Vida hacia arriba

25 de Junio de 2017
  • En el quinto piso del Banco Guayaquil (matriz) se proyecta una terraza con jardín para sus colaboradores.
  • Las Terrazas Sessions son encuentros para compartir almuerzos y bebidas al aire libre.
  • En el quinto piso del Banco Guayaquil (matriz) se proyecta una terraza con jardín para sus colaboradores.
  • En Sociedad Anónima, el bar exterior comparte la vista con un jardín.
  • Vento cuenta con pérgolas decoradas con ramas y guirnaldas de luces, como jardín encantado.
  • Las Terrazas Sessions son encuentros para compartir almuerzos preparados por Ensaludable y bebidas al aire libre. En Junín 444.
  • En Tomo Hostal se desarrollan diversas actividades en una terraza interior. Para julio 3 han planeado clases de yoga con Ganesha Yoga Ecuador.
Gisella Quintana B.

Parte de lo cotidiano está sucediendo en las terrazas: se reactivan las actividades al aire libre, el descanso es más cercano y la ciudad mejora su paisaje urbano.

Reunirse entre amigos, tomar una copita cuando el día se despide, practicar yoga after-office y otros planes se elevan hacia los tejados. Es una forma de fugarse del caos citadino sin salir del casco urbano; relajarse sin alejarse demasiado.

Una de esas nuevas experiencias son las Terrazas Sessions que Érika Garaicoa y Ana Villacrés ofician los viernes, en la azotea del edificio Junín 444. Son sesiones de almuerzos de la cocina de Ensaludable, que Garaicoa maneja regularmente como un servicio a domicilio. “Es una forma de dinamizar el negocio, los clientes tienen un ambiente diferente, porque a veces comen en su oficina y otras no tienen dónde hacerlo”, cuenta la chef.

Allí, en un área de alrededor de 60 m2, hasta 25 comensales pueden agasajarse con ingredientes locales y luz natural. La actividad recién se inició este mes y va a extenderse a julio por las fiestas de Guayaquil. Para más adelante sus promotoras visionan encuentros after-office (‘luego del horario de oficina’) y domingos de brunch (desayuno/almuerzo). “Los domingos en el centro (de Guayaquil) son un poco muertos, es una oportunidad para vivencias nuevas”, sostiene.

A dos cuadras siguientes, subiendo por Víctor M. Rendón, está el Tomo Hostal (entre Panamá y Pedro Carbo), un hotel que celebra la literatura y el diseño. Su terraza interior, adornada con olivos, buganvillas y jazmines, ha sido marco para brunchs julianos, sesiones musicales y más. Ahora prepara su jardín en las alturas para recibir, al ocaso, las clases de Ganesha Yoga, desde el 3 de julio.

Vínculo funcional y espacial

“La incorporación de terrazas en los edificios es una forma sencilla y clara de mejorar la calidad de vida de sus usuarios y la ciudad”, explica el arquitecto Martín Gómez-Platero, del estudio uruguayo Gómez-Platero Arquitectos, en una entrevista exclusiva para La Revista. Ese tipo de construcción, a decir del experto, genera un nuevo paisaje urbano a cota elevada, percibida desde los edificios en altura del entorno y ofrecen superficies verdes, de oxigenación, brindando mayor calidad de salud ambiental y mejorando la experiencia de los ciudadanos.

Ese despacho estuvo a cargo de la remodelación de la matriz del Banco Guayaquil (Pichincha y P. Ycaza), reinaugurada el año pasado. Ahí se aplicaron principios de diseño asociados al cambio de la matriz productiva del banco, afirma Gómez-Platero. “Las áreas de encuentro, reunión y esparcimiento son las protagonistas del proyecto y deben propiciar la interacción, el trabajo en equipo y la colaboración”.

