Gollet Orvieto: El pintor de los arlequines

29 de Septiembre de 2013

El artista Gollet Orvieto cuenta sobre su trayectoria de cuatro décadas y los altibajos de ser pintor en el siglo XXI.

La carrera de Gollet Orvieto se inició con una divertida anécdota de veinteañero que terminó convirtiéndolo en uno de los pintores de moda en los últimos 40 años. Este guayaquileño, de descendencia italiana, tiene una trayectoria con aproximadamente 50 exhibiciones colectivas, mientras que las individuales superan esta cifra. Fue el pintor exclusivo de las galerías de Filanbanco, Bopan, Alianza Francesa y el hotel Oro Verde.

¿Cómo empezó todo?

En el barrio Centenario. “Comencé a pintar a los 21 años (1973). Me di cuenta de que a las señoras les gustaban las pinturas y las compraban. Yo no quería que supieran quién era el pintor, por eso firmaba Gollet: G de Gino, O de Orvieto (Gino Orvieto Mármol es su verdadero nombre y el resto del seudónimo es un sonido similar a los artistas Monett y Manet, explica). Un amigo vendía mis pinturas, porque a mí me daba vergüenza. Con eso nos íbamos al cine”, relata el pintor en la sala de su vivienda, ubicada en el centro de Guayaquil. Es una casa-estudio con algunas de sus obras antiguas y actuales, alrededor de 100 de 3.500 que ha pintado en su profesión.

El éxito de sus cuadros trascendió cuando los compradores quisieron conocer al autor. Desde entonces empezó a firmarlos con su apellido. Este giro le permitió escoger las artes como un estilo de vida, tras visitar varios museos. Por esta razón abandonó las carreras de Economía y Arquitectura.

La pintura fue un conocimiento autodidacto. Según expresa, su trabajo es figurativo, con influencia expresionista. Posiblemente la pintura era algo que tarde o temprano iba a manifestarse en un miembro de su familia, puesto que Renzo Orvieto, escultor y pintor italiano, era primo hermano de su padre. Sin embargo, su temor a los aviones en ese tiempo le impidió reencontrarse con este familiar extranjero y aprender de él. Esta vena artística se saltó una generación nuevamente, porque sus hijos Gino y Gianna, quienes viven en EE.UU., se dedican a la Ingeniería en Sistemas y a Enfermería, respectivamente. “No son pintores, mi nieto es el que pinta ahora”.

Arlequines y nuevos personajes

La obra de Gollet se la puede reconocer por la tendencia de los 70 y 80, la cual –aclara– se caracterizaba por pintar paisajes de Guayaquil y la pobreza. En los años 90 creó su personaje más reconocido: los arlequines, sobre una textura especial que imita las gotas de lluvia. “Después de pintar arlequines me saturé y dejé la textura también, entonces comencé a diversificar y empecé a pintar bailarines, músicos y ahora estoy creando un propio personaje desde el 2012”, revela.

Evolución

Gollet ve dos fases para los artistas como él. La época de “holgura económica”, en la década del noventa. “Comenzó un auge de exposiciones, pero con la caída del sistema financiero también decayeron las galerías de los bancos... Iban entre 100 y 200 personas y los empresarios querían los cuadros, era un éxito. Pero ahora ya no es así”.

Luego vino una especie de debacle, según Orvieto. “Las personas quieren pagar menos por un cuadro, parece que piensan que con el mismo dinero pueden comprar un televisor o un DVD”.

“También he sido profesor privado de pintura por 7 años y columnista de arte y cultura de Diario EL UNIVERSO”, cuenta. Su última muestra fue en la galería del artista plástico y músico César Augusto Montalvo, en abril, junto a 6 pintores. Para el 2014 tiene previstas exposiciones individuales. Por el momento continúa en la elaboración de su nuevo personaje pictórico y en certificaciones, reconocimientos y restauraciones de antiguas pinturas.

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