El centenario de Pedro Jorge Vera
Yo era muy joven y él, un escritor mayor y reconocido que esa noche dialogaba sobre sus memorias en Barricaña. Ese café galería, que permanece hasta hoy al frente del parque del Centenario, se había convertido en el centro de la intelectualidad guayaquileña. En un espacio para el arte y la cultura. Y allí, Pedro Jorge Vera hablaba de Gracias a la vida (así tituló sus memorias) en el programa Miércoles literarios. Era noviembre de 1993.
Me atreví a hacerle una entrevista, a la que él accedió con gusto. Al parecer, le simpatizaba la gente joven. Desde la autoridad de sus 79 años, desde su larga trayectoria, que incluía también el periodismo, perdonaba cualquier atisbo de inexperiencia. “Pienso dejar la universidad porque deseo que los años que me queden de vida no estén regidos por horarios. Quiero hacer únicamente lo que se me antoje”, dijo. Por entonces, él ejercía el magisterio. Ya había ganado el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo.
Seis años más tarde falleció. Fue en 1999. Su viuda, la escritora Eugenia Viteri, esparció parte de las cenizas del escritor en el río Guayas. En ese río que amó, que fluía al pie de la ciudad donde nació en 1914 y en la que gestó sus inquietudes literarias y su ideología política (era un hombre de izquierda), bajo la influencia de figuras como Joaquín Gallegos Lara. “Yo fui a ver a Gallegos Lara para que me enseñara revolución, que era lo único que me interesaba a los 17 años de edad. Pero él consideró que yo tenía ciertas condiciones y me aconsejó que me dedicara a escribir. Es que Joaquín era un suscitador”, comentó en aquella entrevista.
El escritor se radicó en Quito, ciudad en la que transcurrió parte de su vida adulta y su trayectoria, que abarca cuentos, novelas, poesía, teatro y periodismo.
Este 2014 se cumplen los cien años del natalicio de Pedro Jorge Vera y en su homenaje este martes comenzará una feria de libros, organizada por la Universidad de Guayaquil, una apuesta loable. Una forma de recordar a este prolífico escritor, que desde la literatura retrató al Ecuador del siglo XX, y también de celebrar a la ciudad en sus fiestas. Es un reto para los organizadores estructurar una feria de libros que haga honor al nombre de feria. Que tenga libros. Que promueva un real encuentro entre escritores y lectores. Que busque hacer nuevos lectores o que siembre inquietudes por la lectura.
Durante estas jornadas se traerá a la memoria al autor de El pueblo soy yo, Los animales puros, Este furioso mundo, entre otras obras. “Me queda la satisfacción de haber escrito con mucha sinceridad, de haber mantenido contacto con algunos sectores del pueblo y de haber contribuido en un mínimo a concientizar a la gente”, dijo esa noche de noviembre de 1993. Así era Pedro Jorge Vera.