Desde Ecuador para la gran travesía

21 de Junio de 2015
  • Los troncos fueron transportados por el río Quevedo desde Vinces hasta General Vernaza. Torgeir Higraff saluda a los pobladores en las orillas.
  • Torgeir Higraff escogió construir sus navíos con troncos de balsa de nuestro país.
  • Las dos balsas están siendo construidas en el puerto de Callao, junto a Lima (Perú).
  • La expedición Tangaroa tuvo lugar en el 2006.
  • La profundidad y ubicación de las guaras se manipularon para ayudar a maniobrar la embarcación Tangaroa.
Moisés Pinchevsky (@pinchevskyec)

Los fuertes troncos de balsa ecuatoriana servirán una vez más para una aventura exigente: navegar desde Callao (Perú) hasta la isla de Pascua (Chile), para luego volver. La expedición Kon-Tiki 2, planeada por un noruego, se iniciará el 1 de noviembre.

Torgeir Higraff construyó su primer bote y lo navegó en la pequeña bahía de su pueblo natal, en el norte de Noruega, a la edad de 7 años. Así comenzó una afición inquebrantable que rebosa las realidades de su rutina como profesor de Historia y que lo llevó a dedicar buena parte de su luna de miel, en julio de 2003, para conocer los gigantes árboles de balsa que crecen en nuestro territorio. “El Ecuador tiene la mejor balsa del mundo”, dice este heredero de la tradición navegante de sus antepasados, los vikingos.

Sin embargo, conforme a su condición de criatura paradójica (todos los seres humanos lo somos), Torgeir no se considera un hombre de mar abierto. Se marea. “No sé mucho sobre navegación”, dice, pero esa discrepancia con su herencia náutica no hizo naufragar el propósito que ya tenía en mente cuando, en pleno viaje de bodas, deambulaba por el Ecuador buscando árboles de balsa.

Torgeir tenía planeado construir una plataforma de troncos para realizar el recorrido que su compatriota Thor Heyerdahl cumplió en 1957 en la balsa Kon-Tiki: navegar desde Callao (Perú) hasta la Polinesia usando el viento y las corrientes marinas, con lo cual ambos aventureros intentaban probar que las culturas del pasado sí pudieron haber tenido un contacto transoceánico.

Higraff cumplió su monumental propósito en la balsa bautizada como Tangaroa, tal como lo narra el documental The Tangaroa Expedition (52:28 de extensión). Ese video, disponible en YouTube, muestra las peripecias de ese viaje insólito que puso a su tripulación, que incluía al nieto de Thor Heyerdahl (Olav), flotando con valentía en una frontera confusa de realidades y fantasías.

El minuto 40:00 de ese documental muestra que el océano los depositó nuevamente en el mundo, después de 70 días de navegación, y que al descender en la polinesia isla de Raroia el eufórico Torgeir caminó hacia un árbol y asentó la rodilla izquierda, como si fuera a declarar su amor por el planeta, para acariciar con las manos aquella superficie caótica de piedras, conchitas y arena, que luego tomaría a puñados para lanzarlos al aire y así crearse una lluvia purificadora que bendijo su reencuentro con la tierra firme. Su mundo ya no lo mecía como bebé. El mareo se disipaba. Era el 7 de julio de 2006.

Travesías similares

Los noruegos Thor Heyerdahl y Torgeir Higraff coincidían así como líderes de sendas expediciones históricas que probaban el posible contacto transcontinental. El punto de salida y de llegada de ambos  viajes, separados por 59 años en el tiempo, eran los mismos (Callao y Raroia); incluso zarparon el mismo día (28 de abril), pero el viaje de 2006 buscó imitar de mejor manera la tecnología náutica empleada hace siglos por los navegantes de esta parte del continente. Así, la balsa Tangaroa llegó a su destino 31 días antes que su predecesora, la Kon-Tiki de Heyerdahl.

“Mi trabajo consistía en optimizar la balsa para que funcionara tal como en el pasado, cuando los pobladores del territorio que hoy corresponde a Ecuador realmente eran campeones del mundo marítimo, al igual que mis antepasados vikingos”, indica Torgeir a través de una entrevista por e-mail, y agrega que tal mejora en el diseño de la Tangaroa resalta un ancestral sistema de planchas de madera, llamadas guaras, que instaladas en la parte trasera ayudaban a maniobrar la nave.

Para ello debían colocarlas en la adecuada profundidad y posición, según la corriente que los acompañaba. Sin embargo, ese sistema ha pasado mayormente desapercibido por la arqueología moderna. Tanto así que museos del mundo, como el de Arte Metropolitano de Nueva York, exhiben esas antiguas planchas, de entre 1,50 y 2 metros de longitud, bajo rótulos que las señalan como piezas ceremoniales, funerarias o meramente artísticas, cuando realmente tenían un propósito marítimo práctico y trascendental.

Las guaras sirvieron para acelerar el cruce de la Tangaroa por el océano Pacífico, pero además ayudaron para que el capitán de esa embarcación, Bjarne Krekvik, continuara maniobrando entre el complicado laberinto de islotes del archipiélago de Tuamoto, al cual pertenece Raroia.

Nueva expedición

Torgeir Higraff empleará el mismo sistema de guaras para su segunda megatravesía náutica, llamada Kon-Tiki 2. Este noruego y su tripulación buscarán navegar en dos balsas desde Callao hasta la Isla de Pascua, para luego regresar.

