El arte de la fotografía submarina

26 de Agosto de 2012

Los flashes de los especialistas se sumergen para captar la belleza de las zambullidas de los atletas durante los Juegos Olímpicos realizados en Londres.

Cuando Al Bello batallaba para meter el delgado cuerpo en el traje para bucear, parecía que tomar las fotografías tenía que ser la parte fácil. Bello se puso la camiseta negra pegada al cuerpo por encima de los hombros, jaló los pantalones cortos más cerca de las rodillas y se ajustó las correas de un pesado tanque. Se colocó el visor en la cabeza rapada y aletas en los pies, desde la orilla, se lanzó de espaldas a la piscina olímpica, donde pasó más tiempo durante los Juegos que Michael Phelps o Ryan Lochte.

Una cámara fue colocada en el fondo, a tres metros, con el lente protegido por un domo de vidrio transparente del tamaño de un bol para mezclar. Bello (44 años), originario de Brooklyn, fotógrafo ganador de un premio por Getty Images, la puso ahí una semana antes de los Juegos Olímpicos Londres 2012.

Él y sus colegas, Clive Rose y Adam Pretty, revisaron la cámara todos los días –a veces, más de una vez– para cambiarle la batería o la posición y ajustar las conexiones a la placa metálica que la mantuvo en el fondo de la alberca.

Los fotógrafos de deportes que hacen tomas submarinas solían aguantar la respiración para hacer esos ajustes; hoy, muchos, incluidos Bello, Rose y Pretty, son buzos certificados. Eso les ha dado la comodidad de tener más tiempo bajo el agua para perfeccionar el arte de capturar desde abajo a los mejores nadadores del mundo. Sin embargo, también conllevó una vista extraña cada noche en el Centro Acuático de Londres: un arrecife de vidrio y plástico, compuesto por 10 cámaras y un pelotón de buzos que se metían a la piscina poco después de la última competencia para atenderlas.

“Es bueno que visualices lo que quieres. Tienes que ver abajo y ver el techo o una piscina despejada, sin nadadores, y solo pensar en ti mismo: esto es lo que va a pasar, aquí es donde el nadador va a caer, aquí es donde podría haber un reflejo, este podría ser un buen ángulo donde el nadador podría aparecer en tu fotografía”, dijo Bello.

Vivencias

Se pueden obtener tomas de natación de millones de dólares con equipo de unos $ 30.000, pero se requiere mucho temple y un poco de suerte para crear algo memorable.

Cuando Heinz Kluetmeier de Sports Illustrated hizo una serie de tomas de Michael Phelps, el momento en que alcanzó al serbio Milorad Cavic en los metros finales de la competencia de 100 metros mariposa en Beijing en el 2008, las fotos, por sí mismas, se convirtieron en noticia. La tensión del avance de Cavic, cuadro por cuadro, quien iba delante de Phelps; este dando una última brazada mientras aquel se deslizaba; las manos que se extendían desesperadamente para alcanzar la orilla; todo quedó tan dramático como fue el final en vivo.

La imagen de cuatro grupos de puntas de dedos doblados hacia atrás contra los cojines de la meta provocaron la protesta serbia por lo que instantáneamente se convirtió en una cinta Zapruder acuática. Kluetmeier, de 69 años, la donó al Salón de la Fama de la Natación Internacional, el cual vende copias. “Periodísticamente hablando, fue la mejor foto de natación que se haya tomado alguna vez en unos Juegos Olímpicos”, dijo Kluetmeier.

Vaya que sí sabe. Fue el primero en colocar una cámara en el fondo de una piscina, en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

No todos pueden. Había una lista de espera para unirse a servicios de cable como Getty y Xinhua, la agencia de noticias paraestatal de China, así como a revistas como Sports Illustrated, en el fondo de la piscina.

Tienes que ver abajo y ver el techo o una piscina despejada, sin nadadores, y solo pensar en ti mismo: esto es lo que va a pasar, aquí es donde el nadador va a caer, este podría ser un buen ángulo...”.
Al Bello, fotógrafo

La preparación lo es todo. Cada cámara tiene que colocarse para estar enfocada en una carrera en particular, o quizá en dos carriles donde se espera un final cerrado. A veces, una cámara estará ahí todo el día esperando a un nadador en especial para que entre a cuadro salpicando.

Usan un disparador manual para operar el obturador. Está conectado a la cámara mediante un cable en el fondo de la piscina. Ahora que son digitales, se pueden ver las imágenes en una computadora portátil casi tan pronto como se toman.

Los fotógrafos dicen que son varias las cosas que pueden salir mal bajo el agua: la caja protectora puede tener filtraciones, los cables pueden mojarse o hacer corto, o se pueden acabar las baterías. Si ocurre algún problema, se puede perder la sesión de todo un día. Y siempre existe la posibilidad de que un competidor choque con la cámara, o la patee y la cambie de posición.

Bello, Rose y Pretty compartieron los deberes del buceo y el control para operar la cámara, turnándose un día a la vez. Cada uno tiene su propia visión de lo que quiere que surja cuando se detienen los chapuzones.

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