De ahí a que el inmueble ahora destaca en su interior espacios de trabajo organizados en plantas abiertas (evitando cerramientos oscuros). Las salas de reuniones se conciben como recintos transparentes, comunicados mediante mamparas de vidrio. “Durante el proceso de renovación basamos cada decisión en la búsqueda de calificar el espacio laboral, cuidando siempre la relación del edificio con el entorno inmediato”, añade.

Bajo ese principio también nacíó un garden-office. Es una terraza proyectada en el quinto nivel del edificio con vista hacia el río Guayas. Cuenta con jardines verticales, zonas de descanso con asientos y muebles de madera, rompevientos vegetal y macetas con distintas especies.

“Acorde con el concepto antes mencionado, surge como un ámbito más de recreación donde entablar conversaciones de modo relajado, invitando a disfrutar de la vista hacia el Malecón”. Para Gómez-Platero, esa estructura se convierte en un lugar único, de experiencia significativa y visible desde múltiples puntos del banco y desde edificios aledaños.

‘Rooftops’ bares guayacos

Los bar-restaurantes en las azoteas, o ‘rooftop restobars’, son sitios de moda en aumento en las urbes densas. “Son muy populares en los centros de las ciudades grandes como Nueva York y Barcelona”, explica el arquitecto David Nurnberg Velasco.

Los ‘rooftops’ nacen de la limitación de las ciudades para crecer de forma horizontal. Ese tipo de terrazas fueron creadas, continúa, como alternativa de ocio en los edificios altos de esos municipios, sobre todo en los comerciales. Así resultan atractivos incluso para quienes trabajan allí, evitando malgastar tiempo (y paciencia) en el tráfico, al desplazarse a otro punto de relax.

Desde hace un año, las farras cerca del cielo también se han activado en Samborondón y Guayaquil. Sus escenarios son SkyBar (en The Point, calle Numa Pompilio Llona), Sociedad Anónima y Vento (km 1,5 de la av. Samborondón). El primero está a 137 metros de altura, en la terraza más alta de la ciudad. Allí comparte el área con un gimnasio, pero desde cualquier posición brinda una vista panorámica de los puntos cardinales de Guayaquil.

El segundo sitio, por estar en un bloque de oficinas (Del Portal) toma el concepto de sociedad. Lo caracteriza su vegetación colorida y caminos empedrados, en contraste con un interior de accesorios vintage, como lámparas antiguas y máquinas de escribir, sobre un fondo de ladrillo rojo. Vento, en cambio, exhala un estilo industrial con paredes de acero que imitan baúles antiguos, en lo alto del Xima. Por fuera luce un jardín encantado por sus pérgolas de ramas envueltas en luces.

Para Nurnberg, la densidad local no urge la expansión de ese tipo de establecimientos. No obstante, sí reactivan los planes al aire libre. “En lo personal me fascinan, porque Guayaquil no cuenta con muchas actividades al exterior, el clima no lo permite”, defiende. De ahí a que no sea común encontrar bares en exteriores, por el calor; a excepción de los ubicados en Puerto Santa Ana, a los cuales les refresca la brisa temperada por el río.

“Lo positivo de los bares en terrazas es que piensan en el bienestar de las personas, porque les brindan un ambiente fresco, buena música y una vista fabulosa”. (I)

Uso importante

Las terrazas típicamente se han utilizado para guardar equipos electromecánicos, como máquinas de ascensores, tanques de agua, extractores de aire, tal como un patio trasero. Aunque sus fines amigables son los de ocio y bioclimático.
 

Enamorada de las terrazas

Leslie Adatto es una bloguera aficionada a las terrazas. En su libro Guía del explorador de tejados ha documentado 101 terrazas en Manhattan, Brooklyn, Queens, Staten Island y el Bronx, como bares, parques, museos, granjas y escenarios deportivos. FB: lookingupwithleslie.
 

En Instagram: @nurnberg_arquitectos; @gomezplateroarq; @sociedadanonimaec; @terrazasessions; @ventorooftop; @ensaludablegye; @tomohostal.

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