Las islas Galápagos: Compartir e interpretarlas

Por Paula Tagle
19 de Enero de 2014

“Lastimosamente los cruceros navegables son más costosos que los tours diarios, y solo un pequeño porcentaje de ecuatorianos accede a este servicio. Pero es responsabilidad de los que se dedican a esta segunda actividad... darlo todo en alta calidad”.

Pocos ecuatorianos han tenido el privilegio de visitar las Islas Galápagos, y si lo han hecho, un muy reducido número ha estado a bordo de cruceros navegables, plenamente inmersos en zonas del Parque Nacional.

Recuerdo la vaga idea que yo misma tenía sobre el archipiélago antes de posar pie por primera vez: Patrimonio natural de la humanidad, islas volcánicas que jamás han estado conectadas al continente, lugar inspirador de Charles Darwin, provincia habitada por gente de diversas nacionalidades, lleno de científicos, y por supuesto, repleto de animales.

Escasas personas imaginan lo que este archipiélago realmente representa y el impacto transformador que puede tener en la vida de un ser humano, en la forma de interpretar su entorno.

Chasky Mashqui es guía de montaña que ha conquistado cumbres de hasta 6 mil metros de altura. Es, además, comunicador social de carrera, corredor de fondo y dueño de una casa de hospedaje en Quito.

A pesar de ser guía, ecuatoriano, y tener vasta experiencia con turismo, Chasky confiesa no haber estado preparado para lo que le esperaba en las islas. “Aquí no es solamente que ves aves; puedes distinguir hasta las pupilas de los patas azules, no se van, no se asustan; yo pensaba que saldrían volando”. Porque en efecto, una de las cosas que más impresionan es la inocencia de las criaturas de este aislado archipiélago. No existe el miedo, y nada nos prepara lo suficiente para encuentros cercanos con especies completamente ajenas a la presencia humana.

Chasky, indígena originario de Chimborazo, aventurero, que comenzó su carrera arreando mulas al servicio de grupos de andinistas, queda maravillado ante el mundo submarino. “Cuando hago snorkeling ni siquiera levanto la cabeza, permanezco clavado examinando cada cosa. Es un cosmos de colores bajo el agua, con montones de especies diferentes navegando el mismo espacio. No salgo de mi asombro”.

El buceo de superficie impacta sobremanera a los visitantes, que conocen del Parque terrestre, pero no hacen la conexión con la reserva marina de Galápagos, una de las más extensas del planeta; olvidamos que muchas especies de tierra dependen de los ricos ecosistemas en el océano. El comprobar la abundancia, diversidad y belleza de este nuevo universo expuesto a ojos primerizos puede marcar hermosamente una vida.

Chasky reconoce que en el mar de Galápagos tomó conciencia de lo que realmente significa una cadena alimenticia, desde plancton hasta tiburones y ballenas, cada especie en su rol, en su función, de presa o depredador. En las aguas de las Encantadas Chasky entiende que los humanos no escapamos de este básico principio: ocupamos un lugar específico de la cadena, y en el océano, no precisamente al tope de la misma.

Así como Chasky, muchos ecuatorianos, que llegan con una idea preconcebida de su Patrimonio Natural, parten con otra mejorada, más rica y excelsa, que seguro comparten y dispersan, que las ideas son como virus, y qué mejor si son buenas ideas.

Lastimosamente los cruceros navegables son más costosos que los tours diarios, y solo un pequeño porcentaje de ecuatorianos accede a este servicio. Pero es responsabilidad de los que se dedican a esta segunda actividad, tanto guías como operadores, darlo todo en alta calidad, hacer que las visitas cortas o en islas habitadas tengan el mismo impacto. Habrá menor variedad en escenarios y especies, pero Galápagos es Galápagos donde sea que estemos, el secreto es saberlo compartir e interpretar.

nalutagle@yahoo.com

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