Mauricio Montalvo: El colega de Obama

27 de Enero de 2013
  • Mauricio junto con su esposa, Irina Oña, y sus hijas Julia y Sara.
  • Montalvo y Obama se reencuentran en Nueva York. Los acompaña Michelle Obama.
  • En la misma página de su anuario universitario salen sus fotos.
Lorena León Velásquez

Un diplomático ecuatoriano cuenta cómo fue estudiar con Obama en Harvard y algunos detalles de su trabajo en varias partes del mundo.

El encuentro se produjo durante la 67ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, en septiembre del 2012, al momento del saludo protocolario entre los delegados presentes y el presidente estadounidense, Barack Obama.

Mauricio Montalvo, asesor en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio e Integración, actual encargado de la Subsecretaría de Organismos Internacionales Suprarregionales y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de las Américas (UDLA), se encontraba no solo frente a una de las personas más poderosas del mundo, sino también a su excompañero de la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard (1989-1990).

Montalvo cuenta que el encuentro fue “emotivo”, ya que no había visto personalmente a Obama después de la universidad. Confiesa que al principio este no se acordaba de su rostro, pero él había ido preparado: llevaba consigo una de las páginas del anuario de su promoción en la que salían juntas sus fotos.

“Al ver las fotos de los dos se rio y se mostró asombrado. Inmediatamente empezó a hacer chistes porque supuestamente yo estaba más joven que él, pero le aclaré que éramos de la misma edad. También me preguntó sobre mi barba, a lo que le respondí: ‘Presidente, en esa época hacía mucho frío y por eso la tenía’ (risas); incluso nos acordábamos de las excelentes clases de un profesor de Derecho Constitucional muy reconocido, Laurence Tribe. La conversación fue muy coloquial, me dedicó varios minutos y hasta Michelle, su esposa, que estaba presente, se entusiasmó con este viejo colega de su cónyuge. Luego tuve  oportunidad de conversar con ella en otra sala y le comenté que, al igual que ellos, tenía dos hijas”, recuerda.

A Mauricio, un apasionado de su profesión y trabajo, no le es ajeno vivir este tipo de experiencias. Su carrera diplomática lo ha llevado a ocupar cargos en el servicio exterior y dignidades en organismos internacionales, a recibir condecoraciones, distinciones honoríficas, a contribuir con algunas publicaciones y a ejercer la docencia.

Además, a estudiar en distintas partes del mundo, hecho que en los Estados Unidos generó que supiera  detalles estudiantiles sobre el presidente de esta nación.
Conozca en esta nota un poco más sobre la historia profesional de Montalvo y algunas anécdotas universitarias de Obama.

¿Ingeniero?

Este abogado y  diplomático ecuatoriano, de 51 años, es doctor en Jurisprudencia por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (1986), máster en Derecho LL.M. por la Universidad de Harvard (1990) y tiene un diploma en Administración Pública obtenido en la Escuela Nacional de Administración Pública de París, Francia (2004). Estudios y títulos que después de graduarse del colegio no pensaba obtener; ya que a los 18 años tenía contemplado ser  ingeniero mecánico.

Básicamente, con Obama saludábamos en clases, topábamos en la biblioteca, coincidíamos en la cafetería y también cuando jugábamos en los torneos internos de básquet”.

Pero por azares de la vida hizo prácticas en el reconocido estudio jurídico Quevedo & Ponce en Quito, situación que lo llevó a estudiar Derecho, a trabajar en este lugar  de planta como agente judicial, tener una vida estudiantil activa, y a enrumbarse en su profesión.

“Me llamó la atención de la carrera  la proyección de servicio social que tiene el ejercicio del Derecho. En mi trabajo aplicaba los conocimientos universitarios y las enseñanzas que me transmitían el doctor Antonio Quevedo, fundador de este estudio, y los doctores Alejandro Ponce (padre e hijo)”, dice.

Cuando cursaba el séptimo semestre de la Facultad de Derecho participó en un concurso público de la Cancillería para entrar al servicio exterior, aprobó el examen y decidió  dejar de laborar en el mencionado estudio jurídico.

