Wilmer Reyes: El heredero de Juan Ostras

17 de Abril de 2016
Texto y fotos: Jorge Martillo M.

Wilmer es el heredero de la sazón del buzo Juan Reyes en Playas.

Wilmer Reyes es hijo de una leyenda viviente. Esa mañana, en su restaurante de mariscos, recuerda cuando le propuso a su padre: “Ya es hora de que reaparezcas, vamos a ser nuevamente Juan Ostras, pero esta vez con la marca: insuperable, porque en este tiempo nadie te ha superado”. Eso ocurrió hace once años. Así nació el actual restaurante Juan Ostras Insuperable.

“Mi nombre es Juan Ostras, porque si le digo que me llamo Juan Reyes, en Playas nadie va a saber quién es ese personaje”, así se presentó el buzo cuando lo entrevisté en 1996. Bucear a puro pulmón lo heredó de su bisabuelo y abuelo. Buceaba en El Pelado y en las puntas: Chapoyas, Engabao, Mal Paso, Zapote y otros sitios cercanos a Playas. En una buena jornada recolectaba como mínimo cinco docenas de ostras que distribuía a hoteles, restaurantes y los fines de semana las ofrecía en su casa: ostras con sal y limón u ostra gratinada al carbón con queso parmesano, mantequilla y orégano. Era el 2012, Juan Ostras le dijo adiós al fondo del mar.

En este encuentro, Juan Ostras no está presente. Wilmer Reyes Torres, 34 años, recuerda que de niño junto con su madre y cinco hermanos varones acompañaban a su padre. Él buceaba y ellos cogían las ostras de las rocas cuando la marea bajaba. Era un trabajo arduo, debían regresar caminando por la arena y bajo el sol, cargando un saco pesadísimo con las rocas de las ostras. Ahora sabe que eran depredadores porque casi no hay ostras, cree que es necesario implementar una veda. “Ese era nuestro trabajo, la naturaleza y Dios sabían que nosotros dependíamos de las ostras”, reflexiona. La Pasadita y Aquí es Juan Ostras fueron los locales de su padre.

A sus 18 años, Wilmer decidió residir en Guayaquil. Ignoraba que su vida iba a cambiar. En Playas había trabajado de albañil, ebanista, canillita, ladrillero, panadero y pintor de carro. En la ciudad pintó el restaurante del Malecón 2000, donde laboraba su hermano. El dueño le ofreció que trabajara lavando platos en su local de Urdesa. A los seis meses llegó la oportunidad de su vida. A manera de intercambio, es elegido para hacer un curso de tres meses en la Escuela de los Chefs. Después ingresa a la cafetería del gimnasio Gold Gym del World Trade Center, realiza otro curso de nutrición. Se va relacionando con la gastronomía light, nutritiva de los deportistas que frecuentan el sitio y aprende más.

Retornó a Playas hace doce años y abrió Juan Ostras Insuperable –que hace ocho meses funciona en un local nuevo y más amplio– con una oferta gastronómica en su gran parte a base de mariscos. “Hasta la vez el 99% de la clientela es de afuera y el 1% de Playas, porque nuestra gente piensa que es muy caro”. Los precios van desde un cebiche a $ 8 hasta un jardín del mar a $ 25”. Sueña con tener otro restaurante con platos más criollos.

Las paredes del sitio lucen obras de artistas playeros, fotos del recuerdo de visitantes y flamean banderas de diversos países que los extranjeros han donado. Su padre, el legendario Juan Ostras, es el anfitrión y personaje del sitio, con él los clientes se toman la foto del recuerdo.

Esa mañana, Wilmer en media entrevista prepara una ensalada de camarones con vegetales y cebolla colorada caramelizada. “Vivimos en una época en que la comida sana es la que te mantiene más vivo”, comenta y dice que de las sesenta propuestas de su carta, la gente llega tras la ostra gratinada, pero como está escasa él ofrece un volcán de mariscos –calamar, concha, langostino, pescado, pulpo y ostra con una salsa italiana-francesa y acompañada por un mini-rissoto comodoro-.

Juan Ostras Insuperable: atención todos los días (09:00 a 21:00), av. Zenón Macías y Sixto
Chang, Playas. (I)

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