Galápagos unido: Por su reserva marina

Por Paula Tagle
03 de Septiembre de 2017

“Existen especies que se mueven fuera de la Reserva antes de alcanzar mayores edades o tamaños. Hay especies migratorias, como varios tipos de tiburones, por ejemplo”.

“Los queremos vivos” fue el nombre que adoptó la marcha pacífica en Galápagos. En Quito se convocó igualmente otra protesta que unió a guías de Galápagos, ciclistas, guías de turismo nacional y a los Yasunidos. Los guías la llamaron “Luto en Galápagos”, los YASunidos “SOS en Galápagos”.

La captura del buque Fu Yuan Yu Leng 999, gracias a las acciones de la Dirección del Parque Nacional Galápagos y la Armada Nacional el domingo 13 agosto de 2017, a 34.5 millas náuticas al este de San Cristóbal, evidencia un triste hecho que afecta no solamente al archipiélago, sino a los océanos del planeta.

Los mares se conectan, la vida se conecta. Lo que ocurre en un pedazo de tierra o agua altera cualquier otro rincón.

Como indica Walter Bustos, director del Parque Nacional Galápagos, esto es un problema planetario que urge acciones a nivel internacional. Requiere mayor compromiso por parte de Naciones Unidas, por ejemplo, que tipifiquen el nivel de los delitos. Necesitamos de control regional que complemente los esfuerzos de Galápagos.

En la gigantesca masa de aguas internacionales todo se vale. Existen convenios para la protección de ciertas especies, pero sabemos que incluso así no se respetan. Es un gran océano de nadie, o de los más cínicos o poderosos. Esto no se trata solamente de un barco chino, o una flota de decenas de embarcaciones aprovechándose de los recursos protegidos en y por Galápagos. ¿Quién provee a los pescadores ilegales de combustible? ¿Cómo es que naves que surcan a cientos de millas de cualquier costa logran movilizarse si es que no cuentan con cómplices, en las mismas islas, o el territorio nacional?

Las embarcaciones que esperan fuera de la zona de uso exclusivo, que se calculan entre ciento noventa y trescientas, aparentemente no pueden ser culpadas de cometer ilegalidad alguna. Están en aguas internacionales. Y sin embargo, tal vez se logren encontrar argumentos válidos para condenarlos. Pescan especies en peligro, sus líneas de palangre, de hasta decenas de millas de largo, bien puede ser que ingresen en la reserva, por su longitud, por la acción de corrientes marinas. Se podrían encontrar evidencias y argumentos legales. Pero para eso necesitamos ejercer presión internacional. Requerimos el apoyo de los países vecinos, que seguramente sufren en sus pesquerías el impacto de las mismas grandes flotas. Y sobre todo debemos tomar conciencia de que el recurso marino no es infinito.

Es bastante conocido que buques de pesca industrial en el mundo entero se estacionan fuera de zonas protegidas para aprovecharse del efecto spill over (derrame). Constatamos que Galápagos no es una excepción. El contralmirante Jarrín afirma que nunca antes había monitoreado buques en las fronteras de la zona de uso exclusivo en las proporciones observadas a partir de julio 17 del presente año.

Los organismos que crecen en una reserva marina tienden a vivir más tiempo y a crecer más, esto incrementa la producción de huevos, larvas, y al final de cuentas, de nuevos individuos. Las poblaciones de peces se regeneran y recuperan.

Sin embargo, existen especies que se mueven fuera de la Reserva antes de alcanzar mayores edades o tamaños. Hay especies migratorias, como varios tipos de tiburones, por ejemplo. Estos deberían protegerse a través de arbitraje internacional.

Desde 2004 existe el corredor marino del Pacífico Este Tropical como una iniciativa de cooperación regional para la conservación, liderada por los gobiernos de Ecuador, Costa Rica, Colombia y Panamá. El corredor conecta cuatro reservas marinas patrimonio de la humanidad, y sin embargo, las zonas de aguas internacionales entre las reservas quedan otra vez en territorio de nadie, y de todos.

Debemos ejercer presión, dentro y fuera del país. Si Galápagos ha renunciado al uso de sus recursos, debería ser compensado de alguna manera. Que se extienda su zona de uso exclusivo, por ejemplo.

Necesitamos reformar códigos, revisar sanciones, analizar el marco regulatorio de la Convemar. Que las trescientas toneladas de cadáveres de especies en peligro sean una alerta de lo que no debe ocurrir nunca más. (O)

nalutagle@yahoo.com

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