¿Qué es ser un caballero?

14 de Julio de 2013
  • Caballero en la encrucijada, obra de Víktor Vasnetsov.
  • The Complete English Gentleman, publicado en 1630.

La figura del caballero ha sufrido una gran transformación a través de la historia, sin embargo, sus virtudes y cualidades se mantienen intactas.

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En la actualidad, ¿cómo se manifiesta la caballerosidad?

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Ya no andan por allí paseando a caballo, vestidos con una pesada armadura y con su espada en el cinto. Tampoco necesitan ser de la nobleza ni poseer extensas hectáreas de tierra.

Los caballeros modernos se distinguen por ser dueños de importantes cualidades y actitudes que se manifiestan en su trato con los demás. Sin embargo, algunas de estas buenas costumbres han ido perdiéndose en el acelerado ritmo de vida actual, haciendo más difícil el empleo apropiado del término “caballero” para referirse a alguien.

La palabra caballero se deriva de caballo y comenzó a utilizarse para denominar al hombre que cabalgaba sobre el lomo del animal. “Un caballo era posesión de quien tenía un determinado nivel económico, lo que a su vez, ubicaba al individuo en una cierta posición social”, explica Mariquita Noboa de Bonilla, directora de la Escuela de Etiqueta.

Detalla que, durante la Edad Media, la condición de caballero llegó a tener tal relevancia que era el propio emperador quien otorgaba esta distinción en una ceremonia frente a todo el conglomerado social de la época. “En ese momento se ‘armaba a un caballero’ y, como en todo rito, los individuos de más edad entregaban al aspirante las armas que lo identificarían y que lo ubicaban en una posición expectante ya que era delegado para ser portador de una de las primeras manifestaciones de buenos modales: la visita protocolaria”, comenta.

No obstante, no se trataba de una dignidad vitalicia. El caballero debía esforzarse por comportarse a la altura de su nombramiento o podía perder su título si el emperador consideraba que no cumplía con las normas establecidas para este cargo. Estas reglas incluían disciplina, hombría, destreza y una clara diferenciación con los vasallos.

El llamado código de caballería se convirtió en un conjunto de normas que dirigían el comportamiento y los ideales de los caballeros. Entre estas virtudes están la justicia, para defender siempre lo correcto, sin obtener un beneficio personal; el coraje, para poder realizar sacrificios en nombre de su reino y la nobleza, una cualidad que los hacía grandes de espíritu. También debían cultivar la generosidad, la fe, la piedad y la esperanza.

Años más tarde, en Francia, se establecería la caballería andante. “A diferencia de la época feudal, aquí es cuando se comienza a hablar de honor y dignidad, observando respeto a los demás como expresión de buenos modales”, sostiene Noboa.

Hombres y mujeres se enfrentan a desafíos sobre su preparación profesional y su imagen debe complementar esta capacidad, ya que no solo es importante ser, sino también parecer”, Cristian Costa-Robles

En inglés, la palabra gentleman, hace referencia por sí misma a “un hombre gentil”. El poeta y escritor inglés Richard Brathwaite publicó en 1630 el libro The Complete English Gentleman, el cual recogía todas las cualidades ejemplares que debía poseer un caballero. El educador e historiador inglés Thomas Arnold, director de la Escuela de Rugby en 1828, también contribuyó a la formación de la figura del caballero inglés cuando convirtió la institución en una escuela para caballeros.

En 1982, la publicación de Philip Mason, English Gentleman: The Rise and Fall of an Ideal, afirmaba que “el deseo de ser un caballero” atravesó la historia inglesa hasta principios del siglo XX, influyó en su sistema educativo e inspiró a las clases menos privilegiadas para darle a sus hijos una crianza que los convirtiera en damas y caballeros.

La imagen del caballero

Para Cristian Costa-Robles, director de la recientemente inaugurada Escuela de Caballeros de Guayaquil, la imagen también juega un papel fundamental en la figura moderna de un caballero. “Hombres y mujeres se enfrentan a desafíos sobre su preparación profesional y, su imagen debe complementar esta capacidad ya que no solo es importante ser, si no también parecer”, sostiene. “La demanda actual que tienen los hombres de manejar su imagen personal es una de sus más importantes herramientas para el éxito personal y profesional”, agrega.

No obstante, aclara que esta idea debe diferenciarse del concepto de metrosexual, el cual se refiere a los hombres que se preocupan excesivamente por su imagen física y gastan grandes cantidades de dinero en productos cosméticos.

Costa sostiene que no basta con presentar una apariencia atractiva, si esta no se complementa con otras cualidades como un buen control de las emociones, amabilidad y el saber expresarse con elocuencia y facilidad.

El hombre moderno debe saber conducirse en sociedad. Las abuelas nos decían que para conocer a un hombre de bien hay que sentarlo a la mesa, a comer y a jugar”, Mariquita Noboa de Bonilla

Los caballeros modernos

Para Noboa, los caballeros del siglo XXI se distinguen por ciertas actitudes que evidencian la formación o guía que recibieron en el hogar. Y aunque ya no deban lucir una armadura reluciente, considera que debe prevalecer la prudencia como la demostración de buenas costumbres. “El hombre moderno debe saber conducirse en sociedad. Las abuelas nos decían que para conocer a un hombre de bien hay que sentarlo a la mesa, a comer y a jugar”, dice.

La imagen de los caballeros también es una constante en los cuentos de hadas con los que muchas niñas crecieron y aunque con el tiempo acepten que esa idea difícilmente aparecerá en forma de un hombre real, los ideales caballerescos y sus valores no tienen por qué desaparecer. (D.L.)

 

recomendaciones

Mariquita Noboa ofrece algunas sugerencias para los caballeros modernos:

  1.  No decir groserías frente a las damas.
  2.  Saludar siempre que ingresa a cualquier sitio.
  3. Vestir apropiadamente de acuerdo a la ocasión.
  4. Cuidar sus gestos y postura, esto es lo que se conoce como lenguaje no verbal.
  5. Evitar expresiones vulgares o en doble sentido.
  6. Su imagen personal debe ser pulcra y aseada.
  7. Respetar ideologías políticas y posiciones religiosas.
  8. Responder a tiempo las comunicaciones vía internet.
  9. Evitar gritos y oprobios por teléfono.
  10. Anunciar visitas de trabajo o social.
  11. En calidad de patrono, cumplir con lo prometido a sus subalternos.
  12. Entre los términos de cortesía, está el respetuoso “usted”. No siempre se puede tutear a todos.
  13. En el juego, se impone la decencia; no importa qué tipo de deporte practique, o si es una simple partida de naipes.
  14. Evite alardear de sus encuentros amorosos. Dicen que “los caballeros no tienen memoria”.
  15. Tampoco debe alardear de los triunfos laborales que aún no llegan.
  16. ¿Que “el hábito no hace al monje”? Sí lo hace. Y eso de que “la primera impresión es la que cuenta”, es muy cercana a la realidad, pero siempre hay lugar para presentar una mejor y más cuidada presencia laboral.

 

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