Ya encaminado en la carrera diplomática y formando parte de la Misión Permanente ante la OEA en Washington, EE.UU., se deslumbró por las universidades americanas, así que aplicó a un programa de becas de posgrados para servidores públicos del Banco Mundial. Montalvo fue calificado y gestionó para estudiar una maestría en la Escuela de Leyes de Harvard.

En clases con Obama

El presidente de los Estados Unidos, quien  realizaba su J.D. (Juris Doctor, que corresponde a Doctor en Jurisprudencia), coincidió con Montalvo (LL.M.) en un curso de Derecho Constitucional. Las clases se llevaban a cabo dos veces por semana en un aula de aproximadamente 120 alumnos. “Desde ese entonces, Obama se distinguía, ya que era ayudante de cátedra del profesor  Tribe,  participaba en clases, hacía preguntas   y contribuía con fundamentadas opiniones consideradas un verdadero aporte”, cuenta.

“Básicamente, con Obama saludábamos en clases, topábamos en la biblioteca, coincidíamos en la cafetería y también cuando jugábamos en los torneos internos de básquet. Era un poco difícil afianzar la amistad con él  por la variedad de cursos que había”, agrega.

Datos

Obama apoyaba las causas sociales desde la universidad

Montalvo también rememora un momento muy singular: la toma simbólica y pacífica del Decanato de la Facultad de Derecho. “El objetivo era pedir diversidad en el cuerpo docente de la Facultad para que se incorporaran más mujeres, afrodescendientes, hispanos, asiáticos y demás”.

“Varios grupos y movimientos de estudiantes, entre ellos Obama, estábamos presentes. Todo era civilizado, la gente conversaba, tocaba guitarra; incluso pasó el subdecano a ver cómo estaba todo”, indica.

Asimismo recuerda que Obama fue el primer afrodescendiente electo presidente de la revista de la Escuela de Derecho de Harvard. “Es una publicación jurídica especializada y de referencia muy importante de los Estados Unidos”. Mientras que él, se desempeñó como uno de los editores asociados de la Harvard International Law Journal (revista publicada por  los estudiantes de Derecho).

El contacto personal con Obama llegó hasta esta época estudiantil. Sin embargo, Mauricio señala que él y algunos amigos que tienen en común estaban pendientes de su carrera. “Decíamos: Guau, Obama es famoso desde que fue senador y le mandamos correos felicitándolo”.

Servicio Público

Prácticamente, Mauricio vivió esta experiencia en Harvard un año. Más tarde estudió en Francia donde consiguió su diploma en Administración Pública. “También fue la luna de miel con mi esposa”.

En años anteriores y en adelante formó parte de grandes retos profesionales, entre los que destaca haber sido enviado por el canciller de ese entonces a la Misión Permanente de Ecuador ante la ONU en Nueva York para reforzar el equipo del país ante el Consejo de Seguridad de dicha Organización.

También fue representante alterno ante la Unesco en París, Francia. “Estuve a cargo de la inscripción de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad y de la Reserva Marina de Galápagos como Patrimonio Natural de la Humanidad, y de  la lengua y la cultura zápara como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.

Ser subsecretario general de la Administración Pública cuando fue la guerra del Cenepa forma parte de su hoja de vida y hace un año y tres meses volvió de Ginebra, Suiza, donde fue embajador, representante permanente ante la ONU y otros organismos internacionales.

En este punto reflexiona: “Para mí es muy importante el servicio público, no importa el lugar donde uno se encuentre, puede contribuir al país, su gente, sus valores e intereses”.

Además opina que la familia y la amistad son joyas invaluables, tanto así que ha disminuido un poco su ritmo de trabajo desde que fue padre, y no deja de escribirse  o juntarse en alguna parte del mundo con  sus amigos de Harvard.

En lo que respecta a Obama, le envió la  Navidad pasada una tarjeta de felicitación que lleva la firma de los miembros de su familia y la huella de la patita de su perro.

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