Gemma Chan: El arte de ser un robot

23 de Agosto de 2015
The New York Times

La actriz se convirtió en un ser con inteligencia artificial para la primera temporada de la serie Humans.

Se tropezó con platós y técnicos. Hasta rodó por las escaleras. Interpretar a un robot en el reciente drama de AMC, Humans, al principio, le resultó torpe a la actriz británica Gemma Chan. “Honestamente, pensé que me iba a explotar la cabeza”, dijo con una carcajada por el teléfono desde Londres.

Su personaje, Anita, es un exquisito espécimen de inteligencia artificial (o “synth”), uno de los artefactos que se deben tener en un poblado de Londres en la actualidad, en un universo paralelo.

Un exasperado marido (Tom Goodman-Hill) la adquiere porque el horario de trabajo de su esposa resulta ser más de lo que pueden manejar sus tres desordenados hijos y él. Sin embargo, con su sedoso cabello del color del ébano, extremidades flexibles y capacidad para cautivar a hombres y niños por igual, Anita no es exactamente el tipo de ayuda que una exhausta mujer de edad mediana (Katherine Parkinson) quiere encontrar a la mesa del desayuno antes de haber tomado su ducha matutina.

Lo que es más desconcertante todavía es que Anita parece cometer errores poco esperados en la inteligencia artificial, como tropezar con la esposa cuando sostiene un sartén caliente y esconder una araña gigantesca en las manos. Y, a veces, hay un dejo de emoción que destella detrás de los ojos de color esmeralda eléctrico.

¿Entonces, es Anita buena inteligencia artificial o mala? “Es una especie de misterio, porque los escritores han sido bastante bromistas desde el inicio”, comentó Chan, de 32 años, quien, después de haber estudiado derecho en Oxford, cambió una carrera en la abogacía por el Drama Centre London, lo cual llevó a que tuviera papeles en Doctor Who, Secret Diary of a Call Girl y Jack Ryan: Shadow Recruit.

“No creo que en el programa se presente una utopía ni una distopía”, añadió. “Le deja la decisión al espectador”. A continuación se presentan fragmentos de la conversación.

PREGUNTA: ¿Cómo se entrenaron tus compañeros robots y tú para el papel?

RESPUESTA: Todos en el programa tuvieron que pasar por la “escuela synth”, como la escuela para zombis de The Walking Dead, pero para robots.

P: ¿Y qué aprendiste en las clases?

R: Tratamos de idear un lenguaje físico universal que compartieran todos los “synths”. Todo eso se resume en que las máquinas, en última instancia, funcionan con baterías y cada movimiento tiene que ser específico y económico, y ejecutado con gracia, para eliminar todos los pequeños extras. Pasos perfectos, muy precisos, nada muy robótico, pero algo distinto a lo humano. Decidimos que con los “synths”, los ojos se moverían primero, luego la cabeza y el cuerpo. Yo no podía respirar y no podía parpadear demasiado.

P: ¿Llevaste esa cualidad física a tu vida?

R: ¡Dios, no! Tan pronto como decían “¡corte!”, regresaba a mi mala postura y me iba a mi casa a desplomarme en el sillón.

P: William Hurt interpreta a uno de los primeros ingenieros que diseñaron los “synths”.

R: Es brillante y aporta mucho a la estremecedora relación de su personaje con su “synth” anacrónico, que guarda todos los recuerdos de la esposa muerta.

P: ¿Qué tal su nueva “synth” dominante que cuida su salud?

R: (Ríe) Es aterradora. Y es bastante atemorizante que, con el tiempo, pudiera ser la forma en la que tratemos a una población que envejece.

P: ¿Puedes ver a los “synths” en nuestro futuro?

R: No creo que estemos demasiado lejos. Leí el otro día sobre un hotel en Japón donde todo el personal son robots. Los robots te registran y los robots limpian tu habitación. Cuando ves a Elon Musk que dice que la inteligencia artificial podría estar en nuestro futuro, creo que tienes que escuchar.

P: ¿Tendrías uno?

R: Es probable que sí; alguien que haga mandados cuando estoy en el plató.

P: ¿Por qué cambiaste al derecho por la actuación?

R: Cuando concluí la licenciatura me ofrecieron un trabajo en un gran despacho en Londres, pero el prolongado horario y estar atada a un escritorio no eran para mí. Todavía encuentro al derecho como una materia interesante. Pero habría sido bastante miserable como abogada corporativa.

P: Te citaron en un artículo en el que se decía que es más factible que los espectadores vean a una alienígena que a una asiática en una película.

R: He sido afortunada porque he trabajado con bastante constancia, aunque, definitivamente, hay casos en los que me han dicho que había una parte para mí, pero me cancelaron las audiciones porque “prefirieron a una blanca”.

Y es una pena porque quieres que se trate del mejor actor para el papel, punto. (E)

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