Cómo ayudar a la transición

21 de Enero de 2018

Dejar la escuela o cambiarse de colegio puede generar ansiedad en los menores y en sus padres.

Las especialistas Mónica Llanos (psicóloga clínica y educadora) y Patricia Nevárez (psicóloga clínica y magíster en Desarrollo Educativo) ofrecen sus visiones y consejos para que las familias puedan enfrentar con éxito los cambios educativos.

¿Por qué afectan los cambios?

Las personas solemos acostumbrarnos a la cotidianidad ya que establecemos patrones de comportamiento y pensamiento que nos hacen sentir cómodos y seguros. Cuando enfrentamos situaciones o personas nuevas, se produce un estado mental normal denominado “ansiedad de abordaje”. Es normal en los primeros días o minutos y es lo que nos permite mantenernos en estado de alerta y expectativa hasta adaptarnos y lograr encontrar el equilibrio y confort.

¿Y a los adolescentes y niños?

Ellos están en una transición. Entran a la adolescencia, que de por sí ya tiene muchos cambios a nivel psicológico, físico, sexual, de relaciones. También, por ejemplo, los chicos que terminan la básica elemental son los más grandes de la primaria y se sienten mayor poder, pero cuando pasan al otro nivel, resulta que son los más pequeños, eso cambia su estatus por completo y tiene una implicación emocional.

Estabilidad, lo ideal

Los niños nacen también con necesidades emocionales que deben ser cubiertas principalmente por los padres. Ante lo expuesto, se recomienda en lo posible estabilidad en cuanto a vivienda, escuela y personas de interrelación frecuente. Cada institución y país tiene su propia cultura, lo cual incluye desaprender para volver a aprender. Esta experiencia si es frecuente puede despertar en los niños mucha ansiedad, deseos de aprobación, inadecuación y confusión en su identidad.

Informarse antes del cambio

Es muy importante la información que uno pueda tener con respecto a los cambios que se van a dar o donde uno tiene que irse, porque esto disminuye un poco la angustia de enfrentar algo desconocido.

Apoyo de los padres

Es importante que hablen con la verdad sobre las razones por las cuales deben cambiarlo. Que hablen de sus temores, que se establezca un vínculo muy estrecho con los padres para que se sienta apoyado. Los padres pueden monitorear cómo van sus hijos, sin hacerles sentir que se los fiscaliza. También pueden acercarse a conversar con el tutor.

¿Qué esperar del nuevo centro?

Es fundamental que, si su hijo tiene alguna dificultad de comprensión, de atención, o de cualquier clase, se la comunique al colegio para que la institución sepa cómo lo pueden apoyar. Hay padres que ocultan situaciones por temor a que no lo acepten o que exista algún perjuicio, pero es básico para poder apoyarlos y que se sientan bien.

Las modalidades de trabajo en grupo lo ayudarán a integrarse. Es posible que el primer o segundo día esté solo, pero poco a poco los profesores o tutores ayudan a integrarlo. Siempre hay estudiantes muy amigueros en la clase y se pueden aprovechar esas cualidades de esos alumnos para integrar a los nuevos.

Cómo puede integrarse

Conocer el centro educativo antes de asistir a clases.

Hacer una visita que les permita interactuar con algunos de los miembros de la institución.

Visitar en lo posible su anterior centro educativo en las primeras semanas (para lograr un desapego paulatino).

No perder contacto con los amigos más íntimos del anterior centro.

Preocuparse en conocer “los patrones de comportamiento y cultura” del nuevo centro.

No tener temor de preguntar para evitar el sentimiento de inadecuación

Aprovechar la experiencia del nuevo lugar como una oportunidad de conocer nuevas personas y nuevas formas de hacer las cosas.

Concentrarse en las cosas que les resulta positivo y no en lo negativo.

Buscar una o dos personas con las que pueda tener compañía y les apoye en su proceso de adaptación, aun cuanto no lleguen a ser sus definitivos amigos.

Atención a las señales

Una señal de que el estudiante no se está integrando con éxito puede ser que no quiera ir al colegio, que se enferme en las mañanas, que tenga ganas de vomitar. En este punto, lo importante será que los padres observen y escuchen. Si ellos empezaron, desde antes, a crear espacios de diálogo, será más fácil que los niños les digan qué está ocurriendo. Si se dan cuenta de alguna situación, el primer paso, luego de hablar con sus hijos, será hablar con el tutor o con el psicólogo del colegio. Sin embargo, no hay un tiempo límite para la adaptación. Depende de los chicos. Los padres deben hablar con la psicóloga estudiantil en el momento en que detecten muchos cambios. (D. J. L.)

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