Residencia 103M: Creación a la vista de todos

11 de Septiembre de 2016
  • Desde la izq. De pie: Harold Maridueña, Leandro Pesántez, Andrea Vivi Ramírez, Dayana Parrales, Ricardo González, Jimmy Lara y Saidel Brito. Sentados: Jorge Morocho y Xavier Coronel.
  • Dayana Parrales reproduce haces de luz.
  • Xavier Coronel interviene fotografías de playas.
  • Leandro Pesántez trabaja con residuos textiles de las lavadoras y sus pigmentos.
  • La Residencia 103M tiene tres meses de duración, enfocada a la creación de la obra personal.
  • La Residencia 103M tiene tres meses de duración, enfocada a la creación de la obra personal.
  • Andrea Vivi Ramírez trabaja bordando sobre lienzo.
  • 38 alumnos de la Universidad de las Artes participan en este proyecto de la clase Poética Pictóricas 2.
  • Algunos trabajan con lenguajes más convencionales como el óleo y el acrílico, pero también se usan otros materiales como el cemento y el papel.
Fotos: Francisco Verni

Alumnos de la Universidad de las Artes han convertido un espacio de exposición de la ciudad en su taller. Usted podrá verlos trabajar hasta el 17 de septiembre.

Su musa no los encuentra a solas. O en el secreto de un taller aislado del ruido y de la gente.

En esta ocasión, la creación de estos artistas se alimenta del público, de las conversaciones, del intercambio de ideas. 38 estudiantes de la Universidad de las Artes trasladaron sus talleres a las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo (MAAC) para visibilizar su proceso creativo a todos los visitantes.

Esa estrategia pedagógica fue propuesta por el artista cubano Saidel Brito, maestro de la clase Poéticas Pictóricas II. “El objetivo de esta materia es el desarrollo de la obra personal de los estudiantes, que de alguna forma esté conectada con la pintura, no necesariamente con una clase de técnica de pintura. Lo más importante es que se desarrollen procesos creativos que reflexionen sobre la pintura”, explica el académico.

Bajo este planteamiento, las posibilidades de creación se amplían y las técnicas empleadas se vuelven diversas. “Hay estudiantes que están trabajando con lenguajes más tradicionales como acrílico, óleo, acuarela, hasta materiales menos comunes en el mundo del arte: cemento, tela, papel, luz, arcilla, cerámica. La clase propone que exista esa posibilidad de expandir la misma noción de pintura”, enfatiza.

¿Los visitantes interrumpen? Para nada, asegura el docente. “Se le transfiere protagonismo al público, el artista necesita de ese diálogo. Es romper el mito de que el artista tiene que estar tras bastidores, en un momento casi que divino, esperando la inspiración que llegará en algún momento, si no compartir el arte como un proceso muy laborioso y disciplinado”.

Quienes deseen visitarlos, podrán hacerlo hasta el 17 de septiembre de martes a viernes (de 10:00 a 19:00); y los sábados y domingos (de 10:00 a 16.00).

Múltiples exposiciones

Tras la clausura del taller el sábado 17 de septiembre, cada artista tendrá su exposición individual en diversos escenarios de la ciudad. “Algunos no convencionales del arte como callejones”, advierte Brito. “De esa forma el museo se atomiza por toda la ciudad, todo Guayaquil se convierte en un gran museo, el MAAC se expande”. Esta serie de exposiciones personales arrancarán desde el 20 de septiembre.

Residencia 103M

¿Por qué ese nombre? Residencia, dice Brito, engloba el concepto de producir arte de forma colectiva en un espacio de trabajo determinado. “Un espacio de reflexión que se instala de forma grupal y de análisis del propio arte. Y el nombre (103M) nace del nombre del aula de la U. de las Artes donde se cuajó la idea del proyecto”. El concepto de residencia es muy común y conocido en el ámbito profesional pero no se aplica a lo académico, por eso, fue un riesgo y un desafío.

Creatividad multiplicada

La temática de su trabajo es dispuesta por cada artista, según sus propias inquietudes.

Dayana Parrales, por ejemplo, usa pintura de látex sobre cartulina esmaltada para reproducir haces de luz (las formas que se generan en el pavimento por el paso de la luz a través de las hojas de los árboles); Leandro Pesantez crea sus obras a partir de los residuos textiles de las lavadoras y sus pigmentos (obtuvo este elemento recorriendo a pie varios lugares). Sus piezas alcanzan varias dimensiones.

Xavier Coronel se inspira en fotografías de balnearios. “Fotografías viejas, algunas que he tomado yo mismo de Playas, Canoa, Bahía de Caráquez, Punta Blanca, etcétera. Para luego empezar a intervenirla y manipularlas como en un sueño, cuando uno recuerda un espacio y es ese lugar, pero al mismo tiempo no lo es porque empiezo a cambiarlo con elementos de ciencia ficción y de terror”, comenta.

Jimmy Lara, ganador del Salón de Julio en 2012, extrae químicamente los pigmentos de fotografías impresas (imágenes de contextos sociales) que luego introduce en tubos capilares. “Me interesa dialogar con la abstracción geométrica y lo orgánico que está dentro del contenido”.

Andrea Vivi Ramírez trabaja bordado sobre lienzo. Usa un hilo de 3 hebras tinturado (“eso hace que quede más sólido y al bordarlo, se obtiene una textura semicircular). Borda figuras abstractas, como las islas de espuma que se forman al lavar la ropa.

En la residencia también participa Jorge Morocho Ibarra, ganador del Salón de Julio dos años consecutivos. Este año su obra ganadora la trabajó en óleo sobre lienzo y se inspiró en el funeral del cantante de soul Otis Redding. En 2015, ganó el primer lugar con Los dientes de Chet B, un tríptico en tonos opacos que luego enmarcó en vidrio.

Durante la residencia mantiene su técnica de óleo sobre lienzo y produce 6 piezas que forman parte de una exposición individual en la que venía trabajando antes de la clase. “Es un expo que se configura a través de las imágenes de ciertas películas de Yasujiro Ozu y la inserción de ciertos íconos del soul. “La experiencia de la residencia ha sido buena porque de alguna manera nos hace traer la vuelta nuestros procesos individuales a la crítica colectiva entre compañeros y profesores”, comenta. “Y eso es bastante refrescante para la obra”. (D.L.) (I)

Se le transfiere protagonismo al público; el artista necesita de ese diálogo. Es romper el mito de que el artista tiene que estar tras bastidores, en un momento casi divino, esperando la inspiración”, Saidel Brito.

Más: www.uartes.edu.ec/103m

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