Trombos peligrosos

20 de Octubre de 2013

Cuando un coágulo se aloja en el interior de una arteria o vena puede desprenderse, viajar y ocluir la circulación sanguínea, provocando mucho daño.

Nuestra sangre siempre permanece en estado líquido, pero en determinado momento también tiene la función de coagularse en el sitio donde se ha producido una lesión, de manera localizada, autolimitada y transitoria en el tiempo, formando coágulos o trombos.

También pueden originarse mediante un daño vascular, una cirugía, una fractura ósea, quemaduras extensas o por otro tipo de condiciones como, por ejemplo, viajes largos, estasis venoso (detención o disminución considerable de la velocidad de la circulación como en las várices), entre otros.

Según la hematóloga mexicana Sandra Quintana, quien estuvo en el V Congreso Internacional de Arteriosclerosis y Endotelio, celebrado en agosto en Guayaquil, un trombo puede formarse en una arteria o en una vena y permanecer allí. Pero cuando se desprende y viaja toma el nombre de émbolo.

Esto es peligroso porque puede obstruir el flujo sanguíneo en ese lugar, impidiendo el suministro de oxígeno y de sangre a los tejidos circundantes. Entonces puede ocasionar destrucción (infarto) necrosis de los tejidos que se encuentran en esa área o la muerte.

“Si el émbolo viaja hasta una arteria de los pulmones y bloquea la circulación, se produce una embolia pulmonar. También pueden formarse coágulos en las venas cercanas a la superficie de la piel. Sin embargo, estos no se desprenden ni causan embolia pulmonar”.

Para el doctor Ernesto Intriago Giler, flebólogo especialista en enfermedades venosas, los trombos se forman especialmente en las venas profundas de los miembros inferiores, sobre todo en el trayecto de las pantorrillas, así como en las venas de los muslos y pelvis. Pero son muy diferentes a los que se crean en las venas superficiales cercanas a la piel (várices). También se pueden originar coágulos en cualquier arteria lesionada y otras de origen cardiaco.

Incluso, agrega, es común que aparezcan a partir de los 50 años, ya que el riesgo aumenta con la edad y las enfermedades asociadas. Por ejemplo, en caso de padecer arteriosclerosis en pequeñas y grandes arterias, estenosis carotídeas con placas que se desprenden y embolizan las arterias cerebrales, ocasionando un stroke (ataque fulminante) o accidente cerebro vascular.

También pueden formarse en los pacientes con enfermedad cardiaca con fibrilación auricular (afección en la que el corazón late en forma irregular, lo que aumenta las probabilidades de que se formen coágulos en el cuerpo) y secundaria al síndrome coronario agudo.

Asimismo, dice, en quienes son portadores de várices o con factores alterados de la coagulación que pueden ocasionar un estado de trombo embolismo pulmonar.

“En las personas sanas, el riesgo es menor salvo que estén tomando anticonceptivos y terapia de reemplazo hormonal o que sufran traumatismo severo sobre las venas de miembros inferiores”.

Últimos avances

Los medicamentos que existen actualmente para combatir los coágulos, menciona Intriago, son los anticoagulantes orales como el rivaroxaban, dabigatran y el apixaban, este último aún no está disponible en Ecuador. Incluso, todavía se emplean la warfarina (oral) y la heparina de bajo peso molecular (inyección).

Antes de administrar un anticoagulante, dice Quintana, es muy importante saber diagnosticar qué produce los coágulos, porque dependiendo de esto se administra el medicamento. El propósito es mantener el equilibrio entre la posibilidad de que el paciente que tiene una gran carga para formar coágulos se frene; sin embargo, uno de los riesgos que corre es que le produzca hemorragias.

“Es importante dar tratamiento en la fase aguda y en el momento que está el trombo; y luego hay que evitar que haya otra recurrencia, lo que se llama prevención secundaria, es decir, se debe prevenir algo que ya sucedió”.

Según Intriago, hay estudios que demuestran que los anticoagulantes orales son tan efectivos como el tratamiento clásico, con similar seguridad en el tratamiento de la trombosis venosa profunda (TVP) aguda y con la ventaja de que no requieren un control continuo de ajustes de dosis. Además, son de rápido inicio de acción y previenen recurrencia de trombosis.

Medidas urgentes

Para Intriago, gran parte de los trombos pasan desapercibidos y es el médico quien debe sospecharlos a través de la historia clínica del paciente y relacionarlos con los factores de riesgos asociados para realizar prevención.

En otras ocasiones, explica, el paciente puede presentar dolor intenso en las pantorrillas, edema o hinchazón de la extremidad afectada, pulso irregular, sensación de falta de aire o desorientación, entre otras. Incluso, se debe realizar un ecodoppler vascular, complementar con exámenes de laboratorio y realizar una buena historia clínica.

Está comprobado científicamente que el uso regular de las medias de várices y antiembólicas previene a las personas que permanecen en posición parada o sentada por muchas horas o en estado de inmovilidad prolongada, o en viajes en avión o carro por más de cuatro horas.

El ejercicio regular, como caminatas y levantarse en puntillas y apoyarse sobre talones cada una a dos horas, también es saludable. Incluso, usar ropa cómoda, beber mucho líquido, no tomar alcohol en viajes largos de avión y estirar regularmente las piernas.

Por último, debe consultar con su médico de confianza si va a requerir tomar alguna medicación antitrombótica. (S.M.de.C)

 

Anticoagulante

Es un medicamento para disolver la sangre, lo cual impedirá que se formen más coágulos o que los ya existentes se vuelvan más grandes.

Estos fármacos no pueden disolver los coágulos que usted ya tiene.

 

Embolia arterial

Puede ser causada por uno o más coágulos que se pueden atascar en una arteria y bloquear el flujo sanguíneo, privando a los tejidos de este y del oxígeno, lo que puede producir muerte tisular (necrosis).

 

 

 

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