes latinoamericanos llegaron a nuestro país para alejarse de las dictaduras en sus países. “Al Ecuador llegó gente progresista, jóvenes comprometidos con el desarrollo que quería trabajar en modelos incluyentes, desde distintos campos, como democracias participativas, combate a la pobreza, salud, educación, ambiente, trabajo inclusivo”, dice Cornejo.
Un aporte económico del extranjero permitió que esa alianza de amigos se transformara en una organización formal que buscaba trabajar “desde abajo hacia arriba”, con la participación del ciudadano, por ello tomaron el nombre de una ciudad del sur de Argentina (Esquel), que encontraron en el mapa en una reunión de despedida. “Muchos de esos amigos ya regresaban a sus países, pero todos seguiríamos trabajando”.
Actualmente solo sobreviven las fundaciones Esquel de Ecuador y Brasil. En nuestro país han impulsado 700 programas de desarrollo, especialmente en áreas rurales, han beneficiado de forma directa a 802.256 personas y de manera indirecta a 1'630.118, han trabajado en coordinación con 2.450 organizaciones y han apoyado la creación de 192 organizaciones.
Ese trabajo se ha mantenido bajo dos directrices: combatir la pobreza y fortalecer la democracia. Nelsa Curbelo, miembro del directorio de Esquel, destaca que tales logros fueron posibles en tiempos en que los sectores más vulnerables eran ignorados por los gobiernos; “las organizaciones civiles deben hacer aquello que el Estado no realiza”, dice. Y en los años 1997, 2000 y 2005 hubo golpes de Estado que afectaron a la democracia.
Esos tiempos difíciles requerían de una participación positiva del ciudadano. “Los ecuatorianos debemos aprender a trabajar a largo plazo. Aún es difícil que un grupo de ecuatorianos identifique una causa común y se comprometa a un gran proyecto”, indica Cornejo, quien destaca que eso sí es posible, por ejemplo, con el trabajo llevado a cabo para capacitar a personas de la parroquia Pascuales para que operen pequeños negocios. Eso es parte de un programa de Cervecería Nacional, con el apoyo de Esquel, para beneficiar a la comunidad en donde opera su planta.
Con alianzas así, Esquel lleva 25 años ayudando a construir ese gran plan nacional a través de su apoyo económico y técnico en proyectos que benefician a jóvenes, personas excluidas por circunstancias sexogenéricas, mujeres maltratadas, campesinos. “La gran solución está en el encuentro con el otro”, dice Cornejo. Así se obtienen logros que avanzan en el tiempo. (M.P.) (I)