¿Se trata solo de curvas?

15 de Julio de 2018
  • Elenco de Las mujeres de verdad tienen curvas: Verónica Pinzón (i), Andrea Gálvez, Tábata Gálvez, Doménica Cevallos y Anna Passeri. Fotos: Cortesía
  • Santiago Sueiras, director teatral
Diana J. León

¿Cuál es esa parte de su cuerpo que lo avergüenza, que oculta o que quisiera “mejorar”? Cinco mujeres se atreven a subir a la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar para enfrentar sus inseguridades con humor.

 

Todos tenemos algo que no nos gusta de nuestro cuerpo, que nos acompleja, que preferimos no mostrar o disimular. Pero se sabe que la mayor parte de las mujeres sufrimos por los números que marca la balanza cuando nos paramos sobre ella. O el peso es muy bajo y sentimos que “nos falta cuerpo” o de repente los números suben, suben y suben y, cuando finalmente, se detienen, se escucha un grito muy común que todas conocemos: ¡Estoy gorda!

Pero en la vida, como en la ficción, las mujeres existimos en muchas tallas y la sala principal del Teatro Sánchez Aguilar ha sido uno de los espacios culturales para demostrarlo.

Más de un año después de que Santiago Carpio y Shany Nadan subieran al escenario a intentar recrear la mujer perfecta, la de los sueños del protagonista de la obra Te quiero, muñeca (2017), el director español Santiago Sueiras cuestiona nuevamente, y también con mucho humor, el estereotipo femenino con Las mujeres de verdad tienen curvas. “El público se divertirá mucho, pero, sobre todo, verá que son personajes que transmiten verdad, emoción, ternura, corazón y diversión, de una manera muy cercana, creíble y entrañable. Son mujeres con problemas pero que saben enfrentarlos desde la dignidad y el humor”, dice Sueiras quien produjo esta misma pieza en España, en 2006, durante una gira que recorrió varios teatros de ese país.

La obra nace del libro Real Women Curves escrito en inglés, por la autora y dramaturga mexicana, Josefina López, que inspiró también, en 2002, la película protagonizada por América Ferrara (Ugly Betty).

“La obra habla de tres temas que me parecen fundamentales: El derecho de las mujeres a estar orgullosas de sus cuerpos, que los inmigrantes son personas y hay que tratarlos como tal y, por último, el derecho de las nuevas generaciones a decidir que no quiero hacer lo mismo que mi mamá, a diseñar su propia vida.

Todos, tratados con una gran sensibilidad y humor”, detalla el director.

En un taller clandestino

Una sala de ensayos con grandes ventanales que se asoman a la avenida 9 de Octubre de Guayaquil simula ser un taller de costura oculto entre las calles de Nueva York (EE.UU.).

Allí, durante una tarde de junio, cinco actrices dan vida a cinco mujeres ecuatorianas que enfrentan los desafíos de haber dejado su país natal. Solo que lo hacen de distintas maneras. Ya saben, cada mujer guarda sus propias preocupaciones.

La descripción de este matriarcado empieza con Carmen (Tábata Gálvez), madre de Estela (Anna Passeri), la dueña de la factoría donde su hermana menor, Ana (Verónica Pinzón), solo siente la obligación y necesidad de trabajar. Junto a ellas, está Rosalí (Doménica Cevallos), la buena amiga de todas y la mejor trabajadora del taller y también Pancha (Andrea Gálvez), quien, a través de una actitud hostil, disfraza su dolor.

“La trama es muy completa. Sales con una sensación de amor propio, maravillosa. ¡A mí me gustaría sentarme a ver la obra! Pero obviamente no puedo”, dice entre risas Andrea Gálvez, sobrina de la reconocida actriz Tábata Gálvez (Soltero sin compromiso).

“Mi personaje es lo más delicioso que he tenido la oportunidad de hacer en toda mi carrera”, agrega Tábata. “No me equivoqué en aceptarlo, porque además he encontrado mucho compañerismo. Ha sido una bendición para mí, llegar a formar parte de este elenco”.

Ese ambiente de confianza les permite también compartir sus miedos y expectativas por este montaje. “Yo soy más cantante que actriz”, reconoce Passeri. “Y para mí ha sido un reto muy grande llegar a la talla de estas grandes actrices”.

“Yo estoy comenzando con mi carrera y todo es nuevo para mí. Hay muchas barreras que se están rompiendo y, nosotras mismas hemos tenido que trabajar en quitarnos los miedos que tenemos como seres humanos, para que nuestros personajes puedan demostrar esa valentía al público”, enfatiza Doménica.

Amarse. Y también al otro

De acuerdo con la actriz Verónica Pinzón (quien acaba de cerrar una temporada de El Cíclope y otras rarezas de amor, con la dirección de Ignasi Vidal) la temática de las inseguridades es muy amplia: “No solo es el tema de ser gorda, flaca, alta, baja, fea o bonita, sino que toda persona puede tener cualquier tipo de complejo. Y el mensaje es ámate tal y como eres, disfruta de la vida”.

La aceptación, estima y alegría que manifiesta este grupo de actrices, no se limita ellas o se proyecta solo a sus colegas femeninos detrás del telón.

Una mujer que ha aprendido a amar sus curvas, también valora el trabajo en equipo. Por eso, aplauden el talento de su director, Santiago y de su asistente de dirección, David Morejón, en quienes se apoyan constantemente. “Juntos, Santiago y David, son un dúo fantástico”.

Funciones: Del 19 de julio al 5 de agosto. Entradas: $ 20, $ 30 y $ 45. Más: @teatrosancheza (Instagram)

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