Psicología en la red:Para papás

Por Connie Hunter
01 de Julio de 2012

“Es usual encontrarse con padres de jóvenes que en las redes sociales se dedican a seguir a sus hijos y a los de su círculo con la intención, a decir de ellos, de estar al tanto de lo que hacen”.

La ventaja de mostrarse tal cual se es en las redes sociales puede ser una terapia de desinhibición para muchos, pero a quienes beneficia principalmente es a los que se dedican a observarnos.

Las empresas de marketing, por ejemplo, pueden analizar a su público y descubrir aspectos que no podrían detectar seguramente a través de otras herramientas de investigación. Estas empresas pueden tener acceso a los perfiles de sus clientes, creando perfiles en Facebook o Twitter.

Las personas, con un simple “me gusta” o “seguir”, entran en comunicación directa con ellos e intercambian información a veces sin darse cuenta. La ventaja puede ser que los marketeros tendrán mayores posibilidades de lograr empatía con sus consumidores al momento de crear estrategias.

Sin embargo, no todo es cuestión de marketing e investigación de mercado. A raíz de la columna de ‘Mal comportamiento’, recibí el mensaje de Joshue I. Quimí, un lector quien dijo. “Tal vez no sea su caso pero ¿no le gustaría saber dónde, con quién y haciendo qué se encuentra su hijo/a? ¿qué es lo que le atormenta, si está feliz, tal vez triste o si le gusta alguien? ¿Es esa la razón por la que dejó de comer o no quiere hablar tal vez?” me cuestionó. Y pensé que sí, que todos queremos saber qué es lo que pasa por la cabeza de nuestros hijos.

Esta preocupación no solo la tiene el lector que me escribió. Es usual encontrarse con padres de jóvenes que en las redes sociales se dedican a seguir a sus hijos y a los de su círculo con la intención, a decir de ellos, de estar al tanto de lo que hacen.

Es como ir de espía a una fiesta o escudriñar en su cuarto. Claro que esas acciones en el mundo real no se verían bien. En el virtual, en cambio, es sutil y aparentemente más efectivo, puesto que los jóvenes suelen abrirse más ante los amigos virtuales que ante sus padres.

La sinceridad de los chicos puede ser muy bien aprovechada por quienes se sienten responsables de su desarrollo. Esa sana observación cargada de buenas intenciones puede resultar válida. Pero ellos no son tontos.

Con un poquito de experiencia en el manejo de redes sociales, aprenderán a bloquear información que no quieren que sus padres vean. Tal como en el mundo real. Y si se sienten muy observados, migrarán a otra red que los mayores aún no dominen.

Lo que nuestros hijos probablemente aún no saben y es preciso enseñarles es que no tienen que protegerse de quienes los quieren bien, sino que más bien deberían cuidarse de sus amigos virtuales, que en el plano real son desconocidos.

Katie Tarbox, periodista norteamericana autora del bestseller A girl’s life online y víctima de acoso por internet, quizás pueda explicarlo mejor. En su sitio web www.katherinetarbox.com se pueden conocer su caso y las acciones que ella ha tomado para ayudar a otros a protegerse. Pues, tal como en el mundo real, cuesta trabajo saber lo que pasa por la mente de quienes nos observan.

chunter@eluniverso.org

 

  Deja tu comentario