En un jardín de bestias

Por Hernán Pérez Loose
11 de Mayo de 2014

Érik Larson (1954), escritor y periodista estadounidense autor de El jardín de lEl 8 de junio de 1933 William E. Dodd, un austero profesor de historia de la Universidad de Chicago, recibió una llamada telefónica en su oficina, la misma que cambiaría para siempre su vida. La llamada venía de la Casa Blanca. El presidente Franklin D. Roosevelt lo buscaba para proponerle que acepte el cargo de embajador de los Estados Unidos en Berlín.

Un mes más tarde, el 13 de julio de ese año, el flamante embajador Dodd y su familia llegarían a Hamburgo, y pocos días más tarde se instalarían en su despacho y residencia. Dodd no pertenecía a las élites de la costa del Este de los Estados Unidos que veía a la diplomacia como una extensión natural de su cómoda vida. De orígenes más bien humildes, Dodd había ganado su prestigio como un académico universitario, demócrata y liberal.

Los Dodd llegaron con grandes expectativas. Martha, la desinhibida hija del embajador, quedó seducida por la atmósfera vanguardista y alegre de Berlín de los años 30. En su castillo de fiestas, recepciones y amantes en los círculos del poder, Martha no tenía ojos para reconocer el abismo hacia el que caminaba Alemania.

En su obra, El jardín de las bestias (Planeta, 2014), Erik Larson (1954) reconstruye la traumática experiencia que vivieron los Dodd durante los años que vivieron en Berlín. Lo que parecían que eran aislados incidentes de violencia, terminó convirtiéndose en un laberinto de asesinatos, intrigas y conspiraciones.

Para ello, Larson utiliza como fuente las comunicaciones que Dodd envió a Washington durante su estadía en Berlín. En ellas puede observarse su creciente ansiedad por lo que él veía que estaba sucediendo en Alemania, y su frustración por la poca atención que él recibía con respecto a sus presagios de lo estaba por venir. Algo que lo llevó eventualmente a renunciar.

Otra fuente es el diario de Martha Dodd por el que nos enteramos no solo de sus amoríos con altos dirigentes alemanes, y su romance con Boris, un diplomático soviético, sino también los románticos y trágicos giros que tuvo su vida hasta su fallecimiento en Praga en 1990.

El nombre de la novela se deriva del famoso parque central de Berlín conocido como el Tiergarten, o parque de las bestias, y que originalmente fue un campo de caza de los electores de Brandemburgo. Pero en la Berlín de los años 30, alrededor de este parque también habitaban muchos de los altos oficiales nazis que terminaron actuando peor que las bestias del parque.

hernanpereloose@gmail.com

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