El circo de Matt Wuerker

12 de Agosto de 2012
  • Matt Wuerker junto a su estación de trabajo en Político, el periódico de Washington D.C. donde labora.
  • La crisis económica de la zona euro y la caída de Grecia de la Comunidad Europea inspiraron esta caricatura de Wuerker.
  • El dibujante es muy crítico respecto del intervencionismo militar de EE.UU. en países como Irak.
  • La máquina consumista que consume el planeta.
  • El dibujante vino al evento gráfico de EL UNIVERSO. Aquí con Bonil.
  • La ironía de Wuerker. El Tío Sam dice: “Pobre México. Nunca acabarán con la violencia hasta que detengan el flujo de drogas”.
  • Su mirada a la economía: “La clase alta 1%. La clase media. La clase baja. Las mesas donde se sientan los estadounidenses”.

Este caricaturista estadounidense ganó en abril el premio Pulitzer por su mirada mordaz a un escenario político que, según dice, tiende a repetirse en cada país. Aquí nos habla de los demonios y juglares que acompañan la vida de los pueblos.

Aquí no hay payasos ni malabaristas ni trapecistas ni domadores de fieras. Sin embargo, los personajes que respiran en el colorido mundo de Matt Wuerker entretienen igual.

Y mucho más ahora, porque Estados Unidos tendrá elecciones presidenciales el 6 de noviembre, lo cual significa “tiempo de cosecha” para los caricaturistas en ese país.

“Es absolutamente el momento más emocionante. Para nosotros es lo mismo que la recolección de uvas para el vitivinicultor; todo el mundo pisotea y salta haciendo que el jugo fluya, y nosotros lo embotellamos en algo divertido y sabroso”, indica este dibujante norteamericano en una entrevista por correo electrónico.

La política moderna es una extraña combinación de gente que habla de asuntos serios y, al mismo tiempo, con una gran presión para decir cosas escandalosas.
Matt Wuerker

El ganador del premio Pulitzer 2012, en la categoría de historieta editorial, reside en Washington D.C., urbe considerada la médula del escenario político de Estados Unidos, el cual se convierte –a su parecer– en algo parecido a un circo en los años electorales.

“La política moderna es una extraña combinación de gente que habla de asuntos serios y, al mismo tiempo, con una gran presión para decir cosas escandalosas que los ayuden a llamar la atención de las personas, afianzar el apoyo y destacarse entre todo el ruido”, señala.

Los avances tecnológicos en los medios de comunicación han ayudado al desarrollo de ese “circo político” que encuentra similares versiones en cada país del mundo, que en muchos casos tienen en común la debacle económica y los despidos laborales.

“Muchas personas han perdido sus empleos; además, hay un montón de gente preocupada porque ha visto desaparecer gran cantidad de sus ahorros”, agrega sobre ese escenario que ha marcado el ritmo de vida de Estados Unidos.

Las elecciones en ese país también navegan impulsadas por la aspiración ciudadana a alejarse de la imagen negativa que los hace verse a sí mismos como una potencia agresiva, debido principalmente a una guerra antiterrorista que ha generado cárceles secretas, torturas y ataques con aviones no tripulados.

“Después de los desastrosos años de Bush… muchos de los estadounidenses esperábamos que Obama llegue a cambiar las cosas y, finalmente, conseguir que los EE.UU. actúen de acuerdo con sus principios, incluso quizás portándose con mucha más humildad. Se ha ido un poco en esa dirección, pero no es suficiente”, indica sobre la visión del actual presidente demócrata de esa nación, considerado por sus opositores republicanos como un líder débil que motiva a sus enemigos a fortalecerse.

Las flaquezas del político

“Considero que el poder tiende a subirse a las cabezas de las personas con autoridad. Esto conduce a la arrogancia. Creo que existe un dios griego con un gran sentido del humor llamado Ironicus, que siempre está jugando con los simples mortales que caen en la trampa de la arrogancia. Por lo general ocurre con el dinero y el sexo”; tal como el ejemplo que dejó sentado el caso de Bill Clinton; “los políticos con poder de alguna manera piensan que pueden desafiar las leyes de la gravedad y hacer cosas locas… Pero los políticos, especialmente los hombres, a menudo no piensan con la cabeza”, indica el dibujante.