“No hay duda de que los antiguos sudamericanos poseían las habilidades y la tecnología marítimas para navegar hasta la Polinesia. Lo que se desconoce, sin embargo, es si podrían haber regresado. Del mismo modo, aunque sabemos que los polinesios utilizaron canoas y balsas para asentarse en los territorios del océano Pacífico, nadie conoce si tenían embarcaciones lo suficientemente robustas como para realizar el viaje hacia América del Sur. Eso es lo que estamos a punto de comprobar con la Kon-Tiki 2”, indica Torgeir.

Troncos ecuatorianos

Esa nueva expedición trajo a ese aventurero europeo al Ecuador, del 27 de febrero al 3 de marzo, para conseguir los 44 troncos que emplearía para construir las balsas. Los obtuvo en un remoto bosque ubicado entre Quevedo y Santo Domingo. “Quiero agradecer a David Calle, dueño de esas tierras, y a la empresa Composites 3A”, dice Torgeir. Luego condujo los maderos flotando por el río Quevedo desde Vinces hacia el poblado de General Vernaza en un trayecto que continuó en camión al puerto de Callao, junto a Lima, donde actualmente están en construcción.

Al igual que las anteriores travesías, el protagonismo de los troncos de balsa ecuatoriana es decisivo en esta expedición. “Las embarcaciones deben ser fuertes debido a los fuertes vientos y las olas feroces que nos sacudirán”, señala Higraff, quien confía en que la dureza de la madera coincida con el firme temple de su tripulación.

“Deberemos mantener una actitud positiva después de meses de aislamiento en el mar abierto, en los cuales se pondrán a prueba nuestras habilidades físicas y psicológicas de supervivencia; en el océano no hay lugar para la debilidad y menos aún para el error. No podremos quebrarnos bajo la tensión”, señala.

 

Registros históricos

Esta nueva aventura recibe la mirada del pasado, de esos años en que la cultura Manteño-Huancavilca (800- 1526 d.C.) realizaba larguísimas travesías que quedaron registradas por los cronistas españoles del siglo XVI. Torgeir cuenta que según uno de esos registros, en 1526 fue hallada una nave frente a las costas de lo que hoy es el actual Ecuador. Los españoles captaron ese encuentro fatídico en el mar en sus registros y diarios, indicando que la balsa posiblemente había zarpado desde el puerto que hoy corresponde a Salango con una carga de oro, plata, tejidos finos y concha spondylus.

La balsa “lleva velas como la de nuestros propios barcos”, escribieron los marineros españoles, y que podía llevar hasta 30 toneladas de mercancías, que quizás estaban dirigidas a pueblos antepasados de los actuales Colombia y México.

Otros cronistas españoles relatan que en 1480, el emperador inca Túpac Yupanqui, deseoso de seguir extendiendo su territorio, tomó una importante decisión bélica después de escuchar las historias de unos comerciantes viajeros que decían que al oeste había dos islas lejanas habitadas y con riquezas.

Túpac Yupanqui envió una enorme flota de balsas con miles de hombres de tripulación, la cual regresó al continente entre nueve meses y un año más tarde, para relatar que efectivamente habían encontrado esas dos islas.

Resulta probable que uno de esos dos nuevos territorios sea la Isla de Pascua, ubicada a unos 5.o00 km de Callao. Así que la travesía de ida y regreso que quizás realizó aquella flota de Túpac Yupanqui, y que ahora desean imitar Torgeir y su tripulación, sume más de 10.000 km de recorrido.

“Será el reto máximo de supervivencia”, concluye Torgeir. “Historia, ingenio y resistencia humana serán puestos a prueba en el nombre de la ciencia en una aventura de supervivencia única”. Y tales propósitos bien valen la pena para sufrir otra vez un nuevo (y larguísimo) periodo de mareos.

 

El inspirador

El explorador noruego Thor Heyerdahl (foto, 1914-2002) empleó 101 días para probar que sí era posible que los antiguos pueblos de Sudamérica hayan poblado las islas de la Polinesia, llevados por la corriente marina de Humboldt. Su balsa, la Kon-Tiki, terminó su travesía el 7 de agosto de 1947 en la isla de Raroia, en el archipiélago de Tuamotu. El documental de la expedición, Kon-Tiki (producido por Olle Nordemar), ganó un premio Óscar en 1951. La película noruega basada en esta historia, llamada Kon-Tiki, fue nominada al premio de la Academia a mejor filme de habla no inglesa en el año 2013, indica Wikipedia.

“Si me hubieran preguntado a los 17 años de edad si viajaría en el mar en una balsa, habría negado absolutamente esa posibilidad. A esa edad, sufría de fobia al agua”, dijo Heyerdahl, quien en esa aventura navegó junto a Knut Haugland, Bengt Danielsson, Erick Hesselberg, Torstein Raaby y Herman Watzinger.

Torgeir Higraff destaca la fortaleza de su tripulación para esta nueva aventura, entre ellos el ecuatoriano Gustavo Costa von Buchwald, miembro de la Academia Nacional de Historia. También figura el canadiense Les Strauss, protagonista del programa de televisión Survivorman.

También cuentan con Liv Arnesen, quien hace veinte años fue la primera mujer en llegar al polo sur esquiando y sin apoyo externo, en una expedición de 51 días y 1.200 kilómetros.

Contactos: www.kontiki2.com, @kontiki2, facebook.com/kontikiseilasen. Durante el viaje enviarán mensajes por esas redes sociales.

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