Esculturas funcionales

08 de Febrero de 2015
  • Isamu Noguchi en 1947, en su taller asentado en la calle MacDougal, en Greenwich Village, Nueva York.
  • Escultura The Cry (El llanto, 1959), en un parque de los Países Bajos, cubierta de bronce. Las piezas vibran con las corrientes de aire.
  • Una de las dos ‘resbaladeras (slide) mantra’, en el parque Oo-Dori, Japón (la otra está en Miami). La idea de la pieza es que a través del juego se pueda apreciar una escultura. Se fabricó con piedra negra para ser vista incluso cuando hay nieve.
  • El Sol negro (Black Sun, 1969). Se encuentra en el Parque del Voluntario (Volunteer Park), en Washington. La escultura mira hacia abajo desde el Capitolio hasta la torre Space Needle.
  • Mesa auxiliar moderna Prismatic Table. Su forma geométrica está inspirada en la técnica tradicional del pliego de papel.
  • El parque Playscapes se construyó con piezas de metal y concreto.
  • En 1958, el artista japonés-americano diseñó el Jardín de la Paz en la sede de la Unesco en París. El paisaje del proyecto, que sigue la tradición zen y un estilo minimalista, le otorgó notoriedad internacional a Noguchi.
  • La escultura Skyviewing (1969), un cubo inclinado con cortes, invita al observador a su interior y conectarse con la naturaleza, ya que los círculos en Japón representan al sol.
  • Las esculturas de granito y basalto de Noguchi, en el jardín de su museo en Nueva York, siguen las pautas de la decoración oriental.

Las obras abstractas y realistas del escultor y diseñador Isamu Noguchi buscan acercar el arte a la vida cotidiana de las personas en los espacios públicos.

Para ser alguien a quien su maestro le dijo a los 15 años que “nunca sería un escultor”, ha dejado un legado extraordinario. Tal vez se deba a la influencia cultural de sus padres (él era un poeta japonés y ella, una escritora de origen escocés-americano). Lo cierto es que la forma de Isamu Noguchi de interpretar la escultura lo modeló como una eminencia en el diseño y el arte.

El artista de doble origen nació en 1904 en Los Ángeles y en la universidad cursó Medicina. Al mismo tiempo atendía cursos de escultura, su verdadera vocación. Finalmente decidió especializarse en ello en aulas y talleres de París, Inglaterra y China.

Noguchi creía que la razón de ser del escultor era dar forma, un orden y significado al espacio. Era adverso a sentirse encasillado, por eso en su portafolio constan obras abstractas y realistas.

“Autolimitarte a un estilo particular puede hacerte un experto de esa escuela o punto de vista determinado, pero no deseo pertenecer a ninguna escuela”, dijo. “Siempre estoy aprendiendo, siempre descubriendo”.

La gran mayoría de sus obras han sido pensadas para ocupar espacios al aire libre, como el diseño de parques y jardines, y sobre todo sus famosas esculturas gigantescas de piedra. Todo ello conectándolo con las reglas de la estética de los jardines japoneses, en los cuales se colocan grandes piezas abstractas en diferentes sitios, jugando con su ubicación para lograr un equilibrio.

Ejemplo de lo anterior es el mismísimo Museo Jardín Isamu Noguchi, que el escultor abrió en 1985 en Long Island, Nueva York. La edificación fue creada y diseñada por él, lo que ratifica su compromiso con el espacio público.

El lugar se compone de jardines con esculturas de Noguchi al aire libre y galerías que muestran parte de sus trabajos y bocetos (en total 500 de sus creaciones). Otros jardines notables son los diseñados para el edificio de la Unesco en París; el Jardín del Agua del Chase Manhattan Bank y el del John Hancock Building (ambos en Nueva York); el jardín Billy Rose Art (1965) en Jerusalén y la plaza del distrito japonés de Los Ángeles.

Sus parques también han demostrado tener un deber con la sociedad, llevando el arte a las calles para acercarlo a las personas y su vida cotidiana, como el Playscapes, del cual se dice que es el único parque diseñado por Noguchi construido en América.

El sitio recreativo, ubicado en Piedmont Park, Atlanta, es un conjunto arquitectónico de piezas flexibles de metal y concreto establecidas en un parque repleto de árboles. Es el resultado de décadas de analizar las mejores estructuras para motivar a los niños a moverse, pensar y explorar en el entorno natural.

A lo largo de su carrera Noguchi también produjo mobiliario interior, como lámparas de papel, de la colección denominada Akari, y mesas de centro. Estas creaciones se caracterizan por las formas abstractas combinadas con la sutileza oriental. La más famosa de ellas es la conocida simplemente como ‘mesa de café de Noguchi’ (catalogada como IN 50), elaborada con dos bases curvadas de madera y tapa de cristal. La construyó para Herman Miller en la década del 40, la primera de su línea de muebles.

Noguchi murió en 1988. En los 60 años de trayectoria usó todos los materiales a su alcance: piedra, metal, madera, arcilla, papel (uno solo o mezclándolos) y aplicando todos los métodos: tallado, fundido, golpeteo, cincelado o dinamitado. Una fusión de técnicas para dar forma a la mayor escultura: la tierra, integrando las artes con el entorno natural y reestructurando la estética del medio urbano. (G.Q.)

sencillas pero especiales

Lámparas de papel hay muchas. Pero no como las de la colección Akari (1951), de Noguchi, hechas a mano con papel washi y bambú. “La dureza de la electricidad se transforma así a la luz de nuestros orígenes, la luz solar”, aseguró.
 

Escultura con uso

Rudder (1949) es una mesa de café escultórica y simple diseñada por Noguchi. Se apoya sobre dos patas de horquilla de cromo y una de madera que evoca el timón de un barco. La tapa puede ser de nogal, ébano sobre arce o fresno blanco.
 

clásico del diseño

La mesa de centro IN 50 de Isamu Noguchi fue creada en 1944. Su fama en los años 50 y 60 impulsó la creación de copias a pedido, por lo que esta pieza de colección se puede ver en ambientes modernos (como el de la foto a la derecha). El diseño recuerda a antiguas esculturas de bronce y mármol.
 

Fuentes: hermanmiller.com, archiexpo.es churrutiadesign.com, biografiasyvidas.com.

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