Esta situación no es exclusiva de Estados Unidos. “Creo que los políticos de todo el mundo son muy similares. Ellos son víctimas de la misma clase de tonterías y errores. Todo esto podría ser más divertido si solo se tratara de sexo y dinero, pero lamentablemente ese tipo de arrogancia también puede iniciar guerras o el naufragio de toda una economía; allí deja de ser divertido”, señala Wuerker, al agregar que tal escenario puede ser combatido cuando el país posee un sistema político sano e inteligente, que goza de un debate abierto en una prensa libre y con poderes judiciales independientes. Allí se puede hacer algo cuando asoman la incompetencia y el egoísmo”.

Este artista gráfico se siente parte de esa prensa libre que ayuda a combatir la estupidez política. “Tuve mucha suerte de visitar el Ecuador el verano pasado. Pude conocer a Bonil (Xavier Bonilla) y a otros dibujantes ecuatorianos, y verlos en acción. Las caricaturas inteligentes son como los glóbulos blancos en el cuerpo político. Ellos luchan contra la infección de la arrogancia y la hipocresía”, señala sobre su visita realizada a Guayaquil en junio anterior, como participante del Encuentro Internacional de Humor Gráfico y Periodismo, celebrado por los 90 años de EL UNIVERSO.

Su trayectoria

Matt Wuerker es dibujante en jefe e ilustrador residente en el periódico y sitio web Político, en Washington D.C.

Antes fue caricaturista freelance.

En los últimos 30 años su trabajo se publicó en periódicos como Los Angeles Times, The Washington Post y The Christian Science Monitor; y en revistas como Smithsonian, The Nation y Sojourners. Antes de ganar el Pulitzer, fue finalista de este galardón en el 2009 y el 2010.

EE.UU. y Latinoamérica

Matt Wuerker ganó el premio Pulitzer por su serie de caricaturas sobre las elecciones primarias de esa nación, trabajos que fueron catalogados por los directivos del premio como “dibujos consistentemente frescos y divertidos, especialmente memorables para satirizar el conflicto partidista que envolvió a Washington”, según el anuncio oficial de tal galardón.

Este artista se considera un gran crítico del accionar de los líderes políticos de su país, que han desatado temerarios intervencionismos en otros países y regiones del mundo. En el caso de América Latina, Wuerker opina que EE.UU. debería “dejarla en paz… El gran escritor mexicano Carlos Fuentes dijo que cada país tiene un reloj distinto. Las personas deberían tener la oportunidad de desarrollarse según su propio reloj y su propio momento. EE.UU. a menudo quiere tener a todos en la hora de Washington DC y esto resulta contraproducente”.

Por ejemplo, en el caso de los hermanos Castro en Cuba y de Hugo Chávez en Venezuela, la injerencia de los EE.UU. hace retornar relaciones que parecen nacidas de los tiempos de la Guerra Fría, dice Wuerker, lo cual es una situación arcaica que el mundo debe aprender a superar. “Debemos detener la intromisión, el pensamiento de la Guerra Fría y dejar que la región evolucione por sí misma y desarrolle sus propias formas de gobierno”.

Curiosamente, a pesar de tales críticas, Matt Wuerker dice sentir una especial simpatía por los políticos de su país, sin importar cuán cómicos puedan llegar a ser. “Debo decir que incluso admiro a muchos. Necesitamos gente buena que dirija nuestros gobiernos si queremos hacer las cosas, y mi experiencia es que la mayoría de la gente en el Congreso de EE.UU. es muy seria, que trabaja duro y, sobre todo, que trata de hacer lo correcto”, indica. No obstante, en sus caricaturas expresa con humor e ironía que no está de acuerdo con muchas de sus decisiones políticas.

Wuerker confiesa que observar la política desde lejos vuelve a los hombres cínicos, porque así le había ocurrido a él. Pero su proximidad a ese mundo le ha permitido observar realmente cómo funcionan las cosas, sintiéndose agradecido de ver a tantas personas que sinceramente realizan sacrificios por mejorar la situación del país y sus ciudadanos.

“Hay un millón de cosas preocupantes con Washington y la política de Estados Unidos, y nuestro sistema necesita muchas mejoras. Pero yo aún respeto ese mundo y a las personas que trabajan honestamente en él. Pero eso no quiere decir que no pueda divertirme dibujando sobre ellos”. (M.P.)

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