Importancia de la imaginación

Por Mercucio
15 de Julio de 2018

“No es una obra de fácil digestión, solo lo es si no estamos tan inmersos en el auge local del contenido teatral de carretilla y de quince minutos de duración”.

En La razón blindada, los actores Gerson Guerra y Arístides Vargas son Panza.

¿Saben? ¿Saben lo que será esta crítica de hoy?... ¿no? Un túnel, un túnel intangible. Pero también uno inteligible, esperemos que sea así. Con una poética de similar tonalidad empieza

La razón blindada, obra magistral escrita y dirigida por el maestro Arístides Vargas, en la que él también actúa junto a la inigualable presentación de Gerson Guerra.

Fue llevada a cabo en un lugar sin comparación aquí en la urbe porteña. Se trata del nuevo espacio del grupo Muégano Teatro, gestionado por la reconocida autoridad del teatro local Santiago Roldós; sueño hecho realidad para todos los amantes del teatro gracias también a la gestión de la Ilustre Municipalidad de Guayaquil. Se encuentra ubicado en el corazón de la Zona Rosa y es inexcusable que aún no le hayan visitado, con mayor razón si son gentes implicadas en la bonita profesión teatral.

Los personajes que se mostraron en el bello y técnico escenario con el que cuenta espacio Muégano, fueron Panza (Vargas) y De la Mancha (Guerra), que desde el inicio nos dieron la idea de que se trataba de alguna versión moderna de Don Quijote. Lo que engloban estos señores que aparecieron sentados, sin despegarse de las sillas rodantes, vestidos de colores afligidos, era una forma de reclusión retratada a través del uso de metáforas.

Las sillas eran sus propios grilletes con bolas de acero y ellos, solo aparatos fonadores que daban voz a los que no tienen voz y a los menos visibilizados, a las víctimas, a los condenados y olvidados, presos políticos de la época de la dictadura argentina. Cuyo momento álgido y conmovedor (entre otros), que causó gracia al público por el intrincado uso lingüístico, fue traer sobre la mesa el trato del humano hacia al perro, que al final del recorrido era el trato de perro que se le daba a los humanos. No es una obra de fácil digestión, solo lo es si no estamos tan inmersas en el auge local del contenido teatral de carretilla y de quince minutos de duración.

La verdad sobre Sancho Panza, de Franz Kafka, nos habla del escudero insigne que sin ningún fin de lucro acompañaba a su noble caballero hasta el fin de sus días. Asimismo, el Panza de Arístides acolitaba las locuras del que podríamos llamar su amigo, compañero de celda, para no morir de la razón otorgada por las manecillas del tiempo.

La razón blindada está escrita por Arístides Vargas, pero es en su conjunto un producto del grupo quiteño Malayerba. La obra es poéticamente venenosa, como la yerba mala, para con los espejismos reales de las dictaduras; no pasa desapercibido el enorme trabajo que hay por detrás.

Es una obra que ahonda en una realidad, que sin duda alguna está presente de manera fiel en la estética y en las dramaturgias de Arístides, la dictadura argentina. Sería prometedor ver la adaptación a nuestro contexto que también sufrió una dictadura enmascarada. Me sentí brevemente implicada con la obra, por el ayer de la persecución, la censura, la prohibición y hoy porque salen a la luz datos de secuestros de Estado y otros crímenes todavía por esclarecer. Pero aún percibí estar algo lejos y ajena de lo que veía con mi contexto. Salvo, si utilizaba mi imaginación para adaptarlo.

Sin embargo, es impresionante cómo el autor poetiza con todos los elementos; es una creación verdadera. Lo que tenemos frente a nuestros ojos son víctimas de un sistema que lograron hacer algo fantástico con lo ordinario y la violencia que sufrían.

¡Atención! Así como Panza y De la Mancha nos enseñaron, todos los domingos blindemos la razón. ¡Hasta la próxima amigos! (O)

@_Mercucio_

ojosecosec@gmail.com

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