Mario Quiñónez: Con sabor a tamarindo

29 de Noviembre de 2015
Moisés Pinchevsky

La rica acidez de la pulpa rojiza de esta fruta provoca un éxtasis en el paladar. Y también invita a conocer a su gran impulsor en el Ecuador.

La Biblia cuenta que, hace unos 4.000 años, el profeta Abraham sembró un árbol de tamarindo junto a un pozo que construyó en Bersebá, en el sur del actual Israel. Lo hizo porque el tamarindo, mezclado con agua, era considerado la mejor bebida para combatir la sed que provocaba el largo cruce del desierto.

Así que los viajeros más astutos solían transportar los frutos (de pulpa rojiza) de ese árbol para, cuando llegaban a un oasis o fuente de agua, realizar esa mezcla que podía salvarles la vida bajo el intenso sol del Medio Oriente.

El agricultor Mario Quiñónez suele contar esa historia a toda persona que le consulta por qué se apasiona tanto con esa fruta de la cual tiene 8.000 árboles creciendo en 70 hectáreas de su hacienda cercana a la cabecera cantonal de Isidro Ayora, a una hora y quince minutos de Guayaquil.

“El tamarindo quita la sed. Y es un árbol rústico que sobrevive en climas extremos. En Cuba es el único árbol que queda en pie luego del paso de un ciclón”, indica mientras recorre esos cultivos que, según indica, son únicos en el país, ya que estos árboles se observan mayormente creciendo de manera agreste y sin planificación. “El tamarindo es de ciclo largo, así que hay que esperar siete años para que una planta produzca. En Ecuador se prefieren los ciclos cortos para recuperar la inversión rápidamente”.

Los inicios

Quiñónez comenzó su romance con esta planta hace doce años, cuando observó que junto al estero de su hacienda crecía un árbol que resistía saludablemente al tiempo. “Mientras otros árboles morían, este seguía fuerte, siempre saludable, y dando muchos frutos”. El rico sabor de su pulpa y sus cualidades como fruta lo motivaron a sembrarlo en sus tierras. “Pero había que buscar la excelencia”, indica, así que comenzó a viajar a Perú, Colombia, Panamá y México para averiguar las propiedades de ese cultivo y lograr la mejor producción.

En México encontró las primeras respuestas y conoció que los líderes del tamarindo en el mundo estaban en Vietnam, India, Tailandia, Filipinas y Sri Lanka. Viajó a esos países. “Busqué los árboles madre (los más fuertes y de mejor sabor) para extraer las yemas y realizar injertos en el Ecuador”.

Esa operación permitió que nuestro país tuviera la única plantación de tamarindo con injerto. Y quizás sea de las pocas plantaciones de ese tipo en Sudamérica, indica Quiñónez, quien confía en los beneficios de este producto que podría convertirse en una nueva carta de presentación nacional, ya que su propósito es exportar.

Para eso ha obtenido una certificación como producto 100% orgánico, ya que no emplea químicos en esos sembríos ni en su proceso hasta tener la pulpa empacada, comercializada con la marca Loren & Nonoy (así llama a sus hijas). El Ecuador es un país eminentemente agrícola que debería trabajar más con productos orgánicos, dice Quiñónez. “Cuando sembramos plantas con insecticidas, herbicidas, transgénicos, hormonas, cosechamos cáncer y vejez”.

Con esa visión dice haber trabajado siempre, tanto como uno de los primeros productores de mango (tiene el registro 001) como cañicultor de guadúa en 25 hectáreas que tiene en Santo Domingo (provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas). “Las cañas son grandes purificadoras del oxígeno, ya que eliminan toneladas de CO2 al año”, indica sobre ese cultivo que ha ayudado a multiplicar en terrenos de agricultores amigos y conocidos.

Muchas de esas cañas son usadas para un gran propósito que cumple Quiñónez como miembro de la Fundación Hogar de Cristo, que vende a bajo costo casas de caña a personas humildes. “La caña es el acero vegetal. En China hay construcciones de caña de 5.000 años aún en pie. Y la Casona Universitaria (1906) se ha mantenido firme con su estructura de caña”.

“Deberíamos salir de las oficinas y dedicarnos a sembrar más árboles, más plantas”, señala Quiñónez, quien ha promovido acciones de reforestación en los Andes y la provincia del Guayas. “En la tierra está la vida”. Y con cultivos como el tamarindo también está el sabor. (I)

Contacto: 099-940-8201, www.tamarindoorganico.com

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