El nacimiento de un escritor

Por Hernán Pérez Loose
31 de Marzo de 2013

“El principal descubrimiento de mi investigación, aparte de sus catorce poemas inéditos y algunas fotografías desconocidas, son las tragedias que vivió García Márquez en Zipaquirá. Luego de que su primera novia perdió la vida a los 14 años, uno de sus compañeros murió de repente, el rector del liceo se suicidó y su profesor de gimnasia se mató en un accidente de moto”, así cuenta el periodista Gustavo Castro Caycedo sobre su reciente libro Gabo: cuatro años de soledad (ediciones B, Bogotá. 2013).

Cuándo y dónde nace un artista es un asunto tan difícil de detectar como arbitrario de decidir, especialmente si quien lo dice no es el propio artista. El autor del libro que comentamos cree tener la respuesta en el caso de Gabriel García Márquez. Para Castro Caycedo fueron los cuatro años que Gabo pasó en la mencionada ciudad de Zipaquirá, un municipio de Cundinamarca, antes de la terminación de sus estudios secundarios. (De hecho. el subtítulo del libro hace referencia a esta ciudad).

El autor, contemporáneo de García Márquez, vivía a pocas cuadras del lugar donde el futuro Nobel residió durante esos años, y, al decir de él, le tomó alrededor de quince años de investigación sacar a la luz estos cuatro años en la vida del escritor. La obra incluye más de 80 entrevistas con personas que tuvieron algún contacto con el Gabo de esa época, fotos, copias de manuscritos, direcciones, etcétera. Declarado por algunos como el “eslabón perdido” en la vida literaria de García Márquez, los cuatro años en Zipaquirá habrían marcado de manera definitiva su vocación literaria.

Aunque en general guardamos cierto escepticismo respecto de estos hallazgos en general, lo cierto es que el libro de Castro Caycedo sí provee al lector de abundante e interesante información sobre la vida de Gabo en esos años y un acogedor retrato de la vida de la Colombia rural de ese entonces. A la sazón el célebre escritor estaba concluyendo sus estudios de secundaria en un ambiente culturalmente relevante. (Un profesor que les leía de noche a los estudiantes obras universales, otro de música que les dictaba clases magistrales los sábados, etcétera)

Según Castro, dos personas jugaron entonces un papel clave. El uno fue su profesor de Historia, don Carlos Calderón, quien reconoció en el adolescente Gabo la madera de un escritor y le pidió que dejara las coplas de lado y comenzara a escribir en prosa, para lo que le prestó una máquina de escribir. La otra fue una señora manca, muy culta y con muchas relaciones con el establecimiento cultural de Bogotá con el cual ella lo conectó.

Pero fue también una época de experiencias profundas que dejarían una acentuada huella en el espíritu de uno de los grandes escritores del mundo.

hernanperezloose@gmail.com

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