Temporada de risas

03 de Mayo de 2015
Diana J. León

Se levanta el telón del Teatro Sánchez Aguilar con la comedia francesa La cena de los idiotas, dirigida por Marcelino Duffau.

Se organizan reuniones con los amigos por muchas razones: celebrar un acontecimiento especial o simplemente para ponerse al día con sus problemas o inquietudes.

Pero las intenciones de este grupo de compañeros no son tan positivas. Sus encuentros nocturnos tienen el objetivo de divertirlos, pero a costa de sus invitados.

Esta es la mecánica: cada uno de ellos debe llevar, la noche acordada, al personaje más ‘idiota’ que haya conocido y, el que resulte ganador, recibe los halagos y las felicitaciones de los demás.

Pedro Barrantes quiere ser el triunfador, por supuesto, y ya ha elegido a Francisco Pignon como acompañante a la cena. Está seguro de que se llevará todos los aplausos, pues su invitado tiene una habilidad especial: es capaz de construir, valiéndose de fósforos, cualquier famosa estructura arquitectónica. Es, por decirlo de alguna manera, un nerd.

Todo está listo para esa noche pero su cuerpo lo traiciona. Un intenso dolor en la espalda le impide a Pedro salir de su casa y desiste de su plan maestro hasta recuperarse de su dolor. Pero Pignon no se entera del cambio de planes a tiempo y aparece en la puerta de su casa.

Lo que ocurre a continuación con estos, y otros personajes, desatará las risa del público, pero también los llevará a meditar. “Es una comedia francesa divertida con una particularidad: uno se ríe pero reflexiona”, comenta Marcelino Duffau, director uruguayo invitado por la dirección artística del Teatro Sánchez Aguilar para dirigir la obra. “No es una comedia frívola, es una comedia con contenido”, agrega.

Aunque el dramaturgo Francis Veber situó su trama en París, la versión que se verá sobre este escenario ha sido adaptada localmente. “Se quitó todo lo francés, se la pasó al habla ecuatoriano y sus modismos”, explica. “El público no verá una obra francesa puesta en París. El objetivo es que el espectador sienta que estos personajes son cercanos, de su barrio. Es una forma de acercarlo al público”.

La traducción oficial al español fue realizada por Federico González Del Pino y Fernando Masllorens.

Duffau está en la ciudad encabezando este proyecto teatral junto a su esposa, Ana Arróspide, escenógrafa y vestuarista, ganadora de dos premios Florencio Sánchez, otorgados por la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay.

“Una vez propuesto el texto, trabajé en Montevideo (Uruguay) para mandar vía internet toda la maqueta, los dibujos y las posibilidades de la puesta en escena y del vestuario como asesora, no como realizadora”, dice Ana, quien confía plenamente en el equipo local para la producción de la obra.

Bajo la dirección de Duffau están los actores Xavier Pimentel (Pedro Barrantes), Marcelo Gálvez (Francisco Pignon) y Leandro Mateus (Ledesma). Los acompañan Érika Vélez (Marlene), Luciana Grassi (Cristina), Bernardo Menéndez (García) y Pepe Sánchez (Dr. Ayala).

Este grupo se reúne en una sala del teatro todas las tardes para ensayar y llego al final de una de sus sesiones para entrevistar a algunos de sus personajes.

Tras conversar con el director y su esposa (debo ser breve porque Ana debe prepararse para dictar el taller Laboratorio de Vestuario y Escenografía, que empieza en unos minutos), mi siguiente entrevista es con Xavier Pimentel, la figura televisiva que prepara su debut en el escenario teatral.

Durante toda la conversación no oculta su entusiasmo por participar en este proyecto, el cual, asegura, no estaba en sus planes inmediatos. “Nunca tuve la oportunidad de hacer teatro. Quizás se debió a la falta de disciplina y... ¡al pánico! ¡Sí da miedo!”, exclama. Pero fueron las coincidencias que encontró con su personaje, al leer el guion, lo que hizo que aceptara interpretarlo.

“La primera línea describía a Pierre, entrando con una lumbalgia. Y yo sufrí, durante dos años, de hernia lumbar y tuve que operarme y hacer rehabilitación y fue un momento terrible por el dolor y el tratamiento”, comenta. “Es el personaje que siempre quise interpretar. Me alegra que la primera vez que hago teatro sea comedia, con un sujeto lleno de sarcasmo e ironía”.

Estos no son los únicos rasgos de Pedro. El actor lo describe como un hombre lleno de defectos: egoísta, oportunista, deshonesto, que siempre busca conseguir lo que quiere. “Me considero un novato pero me he enfrentado a este proyecto rodeado de un equipo impresionante”, dice.

Para el actor Marcelo Gálvez, el formar parte de esta puesta en escena es “un sueño realizado”. Confiesa que es una de las obras que anhelaba protagonizar y no dudó en sumarse. “Es un equipo en el que se ha juntado una gran carga de talento y una gran química, desde el primer día. Es una fiesta cotidiana”, comenta. “Creo que contamos con un público maduro que sabrá disfrutar de esta deliciosa comedia. Nos hará reír durante hora y media pero también nos permitirá explorar la condición humana. Es una radiografía de la sociedad”.

La invitación está hecha y ellos lo estarán esperando. Vista su mejor traje, traiga su invitado y prepárese para reír en esta mesa. (I)

Información: La obra se estrena el 7 de mayo a las 20:30. Tiene una duración de 90 minutos y las entradas cuestan: $ 22, $ 33, $ 45 y $ 55. A la venta en boleterías del teatro y Ticketshow. La última función será el 24 de mayo a las 19:30.

 

 

EL DRAMATURGO: Francis veber

Considerado un importante guionista, director y dramaturgo francés. Veber, quien actualmente tiene 77 años, proviene de una familia vinculada a las letras y al escenario.

Es sobrino nieto de Tristan Bernard, novelista, nieto de Pierre Veber, dramaturgo y autor humorístico y sobrino de Serge Veber, guionista y libretista de opereta. Su hijo, Jean Veber, también es actor, guionista y realizador, graduado de la Universidad de Santa Mónica, Los Ángeles.

Francis escribió su primera comedia musical junto a Jacques Martin, en los sesenta y se tituló Petit Patapon, pero fue un fracaso. Continuó trabajando y logró destacarse con Le Grand Blond avec une chaussure noire (1972), historia que tuvo una versión estadounidense protagonizada por Tom Hanks bajo el título The Man with One Red Shoe (1985).

Otros reconocimientos a nivel mundial llegaron con Le Dîner de cons (La cena de los idiotas). Esta pieza teatral se estrenó en septiembre de 1993 en el Teatro de Variedades en París. La protagonizó Jacques Villeret en el rol de François Pignon. El papel de Pierre Brochant se dividió entre los actores Claude Brasseur y Michel Roux.

El cine francés realizó su adaptación en 1998.

El filme fue nominado a seis premios César, ceremonia organizada por la Academia de las Artes y Técnicas del Cine de Francia. Obtuvo tres de estos galardones: Mejor actor (Jacques Villeret), mejor actor de reparto (Daniel Prévost) y mejor guion (Francis Veber).

En el 2010, Hollywood realizó su propia versión de la cinta con los actores Steve Carell y Paul Rudd, como protagonistas. Se tituló Dinner for Schmucks.

François Pignon, nombre de uno de los protagonistas de esta obra, es usado también por el autor en otros de sus escritos. Aparece en L’emmerdeur (1973), Les Fugitifs (1986), Le Placard (2001), entre algunas otras. Otro nombre muy usado por Veber en sus obras es François Perrin. (I)

 

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