En los paisajes del Austro

09 de Septiembre de 2012

En un viaje familiar es buena idea brindar buena parte de la autoridad a los niños. Porque esa es la principal intención: que los pequeños disfruten al máximo.

La directora de teatro Monserrate Serra opina así, poniendo como ejemplo el hermoso viaje que cumplió con su esposo e hijos a inicios del 2010. “El viaje fue muy poco planificado, y ese resultó ser su principal atractivo, ya que lo fuimos armando de a poco. Escogimos Cuenca porque es una ciudad que nos encanta, siempre que tenemos oportunidad regresamos a ella. El clima es muy sano para los niños, a ellos les gusta sentir el frío y tener que abrigarse”, indica.

No se preocuparon por el tiempo. Se desplazaron en carro desde Guayaquil. “Recuerdo haber hecho infinidad de paradas durante el viaje: un paisaje era motivo suficiente para detener el vehículo, bajarnos y tomarnos una foto o simplemente disfrutar de lo que veíamos”.

Una de esas paradas fue en la hostería Dos Chorreras, saliendo del Parque Nacional Cajas, un poco antes de llegar a Cuenca. “Caminamos por unos senderos cercanos a la hostería y encontramos unas edificaciones que emulan diferentes viviendas de otras épocas, entramos en lo que era la representación de una ‘mina’, vimos árboles de papel (polylepis), con cortezas que se desprendían suavemente, ligeras, casi transparentes. Luego comimos en el restaurante grande, amplio y muy cálido”, recuerda.

En el paseo por la naturaleza llegaron a una pequeña laguna y el hotel donde se hospedaron estaba cerca al centro de la ciudad. “Lo hicimos sin ningún tipo de prisa, mirando artesanías, asomándonos a los portales de las casas para apreciar los patios interiores de algunas casas de esa hermosa ciudad”.

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