Arte con estrella Michelin

12 de Marzo de 2017
  • Puro flamenco es la parte de la propuesta del Corral de la Morería.
  • Una joven Isabel Pantoja en plena bulería.
  • Ava Gardner tenía fascinación por los tablaos flamencos.
  • Puro flamenco es parte de la propuesta del Corral de la Morería.
  • Jennifer Aniston, al igual que otras estrellas de Hollywood, han visitado este sitio madrileño.
  • Tallarines de calamar en fondo de chipirón.
Nicolás Romero Ordeñana, especial para La Revista

En pleno corazón de Madrid se encuentra Corral de la Morería, un tablao que ostenta un legado de música, baile y gastronomía de alta calidad.

En cualquier capital en la que el arte es parte importante de la cultura e historia del país, hay trampas para turistas. Sitios que apelan a este arte, y que lo presentan de una forma superficial, a manera de distracción o diversión, convirtiéndolo muchas veces en puro espectáculo de mediocre calidad artística.

Los hay también que, presentando un buen show, obligan acompañarlo con comida o bebida de baja calidad a precios exorbitantes.

Los tablaos de flamenco en toda España no son la excepción, por lo que escoger un buen sitio puede cambiar totalmente la experiencia.

El Corral de la Morería es un tablao que con más de medio siglo de tradición, ubicado en el corazón de Madrid, a escasas cuadras del Palacio Real, se ha convertido en un templo del flamenco. No en vano está incluido en el libro del New York Times como los ‘1.000 sitios que ver antes de morir’, y ostenta el reconocimiento como ‘Mejor Tablao Flamenco del Mundo’ del Festival Internacional de Cante de las Minas, así como el Premio Ciudad de Madrid.

El flamenco es un género artístico, básicamente escénico, que le ha dado forma a la identidad española, naciendo como se lo conoce hoy en día en el siglo XVIII de un mestizaje de culturas entre las comunidades gitanas que habitaban en los villorrios rurales de Andalucía, y las etnias moriscas que poblaron la zona, influenciado también por el folclore andaluz, el cantejondo. Es tan singular que fue nombrado por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En el flamenco, la música y el baile son inseparables, por lo que sus principales aspectos son el cante, el baile y el toque, siendo el principal instrumento de este último la guitarra. Este género puede tener distintas variaciones, que se conocen como palos, cada uno con sus características musicales, como claves y métrica específicas, entre ellos, el fandango, la seguidilla, la cantiña, la bulería, entre otros.

Así, las palmas por ejemplo, no son solo un elemento decorativo de este arte, sirve también para llevar el compás y ser de hilo conductor entre el cantador, el tocador y el bailador.

Quizá el Corral de la Morería ha sobrevivido el tiempo manteniendo su fama no solo por presentar flamenco serio y no ceder al espectáculo fútil, o por presentar a lo mejor de lo mejor, sino por estar tan involucrado en este género que ha servido también como palestra para la promoción y carrera de grandes artistas.

Desde el próximo mes de abril, este tablao se abre a una nueva experiencia: Arte escénico combinado con arte gastronómico, uniéndose al proyecto el chef David García –uno de los expositores que fue invitado a la Feria Raíces de Guayaquil–, quien hace menos de dos años obtuvo su primera estrella Michelin.

Conceptualmente el proyecto pretende brindarle a un máximo de una docena de clientes por noche, distribuidos en tres mesas, la posibilidad de probar en un pequeño reservado, dentro del Corral, pero contiguo al tablao, de un menú de degustación de doce platos con la más fina gastronomía española; menú que es totalmente maridado con vinos de Jerez. ¿Qué otro licor, de origen andaluz también, podría honrar mejor al arte que se desarrolla en el tablao contiguo?

Así, al son de una seguidilla, mientras se oye el rasgado de la guitarra y los toques del cajón que acompañan un zapateado, pueden probarse platos. Entre ellos la espuma de remolacha que sirve de cama a una sardina con ajo blanco en fondo de coco, coronado con ensalada de pomelo; o unos espaguetis hechos enteramente de calamar con trozos de pulpo, con fondo clarificado de anguila, entre otros manjares “maridaos” con las mejores manzanillas, olorosos y amontillados de Jerez, algunos de ellos con 75 años de guarda; mientras el chef y el sumiller explican en cada plato su intención y el concepto detrás de la misma.

Una delicadeza del servicio comprende tomar el bajativo pasando a la mesa de la primera fila del tablado, para concentrarse luego totalmente en un fantástico flamenco.

Quienes deciden no deleitarse con la experiencia de la cena privada con menú de degustación en el privado, que como dijimos tiene un límite de 12 personas por noche, pueden igualmente disfrutar de una gran cena, menos larga y suntuosa, comandada por el mismo chef, dentro del tablao.

Un grupo de bailaores compuestos por Olga Pericet, Jesús Fernández y Carlos Carbonel muestran el alma de este género musical, una perfecta combinación de elegancia, pasión y precisión, acompañados por cantaores de la talla Miguel Lavi, entre otros.

Al observar artistas de este nivel es cuando realmente se puede dar cuenta y apreciar lo maravilloso de este género, nacido en los arrabales, en el pueblo llano, y llevado a un alto nivel de sofisticación.

En la mitad del show el guitarrista Pino Losada en un intermedio de baile da muestras de virtuosismo con un solo de casi 7 minutos, entre rasgados, picados, con rapidísimas alternancias de notas y acordes.

El Corral de la Morería con su nuevo proyecto logra mostrar de lo mejor que tiene España bajo un mismo techo, arte y gastronomía llevados a niveles sublimes. (I)

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