Rosa Pogo: Sueños de papel para niños y grandes

23 de Agosto de 2015
Texto y fotos: Jorge Martillo Monserrate

Cada sábado, la escritora Rosa Pogo lleva adelante el programa de animación a la lectura.

La escritora guayaquileña Rosa Pogo.Había una vez una niña que desde muy pequeña se aficionó a la literatura porque sus padres le contaban leyendas y aventuras como las del bandolero Naún Briones o la de enamorados que por decepción amorosa se lanzaban al vacío desde el Cerro de los Suicidas. Durante las vacaciones escolares, su tía Luchita, bajo un toldo, le leía los cuentos en versos de Rubén Darío o las fábulas de Esopo. Ella siempre jamás olvidará cuando su padre llegó a casa con las colecciones completas de El nuevo tesoro de la juventud y la Enciclopedia Salvat que él había adquirido de ocasión.

Esa niña seducida por la magia de los cuentos es la escritora Rosa Pogo Romero, guayaquileña de 52 años y desde 2009 coordinadora del programa de animación a la lectura Sueños de papel, de la Casa de la Cultura núcleo del Guayas. Su historia me la cuenta en la sala infantil Ruth Garaycoa Soria.

Pogo cursaba el tercer año de Economía en la Universidad Católica, pero impulsada por su afán de ser maestra y cautivada por la literatura infantil se matriculó en Educación de Párvulos. “Me gustaba escribir y contar cuentos a los niños –dice rodeada por libreros repletos de obras infantiles–, pero no estaba preparada aún”.

Sus búsquedas empiezan a concretarse en 1992 cuando María del Carmen Ordóñez, quien había estudiado en una universidad norteamericana Educación Intergeneracional, la invita a implementar el programa de lectura Los años mágicos. Lo hacen en Bajada de Chanduy –poblado de la zona rural de la actual provincia de Santa Elena–. Sin un salario de por medio, pero sí inmensas ganas. Tres veces a la semana viajaban a ese poblado a impulsar la lectura entre madres y sus hijos. Con una donación de libros armaron una biblioteca de literatura infantil. “Como era Educación Intergeneracional propusimos rescatar las leyendas y tradiciones costeñas que las madres sabían –evoca–. Las mujeres escribieron esos cuentos y sus hijos los ilustraban”. Esa práctica y aprendizaje duró cuatro años.

Se podría aseverar que Ordóñez y Pogo fueron las pioneras de la animación a la lectura. Todavía no existía la carrera de Literatura Infantil en ninguna de nuestras universidades. Durante años presentaron ponencias de literatura infantil en congresos nacionales e internacionales, impartieron talleres y capacitaron a bibliotecarios y maestros. Rosa, que escribía desde tiempo atrás, se vinculó con escritores ecuatorianos de literatura infantil. Lo suyo ha sido un camino de 30 años repleto de sueños y aprendizajes.

Rosa busca motivar la lectura entre los niños con actividades diversas.

Sueños y realidades

Ese sábado antes de las diez de la mañana, cuando todavía no han llegado los niños de la mano de sus padres a la biblioteca de la Casa de la Cultura a disfrutar de una jornada de Sueños de papel con sus diversas actividades como Léeme un cuento –10:00 a 11:00– que es cuando padres e hijos eligen un libro de la biblioteca infantil y lo disfrutan juntos, porque de eso se trata. A continuación –11:00–, en la sala infantil vistosamente decorada y con muebles cómodos, se inicia La hora del cuento –donde tienen cabida niños desde 4 años– con una temática diferente cada sábado: cuentos de hadas, aventuras, personajes, etcétera. Una persona es la encargada de leer en voz alta el texto que posteriormente se comenta. Cada quince días se realiza el Club de lectura para padres –actividad coordinada por Rosa Matis y Julio Roca, esposo de Pogo–; ese sábado, los adultos departían a pretexto del Diario de Ana Frank. En cambio, Cuentos a media luz se realiza el último viernes de cada mes, a las 19:00. Se apagan las luces y la velada es iluminada con velas. En esa atmósfera mágica, un invitado especial narra cuentos y leyendas.

Sueños de papel con sus diversas actividades ha ido creciendo año a año, convocando a más niños y padres, alumnos y maestros. El año anterior acogió a 8.500 visitantes, por eso requieren de la colaboración de voluntarios comprometidos con la estimulación a la lectura. La bibliotecaria Marjori Pino es su colaboradora desde el inicio.

“Lo que hacemos aquí es solo una pequeña parte, porque el lector realmente se forma en casa –argumenta Pogo con pasión y sabiduría– cuando escucha historias de sus padres o abuelos. Es ahí donde nace todo. Es lindo escuchar a los padres decir que los niños querían venir, que ellos los traen. La afición a la lectura también se da en las escuelas, pero si el maestro no es lector no está preparado para estimular a sus alumnos”.

Recuerda que Rosa Amelia Alvarado, presidenta de la Casa de la Cultura, y Ruth Garaycoa, directora de la biblioteca –jubilada años atrás–, impulsaron la reactivación de la sala infantil y le encargaron dicha tarea. La biblioteca infantil ha sido incrementada con los fondos particulares de la presidenta y con donaciones, porque no existe una partida.

Rosa Pogo desde colegiala empezó a escribir. Al inicio de Sueños de papel, entre los niños que asistían se organizó un concurso de dibujo para crear a la mascota de la Casa de la Cultura. Ganó Felipe Asán, del colegio Alemán Humboldt, con el personaje Benji –en alusión a Benjamín Carrión, fundador de la institución–. Fue cuando Rosa Amelia Alvarado le solicitó que escribiera la historia de Benji, y lo hizo. Gran parte de los cuentos que lee los sábados son de su autoría. Actualmente escribe un cuento semanal para la revista infantil VeoVeo, del Ministerio de Bienestar Social. Es autora de novelas cortas como No me olvides –sobre el sufrimiento de los hijos de migrantes que trabajan en el extranjero–, Bajo el mismo árbol de almendra –peripecias de una familia pobre–. Libros aún inéditos. “No he ido nunca a una editorial –comenta mientras la sala se va llenando de niños y padres–, antes quisiera conseguir al ilustrador ideal”.

Había una vez una niña que hizo realidad sus sueños de papel de abrir los libros y leerlos para que cobren vida entre niños y grandes. (I)

Los que deseen colaborar con Sueños de papel, visitar la biblioteca de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas (9 de Octubre y Pedro Moncayo) de martes a sábados. Telf. 230-0500, extensión 115.

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