Llenar los espacios: No significa ocuparlos

Por Mercucio
20 de Agosto de 2017

“...Es una sátira escrita por Darío Fo y Franca Rame, estrenada en 1983; una obra muy difícil de lograr... requiriendo de una complicidad casi mística de parte de los actores...”.

Pareja abierta con Montse Serra y Álex Cisneros.

Hace unos meses publiqué en mi cuenta de Twitter que sería valiente y un verdadero reto montar una obra de algún dramaturgo moderno, pensando que confundirían el concepto de “moderno”, pero me había equivocado.

La actriz y directora de teatro Montse Serra respondió al tuit para luego sorprendernos con la noticia del montaje de Pareja abierta, llevada a cabo en la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar. Ahí actuó junto con Álex Cisneros, bajo la dirección del prestigioso director y teórico Gianluca Barbadori.

Pareja abierta es una sátira escrita por Darío Fo y Franca Rame, estrenada en 1983; una obra muy difícil de lograr, ya que al ser una sátira y no una comedia, el humor muy sutil y burlesco, y requiriendo de una complicidad casi mística de parte de los actores, mira hacia alguna problemática político-social de peso pudiendo causar escozor. Pero acá en el intento de hacerlo comedia se hizo de la obra un circo vacío.

Contradictoriamente, el teatro grande en espacio le ha quedado chico a la obra, la que no pudo terminar de despegar debido a circunstancias que no alcanzo a entender, considerando que tanto director, actores, producción y teatro gozan de prestigio.

La obra va más allá del simple conflicto que viven las parejas: se trata de exponer contractualmente el mutuo acuerdo de salir y estar con otras personas, pero quien gozaría de todos estos derechos sería solo el hombre. Luego de que el marido ha concretado con todas sus amantes y además de promover una relación flexible de pareja, no tolerará en absoluto una única relación extraoficial por parte de su esposa.

La obra debía tener así dos momentos: el primero en que se mostraba a un hombre seguro de sí y a una mujer sufrida por las andanzas del marido. El segundo, a una mujer independiente y a un hombre abrumado por la pérdida, avergonzado completamente.

Pero en Pareja abierta versión ecuatoriana, la primera parte se colocó al hombre (desde la voz de la mujer) en el lugar del ridículo, cuando debió haber sido este quien con “seriedad”, pedantería y galantería se ubicara a sí mismo en esa posición, desbordando cinismo. Esto provocó que en el segundo tiempo de la obra donde es Antonia quien conoce a alguien, pierda fuerza, ya que el hombre siempre estuvo en una posición patética. Mientras tanto, los textos se decían demasiado rápido, muriendo a palabrazos.

Es una sátira con un guion duro, que requería actores muy atentos y que no cayeran en la comicidad corriente… una historia de amor que no fue para nada una de humor.

La obra es clave para entender en dónde radica la falsa masculinidad y el declive de esta por una revelación de lo femenino, que da paso al hombre monstruo que acusa a la mujer, que le ha puesto el dedo en la llaga de sus excesos. El hombre enloquece con un poco de su propio chocolate propiciado por la mujer.

Pareja abierta habla de la aún vigente “liberación sexual” masculina estando en pareja, es decir, del hombre egoísta que engaña a su mujer, pero que no soportaría que esta pueda estar con otra persona convirtiendo así a su esposa en nada más que en su madre; trabajo que quedaría para los psicoanalistas, referenciado satíricamente por Darío Fo.

Incomprensible, apurada, desfasada y un ring de box en la mitad del escenario sin boxeadores ni árbitro, que pretendía llenar algo que no fue suficiente con la presencia de los actores o texto. En el final cualquier cosa y la entrada innecesaria a escena (al ring) de un actor invitado, que bien pudo haber sido solo una voz en off. (O)

ojosecosec@gmail.com

@_Mercucio_

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