White Snow: Visión provocadora y polémica

07 de Julio de 2013
  • El artista Paul McCarthy (centro con corbata) junto con los personajes que forman parte de White Snow.
  • McCarthy es conocido por su crudo y visceral trabajo que ha tomado forma en una amplia variedad de medios. En la instalación se pueden ver a varias Blancanieves.
  • Paul McCarthy personifica a Walt Disney en White Snow.

El artista estadounidense Paul McCarthy expone en el Park Avenue Armory de Nueva York su monumental obra White Snow, una mirada pop al sueño americano a través de algunos de los icónicos personajes de Disney.

Transgresor, audaz, irreverente, genial, controversial son algunos de los apelativos usados para describir al artista Paul McCarthy, quien exhibe desde el 14 de junio hasta el 4 de agosto White Snow (WS), en el Park Avenue Armory de Nueva York, su obra más monumental levantada en 55.000 metros cuadrados.

Para ello ha pedido la colaboración de su hijo Damon McCarthy, para construir un ‘espectáculo’ que entreteje un bosque fantástico y una casa de tres cuartos (la cual recrea a escala el modelo de la casa de la infancia de McCarthy) con proyecciones de video multicanal, para sumergir a los visitantes en un mundo de fantasía y depravación, ya que el video muestra a Blancanieves “desnuda cubierta de chocolate, dando vueltas en la cocina, mientras McCarthy (que personifica a Walt Disney) aparece, a veces desnudo o con los pantalones abajo”, comentan en Facebook quienes han podido acudir a la muestra.

Datos

La instalación White Snow se levanta sobre 55.000
metros cuadrados en el Armory

McCarthy, un artista obsesionado con la cultura pop, aplica su firma y su ingenio irreverente a los mitos e íconos americanos en WS, el pináculo de su producción creativa. Y añade un toque de malicia a sujetos que han sido tradicionalmente venerados por su inocencia o pureza.

Para ellos, McCarthy teje un enorme bosque fantástico de grandes árboles, con proyecciones de video grotescas de personajes que juegan fuera de su propio drama de cuento de hadas. Alrededor de la instalación, proyecciones de video a gran escala cuentan con escenas de un subversivo y explícito cuento de hadas alternativo en el que el personaje de McCarthy aparece como una amalgama de sí mismo y de los arquetipos de un productor de cine, artista, padre y otros papeles.

“Muchas de mis obras tratan sobre la violencia familiar, el abuso, la opresión y la dominación. La más frecuente es la relacionada con los niños. Sin embargo, no ilustro literalmente estos temas en mi trabajo, sino que, más bien, son asuntos que se evocan de un modo indirecto”. Pero en sus actuaciones a menudo utiliza su propio cuerpo como un objeto. Hacia fines de los años 70 estaba más interesado en lo específico. “Mis performances se orientaban hacia la realidad; después me interesé por la confusión entre la realidad y la ilusión. Comprendí que la necesidad de generar violencia, la necesidad de la violencia física no correspondía a una realización específica. Me fui interesando cada vez más en representarla”, dice McCarthy en una entrevista en www.armoryonpark.org.

Para los especialistas, se trata de “un audaz comentario social que satiriza el sueño americano y sus preciados íconos, bombardeando al espectador con una sobrecarga sensorial de imágenes escatológicas, sexuales y violentas, cuyo resultado visceral convierte la experiencia en una inmersión satírica de uno de los artistas más influyentes e importantes de nuestra generación”.

Para otros, el trabajo del artista trata de causar escándalo. McCarthy comenta: “No me interesa la simple idea de escandalizar. Intento crear imágenes que resulten evocadoras. Para que puedan existir, el público debe mostrar preocupación. Pero sí, tengo un cierto problema con el término escandalizar. Cuando planeo alguna de mis representaciones, jamás pienso en que puedan escandalizar a la gente. Hay ocasiones en que sucede lo contrario. Me escandaliza que algunas personas se escandalicen. Cuando menciono algún tabú, como el arquetipo del padre y el bestialismo en Garden (Jardín), no intento romper el tabú, sino resaltarlo. Existen distintos niveles de reacción en función del individuo. A algunos les ofende y a otros les hace reflexionar. Las piezas no funcionan de la misma manera, aunque estoy menos interesado en la gente que pueda sentirse escandalizada y más en aquellos que estén dispuestos a pensar”.

El edificio del Armory (arsenal) fue construido por el prestigioso Séptimo Regimiento del Estado de Nueva York de la Guardia Nacional, la primera milicia de voluntarios para responder al llamado del presidente Lincoln para las tropas en 1861.

