The Grandmaster: Kung-fu renovado

07 de Julio de 2013

El laureado cineasta chino Wong Kar-wai regresa con The Grandmaster, el filme que recrea la vida de quien fuera maestro de Bruce Lee.

Wong Kar-wai ha dicho que su cine es un viaje en tren que, como todo viaje, consta de origen, paradas intermedias y destino. Y fue justamente con la nueva The Grandmaster (2013), luego de My Blueberry Nights (2008), con la cual desembarcó en Berlín para inaugurar la pasada edición del festival de cine, Berlinale, donde además fue presidente del jurado.

Esta vez el cineasta hongkonés ofrece no solo un pequeño y sentido homenaje al género de las artes marciales, sino que también brinda un espectáculo visual. El argumento advierte que es la historia de Yip Man, el hombre que entrenó al mundialmente conocido Bruce Lee (quien desarrolló la escuela wing chun, una de las más famosas a nivel mundial).

La película, también escrita por Kar-Wai, transporta a la vida de este hombre, que como él mismo define en la película, vivió su primavera hasta los 40 años, gracias a la herencia de sus ancestros, lo que le permitió dedicarse al estudio de las artes marciales y al perfeccionamiento de sus técnicas. Luego de los 40, vendría su invierno, que coincidiría con el conflicto entre China y Japón en el año de 1937 hasta 1945. Tiempo en el que tuvo que reacomodar su vida. Muestra su relación con su esposa e hijos, algunos de sus innumerables y míticos combates, y su íntima relación imposible con Gong Er, la heredera de la familia Gong, una de las más importantes y prestigiosas en aquel tiempo.

The Grandmaster tiene la huella del director chino en todos y cada uno de sus fotogramas. La secuencia inicial –que fue rodada en un mes– es una increíble escena de lucha bajo la lluvia que da las bases de cómo será el resto del filme, estética y formalmente hablando: un espectáculo que va de la fascinación coreográfica por el kung-fu, entre hermosos paisajes helados y combates callejeros bajo inclementes diluvios, a la búsqueda de la esencia del honor y la traición a ese principio.

El kung-fu es un arte en el que el honor, la sabiduría o la justicia son elementos primordiales de toda la filosofía que lleva detrás esta tradición china. Un arte que es tratado por Kar-wai como una danza y que no es utilizado como verdadero método de lucha, de defensa hasta bien entrada la cinta.

Las artes marciales además de golpes certeros y mortales encierran principios, honor y mucha filosofía... Son un código que se transmite de generación en generación...”, Wong Kar-Wai

The Grandmaster ha contado con la colaboración del coreógrafo de acción Yuen Woo-ping (The Matrix y Tigre y dragón). Gracias a su aportación, el filme contiene algunas de las escenas de artes marciales wing chun más logradas desde la película Hero, de Zhang Yimou.

Con esta película, Wong convierte en una pieza de cine comercial una saga de acción de los años treinta que narra a modo biográfico la historia de Yip Man. “Bruce Lee fue el héroe de mi infancia, sí. Solo que las artes marciales además de golpes certeros y mortales encierran principios, honor y mucha filosofía. Las artes marciales son un código que se transmite de generación en generación y que cada una enriquece con nuevas prácticas”, afirmó el cineasta.

No se trata de la primera película de género ‘marcial’ al que se ha enfrentado Wong. En 1994 presentó Ashes of time, filme que fue reestrenado en el 2008 con un nuevo montaje.

Los actores

Si hay algo que destacar, además de la destreza visual del director, es el trabajo de los actores, que en este caso, cuenta con tres de los mejores actores del cine asiático: Tony Leung, que logra uno de sus mejores papeles; la hermosa Zhang Ziyi, quien da vida a Gong Er, y otro de los actores fetiche del cineasta, Chang Chen.

Pero el reto que supone para los actores hacer una película de artes marciales es considerable, sobre todo si dichos actores no tienen idea de kung-fu. Es el caso de Tony Leung, quien interpreta a Yip Man, sucesor del gran maestro y cuya actuación pone de manifiesto la sabiduría que cualquier maestro debe tener. Leung ya trabajó con Wong en Ashes of time y Chungking Express (1994). Pero mucho más fácil la tuvo Zhang Ziyi (Memorias de una geisha, 2005), quien vuelve a trabajar bajo las órdenes de Wong. Lo hizo en 2046 en el 2004.

Ella es bailarina y en su filmografía constan películas de artes marciales como Tigre y dragón (2000), de Ang Lee, o La casa de las dagas voladoras (2004) de Zhang Yimou, por nombrar las más populares. Zhang logra uno de los personajes más interesantes de la película: el de la mujer que quiere vengar a su padre y demostrar que la mujer también puede ser gran portadora del arte del kung-fu.

Las taquillas de China, Hong Kong, Taiwán y Singapur ya anunciaron que The Grandmaster es la más exitosa comercialmente de Wong Kar-wai hasta la fecha. Tanto es así que el realizador de In the Mood for Love (2000) plantea la posibilidad de hacer una secuela. (A.C.J.)

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