‘EE.UU. ya no innova’

20 de Marzo de 2016

Robert Gordon, economista de la Northwestern University.Así lo afirma el economista estadounidense Robert Gordon en una entrevista sobre un provocador libro de su autoría.

Los teléfonos de usos múltiples, las tabletas y otros aparatos de alta tecnología a los que nos hemos acostumbrado son innovaciones menores comparadas con las que hubo entre 1870 y 1970, afirma Robert Gordon en su libro The Rise and Fall of American Growth.

Cuesta pronosticar los progresos tecnológicos. ¿Por qué está tan convencido de que las futuras innovaciones transformadoras no arrojarán grandes beneficios en un futuro cercano?

La vida humana involucra distintas dimensiones y hemos alcanzado los límites en muchas necesidades básicas, como la alimentación y la ropa. También llegamos al límite en la velocidad del transporte. Ya no se maneja más rápido. De hecho, manejamos más lentamente que hace 50 años. Y en el aire tampoco somos más rápidos que hace medio siglo.

Pronostica que el crecimiento económico, que registró un promedio del 3% anual en la mayor parte de la posguerra, hasta la recesión, será la mitad de eso en los próximos 25 años. ¿Se podrán adaptar los estadounidenses?

Ya lo están haciendo. Una cantidad sin precedentes de gente joven está viviendo con sus padres. Se casan a una edad más avanzada. Esperan para tener sus propios hogares. Todos estos son síntomas de que por primera vez una generación de jóvenes no tendrá un nivel de vida superior al de sus padres.

Su libro documenta lo mucho que las innovaciones mejoraron los niveles de vida. Refleja que los estadounidenses son gente innovadora. ¿Eso no permite albergar esperanzas de que esa tendencia se mantendrá?

Lo que ocurre es que en 1870 había más oportunidades de inventar cosas. Teníamos el telégrafo y se enfocaron en tratar de incorporar la voz humana a la línea telegráfica. Poco después, Alexander Graham Bell se le adelantó por poco a un competidor llamado Elisha Grey e inventó el esperado teléfono.

La invención de los motores de combustión interna despejó el camino para cumplir el sueño de volar, porque a diferencia del motor a vapor, eran lo suficientemente livianos como para impulsar un par de alas con una velocidad suficiente como para despegar. Al poco tiempo había nacido la industria aeronáutica.

Los motores de combustión interna permitieron una cantidad de industrias nuevas. Viajes, moteles, supermercados, tiendas en gran escala en lugar de comercios pequeños en los que había que comprar todos los días.

Muchas de las oportunidades de la tercera revolución industrial, que es la de las computadoras y la digitalización, ya comenzaron a aflorar en las décadas del 70 y 80. Pero la falta de progresos (desde entonces) es palpable. Adondequiera que voy, veo tecnología que hace exactamente lo mismo que hace diez años.

Como dice en su libro, muchas de las invenciones de 1870 a 1970 necesitaron medio siglo para hacer realidad todo su potencial. El iPhone fue lanzado en el 2007. ¿No es demasiado pronto para decir que los teléfonos de usos múltiples no han sido transformadores?

Considero que esos teléfonos han agotado todo su potencial muy rápido. Todavía estamos en los albores de los sistemas de pago a través del teléfono. Dentro de diez años nos maravillaremos de que a esta altura teníamos que apelar a tarjetas de crédito.

Desde que surgieron los teléfonos de usos múltiples y todas sus aplicaciones, la productividad no ha subido. Hay gente que piensa que no tomamos en cuenta los beneficios de los teléfonos al medir la productividad y el PIB. Pero siempre hemos ignorado los beneficios de las nuevas invenciones. Pero en todo caso, las del pasado fueron mucho más transformadoras.

Mucha gente cree que los sueldos subirán si restringimos la inmigración. ¿Opina lo mismo?

No. Lo bueno de la inmigración es que es el antídoto más fuerte contra el envejecimiento de nuestra población. Los inmigrantes son gente joven y serán la fuente que necesitamos para financiar los planes jubilatorios y los programas de salud. Cuanta más inmigración, mejor. (I)

(El reportero de la agencia AP, especializado en economía, Josh Boak colaboró en esta nota editada).

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