El gusto musical: ¿Se lo puede moldear?
Muchos padres intentan formar los gustos musicales de sus hijos. ¿Pero es un esfuerzo condenado al fracaso, o peor, hará que los niños odien la música que sus padres aman y amen la que odian?
Podría ser algo así: si a los bisabuelos les gusta la música clásica (Mahler), a los abuelos el jazz (Ellington) y a los padres el rock (Queen), los hijos podrían ser expertos en Gangnam Style, del rapero surcoreano PSY.
Aunque sea solo por los largos viajes en auto, a los padres les interesa compartir gustos musicales con sus hijos. “Cada padre quiere que su hijo sea hincha de su equipo de fútbol”, dice Jeremy Summerly, director de orquesta británico y catedrático en la Real Academia de Música. “Y me imagino que todos los padres tienen un deseo innato de que su hijo disfrute de la misma música que ellos”.
Pero los tiempos cambian. “El tipo de música que gustaba al padre puede haber pasado de moda para cuando el hijo tenga su edad”, afirma. Por esto está pasando Tom Hodgkinson, escritor satírico y autor de “The Idle Parent” (El padre despreocupado). “Por un tiempo, mi esposa y los niños, tomamos lecciones de piano. Ahora mi hijo toca el ukelele por toda la casa. También tiene una banda llamada Purple Inferno”.
“A veces voy conduciendo y le pregunto a Arthur, mi hijo de 12 años, si conoce los dos primeros álbumes de Red Hot Chili Peppers, y él los descarga y los escucha en el auto”. “El otro día lo escuché tocar el bajo de “God Save the Queen” –la canción de Sex Pistols, no el himno nacional– y me sentí complacido. Pensé ‘ese es mi hijo’”.
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