Jóvenes y celulares
Los jóvenes de entre 18 y 24 años consultan sus smartphones 53 veces al día, esto se desprende de un estudio de la firma Deloitte, el cual indica también que luego de este grupo le siguen las personas de edad comprendida entre los 25 y 34 años, que revisan su celular 43 veces al día y finaliza con las personas de 65 a 75 años, que lo miran 13 veces al día.
La frase que suele oírse al hablar sobre la “adicción” a los teléfonos celulares es que se los consulta unas 150 veces al día. El dato se hizo viral pero solo era una estimación sin pruebas ni encuestas algo más sólidas. Por este motivo Deloitte desarrolló una serie de encuestas sobre esta temática, de acuerdo con las cuales se concluyó que los jóvenes de entre 18 y 24 años consultan su móvil más de cincuenta veces diarias. A partir de ahí el número de consultas se va reduciendo con la edad, pero sigue hablándose de una necesaria “desintoxicación digital”.
La investigación constata el número promedio de veces que los encuestados miran su teléfono (por grupo de edad).
La pregunta que se realizó fue ¿cuántas veces estima que revisa su teléfono inteligente en un día? A continuación se detallan los resultados:
Al primer grupo más fuerte le siguen las personas entre los 25 y 34 años de edad, quienes afirmaron que miran su teléfono celular 43 veces al día; mientras que las personas de 35 a 44 años lo revisan 34 veces. Por su parte, las personas de 45 a 54 años se fijan en su teléfono 24 veces. Entre los 55 y 64 años lo ven 22 oportunidades, y finalmente las personas de 65 a 75 años revisan su celular 13 veces al día.
En relación con este tema sobre la dependencia de los dispositivos móviles, y específicamente el celular, The Wall Street Journal relata el caso de Tomohiko Yoneda, que precisamente ha escrito un libro sobre el tema después de estar constantemente “pegado” al móvil y a las redes sociales. Su desintoxicación fue involuntaria –una enfermedad le tuvo 10 días bastante al margen de su uso normal del smartphone– pero cuando se recuperó descubrió que ese proceso no era tan duro, y sus ventajas eran muchas:
“En esta era de sobrecarga de información, la gente puede perder el control fácilmente. Antes de este proyecto me sentía controlado por las redes sociales y por la constante presión de estar conectado a ellas. Pero ahora las controlo yo”. (I)