Según Alex Poots, el director artístico de la Armería (lugar donde se expone la instalación), “WS es una verdadera obra de arte total. Es una creación abrumadora nacida del cuento original de los hermanos Grimm y de las interpretaciones populares posteriores que se hicieron símbolos perdurables estadounidenses en el siglo XX. Va mucho más allá de los confines de la historia, explora las vastas y, a veces, penosas esquinas oscuras de la psique humana”.

Recorrido breve

Lo primero que se ve al entrar en la sala de exposición es un bosque artificial enorme lleno de altos árboles de unos nueve metros, imponentes y coloridos, con flores de gran tamaño que se extienden a través de un paisaje exuberante. Ubicada en el centro de la instalación, una casa amarilla de estilo rancho donde se filmaron las actuaciones para el video del proyecto, según consta en el material de prensa de la Armería.

“Mi trabajo cuestiona el abuso de poder, que a menudo tiene una conexión con el dinero. Ahora mis obras circulan entre los ricos y entre las instituciones dominadas por ellos. Irónico. Sin embargo, comparado con una producción cinematográfica, mi arte no cuesta tanto. ¿Qué si me siento a gusto vendiendo mis creaciones a los millonarios? Eso depende de sus objetivos, de lo que hacen con su dinero y la manera en que lo obtienen. El tema no es nuevo. Los artistas, durante el Renacimiento, trabajaron para la Iglesia. La situación ahora resulta muy ambigua, aunque espero que la tecnología sea capaz de liberar la comunicación casi totalmente. Para el arte, internet es una plataforma global que le otorga mayor poder”, resalta McCarthy.

Mientras se avanza, una forma retorcida de Blancanieves se encuentra desnuda en una alfombra sucia, con lo que parece ser sangre en la cara, pero un frasco de Hershey desechado en un sofá proporciona la evidencia real. Walt-Pablo (el personaje del autor) se desploma con un personaje de dibujos animados que sobresale de su boca abierta. Moviéndose a través del espacio, la instalación ofrecerá pistas que se presentan en las imágenes proyectadas.

Sin duda, McCarthy ha dado de qué hablar a lo largo de su carrera, por el simple hecho de abordar temas tabús como son el cuerpo, sexualidad y ritos de iniciación, causando una gran polémica, pues estos no son los únicos temas que aborda en sus obras, sino que también utiliza la familia, la violencia y disfunción de hogares. “Mi trabajo no es una manifestación violenta. Trata sobre una violencia ficticia, del tipo que se puede ver en las películas. Empleo los mismos trucos, por ejemplo, las prótesis de plástico o una mano artificial”, lo cual el artista justifica diciendo que estos recursos grotescos causan dudas al público sobre su trabajo, “ya que ve una imagen absurda y violenta sin saber qué postura tomar, pues no sabe si reírse de la broma sarcástica o sentirse incómodo por el aspecto brutal que le causa gracia”, dice el artista nacido en 1945 en Salt Lake City, Utah.

¿Quién es Paul McCarthy?

No solo es considerado uno de los artistas más importantes del panorama internacional, sino que es, además, uno de los principales responsables de una parte importante de la producción artística realizada en la costa oeste de Estados Unidos. Porque McCarthy es, junto con otros artistas como Mike Kelley o Jason Rhoades, con quienes ha realizado numerosas colaboraciones, uno de los grandes animadores de esa factoría de artistas salidos de la Universidad de California (UCLA), en la que también es profesor.

“Un artista de vital importancia para el arte conceptual”, dice el New York Times. McCarthy proviene de una generación de artistas que respondieron al minimalismo y al arte conceptual de la década del sesenta desarrollando una aproximación que buscaba reintegrar la conexión entre la actividad artística y la realidad social.

Es para algunos especialistas “un lúcido analista de la sociedad de su país, sus medios de comunicación enloquecidos y su orientación al consumismo”.

Su trabajo es fácilmente reconocible. Videoinstalaciones grandilocuentes con canales diversos y enormes esculturas, a menudo inflables, que inciden en las particularidades de la cultura popular contemporánea.

Muchas de sus obras son dardos críticos hacia la televisión y la publicidad, y a menudo utiliza técnicas narrativas y lenguajes sacados de los mundos de Disney y Hollywood. Como ejemplo, las grandes esculturas que dispuso en la explanada exterior de la Tate Modern londinense en el 2003: dos grandes cuerpos, uno de ellos de Pinocho, de unos diez metros de altura.

Paul McCarthy introduce todas estas cuestiones en el ámbito de la familia, la educación y, en definitiva, en el contexto de una cultura que pierde progresivamente sus valores. No es de extrañar, por tanto, que gran parte de su trabajo esté enraizado en la sociedad norteamericana, hacia la que es, en ocasiones, especialmente crítico. (A.C.J.)

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