‘Cedrela odorata’: Un árbol muy particular

Por Paula Tagle
03 de Marzo de 2013

”En épocas de la Colonia los ingleses lo llamaban cedro español, y su madera era muy preciada. En los años 1750, España concesionó un territorio en Centroamérica a madereros ingleses que extraían cedrela y caoba”.

Tengo un bello árbol al pie de mi casa. Me da sombra, es frondoso, y además emana un olor bastante particular que caracteriza cada rincón de mi vivienda. Me dicen que con el viento, árboles tan grandes, de raíces poco profundas, corren el peligro de caer fácilmente. Y este bello ejemplar se iría contra toda la magnitud de mi hogar, que no es mucha en realidad.

Además, hay varios argumentos en su contra: que es introducido, que el Servicio Parque Nacional Galápagos trabaja en su erradicación, que sus frutos hacen demasiada bulla al abatir sobre el techo. Otros critican su olor, oficialmente descrito como “aliáceo”, que es el aroma típico del ajo y la cebolla machucados.

Me enamoré de mi cedrela odorata más que del mismo sitio donde haría la casa, y desde entonces sueño con una hamaca pendiendo de sus ramas y varios banquitos alrededor para celebrar la luna con los amigos.

En la isla Santa Cruz las plantas crecen sobre pocos centímetros de suelo, luego sus raíces se topan con lava antigua, infranqueable, y terminan dispersándose lateralmente sin poder profundizar. Aun así mi cedro “cubano”, conocido también como cedro amargo alcanza una altura de 20 metros. No debe ser muy viejo. Esta especie crece rápidamente, además que se estima que fue introducida a las islas a partir de los años cuarenta.

En aquel tiempo Galápagos no era Parque Nacional y los pocos colonos que se atrevían a establecerse podían llegar con sus animales y plantas para empezar una nueva y próspera vida. Así arribó la cedrela, para proveer de madera a la gente de Las Encantadas. Una madera rojiza, amarga para termitas e insectos.

Hoy en una especie invasiva, con semillas que se dispersan fácilmente con el viento, y que el Parque Nacional erradica en zonas de Parque, y eso está muy bien. Pero mi arbolito habita el pequeño 3% de todo el archipiélago que no es Parque Nacional, aquí no hace daño, a no ser que un viento huracanado lo empuje contra el mundo, debería decir más bien, ¡mi mundo!

Además, cedrela odorata está incluida en la lista de UICN con el estatus de especie vulnerable, no en peligro inminente de extinción, pero en riesgo dentro de su rango natural: bosques tropicales de hasta 1.200 metros de elevación, desde el sur de México, todo Centroamérica, islas del Caribe, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Brasil.

Actualmente se lo cultiva en gran parte de Sudamérica y algunos países de África, pero en sus zonas de origen crece en densidades muy bajas. A pesar del nombre, no es un cedro propiamente dicho. Pero su olor y color recuerdan a los auténticos y gigantes cedros del Viejo Mundo.

¿Por qué cubano? Porque es la madera preferida para fabricar cajas de habanos. En épocas de la Colonia los ingleses lo llamaban cedro español, y su madera era muy preciada. En los años 1750, España concesionó un territorio en Centroamérica a madereros ingleses que extraían cedrela y caoba. Al cabo de unos años estas compañías inglesas reclamaron el enclave como propio, y luego de varios enfrentamientos quedó en manos británicas, para en 1981 pasar a ser Belice.

Cuando visité la Amazonía peruana pedí a los guías que, si encontraban una caoba (pariente de la cedrela) o una cedrela, me lo dijeran. Estuve semanas y nunca me topé ni con la una ni con la otra; han sido sobreexplotadas.

Pero en Galápagos, junto a mi casa, tengo mi cedrela odorata, la más linda de todas. Cruzaré los dedos para que el viento no la desplome.

nalutagle@yahoo.com

 

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