‘Bojangles’: para reír y llorar
En attendant Bojangles (Esperando a Bojangles), la primera novela de un autor disléxico que hace llorar y reír a los lectores en el metro de París, se ha convertido en el fenómeno literario del año en Francia.
Antes de escribirla en tan solo siete semanas en casa de sus padres, Olivier Bourdeaut, de 35 años, “había fracasado en casi todo lo que hacía en la vida”, dijo.
“Parecía un chiste”, cuenta el que fue un desafortunado agente inmobiliario, cuyo último empleo era telefonista en una editorial de libros de texto, “rodeado de todos los libros que me torturaron de niño”.
Al igual que el niño narrador de la novela, Bourdeaut siempre tenía problemas con los números y las letras. Pero desde que ganó tres de los principales premios literarios de Francia, su libro, la historia de un niño criado en una familia bohemia que acumula las deudas, está a la cabeza de las listas de mejores ventas.
La novela sedujo a la crítica y al público y Johanna Luyssen, del diario Libération, lo compara al best seller mundial de Muriel Barbery, La elegancia del erizo (2006).
Al igual que en esa novela sobre una portera discretamente erudita, “parece ser que las buenas intenciones también pueden generar buena literatura”, escribe Luyssen.
Jerome Garcin, presentador del programa literario más escuchado de la radio francesa, fue todavía más elogioso. “Apúntense el nombre de Olivier Bourdeaut (...) Se merece todo el éxito que va a tener con su extravagante y conmovedora fábula”, dijo.
Aunque muchos dan por sentado que, como muchas primeras novelas, Bojangles es altamente autobiográfica, Bourdeaut insiste en que no. “Realmente, no tiene nada que ver con mi familia. En la mía, el único loco era yo”, bromea.
Bourdeaut se crio en una familia católica de clase media de Nantes, en el oeste de Francia, donde su padre era notario y su madre una ama de casa que cuidaba de sus hijos. (I)