60 años del edificio Cóndor

07 de Septiembre de 2014
  • Los balcones de hierro forjado en la fachada, aparte de ser muy llamativos, evocan un estilo arquitectónico modernista.
  • La planta baja y el mezanine son de uso comercial, el resto de pisos se hizo con fin residencial.
  • Ilustración de la época para el anuncio de la construcción del edificio, el cual albergaría una sucursal del banco La Previsora.
Gisella Quintana B.

La historia de la edificación más alta de Guayaquil a mediados de la década del 50 no pasa desapercibida.

En las horas pico es notorio que la avenida 9 de Octubre (centro de Guayaquil) evidencia el ir y venir de peatones que apenas hacen contacto visual con otros para sortearlos y hacer más corto su camino. Tal vez esta urgencia de tener que ir todos los días al mismo lugar impida que los transeúntes se detengan a observar el ‘museo de concreto’ que alberga esta vía, por los históricos edificios que la componen.

Una de estos simbólicos edificios es Cóndor, ubicado entre las calles Chimborazo y Chile, declarado en el 2011 Patrimonio Cultural del Ecuador, junto a otros inmuebles situados en el área central de la ciudad. La declaratoria la efectuó el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural por su importancia arquitectónica modernista.

Esta ‘ave’ de hormigón y acero se elevó mucho más alto que otras propiedades de su época, gracias a sus doce pisos de altura. Cimentado entre los años 1953 y 1954, superó en el cielo al edificio Vignolo (Pedro Carbo, entre Luque y Aguirre) que tenía nueve plantas.

La construcción de Cóndor, cuyo propietario original fue el banco La Previsora, estuvo a cargo de la compañía Edificaciones Ecuatorianas, con el diseño del arquitecto chileno Alamiro González Valdebenito (uno de los padres fundadores del Colegio de Arquitectos del Guayas).

El ingeniero civil Galo Yepes Campos dirigió la parte técnica de esta edificación que marcó otro hito histórico en la urbe (además de su altura): se realizó en tiempo considerado récord, al utilizarse por primera vez un producto químico acelerante, el cual redujo el tiempo de fraguado del cemento, lo que a su vez permitió levantar un piso cada tres semanas.

Las formas redondeadas de los balcones se destacan mucho en la obra, señala el historiador y biógrafo Rodolfo Pérez Pimentel. Alamiro González Roca, hijo del proyectista y también arquitecto, recalca que la intención de su padre fue imitar a la naturaleza. “Adoraba la naturaleza, decía que allí no hay líneas rectas”.

La planta baja del edificio viste de un alto soportal que ha adornado el ingreso a los negocios que prosperaron en las dos primeras plantas del inmueble.

El más recordado es el almacén Reed & Reed, de los hermanos norteamericanos John Mark Reed y Robert Alan Reed, dedicado a la venta de útiles de oficina, como máquinas registradoras y de escribir, recuerda la historiadora Jenny Estrada. También dio cabida al salón de juegos de azar Bingo and Derby, desde los 90 hasta hace pocos años. Actualmente en el sitio opera la franquicia Wendy’s, administrado por el Grupo Eljuri. Todos ellos han acompañado el gran vuelo de Cóndor.

 

Antes del Cóndor

En los terrenos donde se cimentó Cóndor, funcionó el segundo Teatro Edén, que se construyó en 1907. El edificio, uno de los primeros armados con cemento importado, se derribó en 1947. Estos son los datos que constan en la placa conmemorativa colocada en la planta baja del edificio Cóndor.

Alamiro González Valdebenito

Nació en Chile en 1919. Entre 1953 y 1979 dirigió el Departamento de Diseño de la Compañía Edificaciones Ecuatorianas. También fueron sus proyectos el diseño urbanístico de Urdesa, el cine Presidente, el edificio principal de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (fue el primer decano de la Facultad de Arquitectura).

Fuentes consultadas: “Arquitectos de Guayaquil”, Florencio Compte. “Diccionario Biográfico de Ecuador”, Rodolfo Pérez Pimentel.

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