Atención a bebés prematuros

03 de Agosto de 2014

Los niños que nacen antes de tiempo necesitan atención especial. La Maternidad Enrique C. Sotomayor la brinda y enseña a proporcionarla.

Éricka Anchundia es una mamá preocupada por la salud de su hijo. Cuando estaba embarazada de 26 semanas sufrió la pérdida de líquido amniótico y su médico tuvo que practicarle una cesárea, pues los latidos del corazón del bebé estaban lentos.

Daniel Tubay nació pesando 1.065 gramos y estuvo 33 días ingresado en el área de Prematuros del Hospital Enrique. C Sotomayor hasta que le dieron el alta. Sin embargo, cinco meses después regresó para recibir estimulación temprana.

“Mi bebé no alzaba la cabeza, ni abría o cerraba los puños, tampoco intentaba agarrar algo como otros niños de su edad. Pero con los ejercicios de estimulación, tres veces por semana, ya a los seis meses intentaba sentarse y ahora que tiene 1 año 4 meses su terapeuta Ana Vera lo graduó: camina, gatea y sube y baja las escaleras con rapidez y seguridad”.

Según la doctora Patricia Pacheco de Hurtado, subdirectora técnica del Hospital Enrique C. Sotomayor, a nivel mundial, 70 de cada 100 niños mueren antes de los 5 años por ser prematuros, mientras que el 50% de los neonatos de muy bajo peso (menos de 1.000 gramos) queda con secuelas, en su mayoría irreversibles.

Por eso, estos niños son pacientes especiales que requieren una atención multidisciplinaria. En este hospital existe el Programa Canguro, que vigila al prematuro hasta el año de edad y le da el alta cuando está estable clínicamente. Pero se advierte a las madres que el control tiene que seguir hasta los 7 o 10 años en un hospital pediátrico.

“El método canguro consiste en que la madre lleve a su hijo prematuro en posición vertical, piel a piel, las 24 horas hasta que tenga un peso adecuado (más de 2.000 gramos). De esta manera recibe tres elementos indispensables para la supervivencia: calor, amor y lactancia materna”.

En tanto que la estimulación cognitiva o temprana les sirve a los bebés prematuros para desarrollar su capacidad de lenguaje, ubicación en el tiempo y espacio e interrelación personal. Incluso desde hace un año y medio el hospital recibe, todos los miércoles de 11:00 a 12:00, la colaboración de la médica Patricia Ordóñez Legarda, directora de Kinderzentrum, quien imparte charlas a las madres sobre la forma de prevenir la discapacidad en los niños prematuros, ya que tienen tendencia a presentar problemas neurológicos.

Niños vulnerables

Según Ordóñez, los niños prematuros pueden sufrir una alteración en su desarrollo desde problemas de lenguaje (lo menos grave) hasta desórdenes psicológicos, psiquiátricos, espectro autista (lo más grave). Incluso hiperactividad, problemas de aprendizaje y del comportamiento, en motricidad gruesa, fina y otros.

Pero, agrega, se debe tener presente en qué semana del embarazo nació, con qué peso y qué tipo de complicaciones tuvo. El tiempo que un bebé prematuro pasa en cuidados intensivos es importante. Es diferente si estuvo quince días o si, por el contrario, tuvo que permanecer tres meses. Además, el ambiente en esta área es siempre estresante para el niño, no solo porque es muy ruidoso (sonidos de los aparatos o monitores, lo que hablan los médicos, enfermeras, hay prisa, urgencia), sino por el hecho de que para que el bebé mejore sus condiciones requiere de tomas de muestras de sangre (a veces diariamente), sueros, catéteres, lo cual significa una injuria en la piel.

Por eso, los bebés prematuros a corto y a largo plazo casi siempre serán irritables, tendrán un elevado nivel de cortisol, lo que los hace propensos a presentar alteraciones en su conducta. Y en este punto se capacita a los padres con técnicas para calmarlos.

También se les enseña acerca de las características del bebé y su comportamiento, como la estructura de la familia, el entorno y sus cuidados. “La meta es que los padres establezcan una buena relación madre-padre-bebé, así como el vínculo. De la calidad de este último dependerá cómo el niño se comportará más tarde, es decir, si habrá de relacionarse bien con otras personas y cómo afrontará los problemas”.

El hecho de lograr esto, agrega, proporciona a los padres bienestar y seguridad, lo cual incidirá positivamente en el desarrollo del niño. “Anteriormente se daba más importancia a enfocarse solo en el desarrollo neurológico del bebé. Pero las últimas tendencias apuntan a un trabajo de educación con los padres y el entorno del niño”.

Bebé, a casa

Cuando el bebé se va a casa, dice Ordóñez, pasará a un entorno más tranquilo, diferente al que tuvo en terapia intensiva. Por ello, los padres deben aprender qué tipo de estímulos lo van a beneficiar o a perjudicar en los primeros años de vida. “El sistema nervioso de estos bebés es aún más inmaduro, por lo que demasiado estímulo es tan perjudicial como ninguno, y los órganos de los sentidos serán la puerta por donde estos entrarán”.

Se recomienda, agrega, escasa exposición a las pantallas (TV, videos, tabletas, celulares). El estímulo nervioso que viaja por las vías óptica y auditiva de estos aparatos ha resultado ser perjudicial para el sistema nervioso. Tampoco debe tomarle fotos con flash, porque podría quedar ciego el bebé; y en lo auditivo, es de vital importancia la voz calmada de la madre y si le canta será mejor aún.

Lo que beneficia, dice Ordóñez, al bebé es ver la cara de la mamá o de los familiares, por eso hay que fomentar el contacto visual, es decir, más exposición de estímulos reales que virtuales. Pero tampoco hay que estar todo el tiempo estimulándolo, debe haber periodos de descanso.

Además, recomienda no usar perfumes o talco, ya que el olor a la leche de la mamá produce bienestar en el niño. También el contacto piel a piel no solo fomenta el amor, sino la propiocepción (sentido que informa al organismo de la posición de los músculos), por medio del movimiento se estimula el equilibrio.

“Pero todo tipo de estímulo que el bebé reciba debe ser suave, ya que si se estimula demasiado se está sobrecargando la capacidad del sistema nervioso de poder ordenar e integrarlos. Lo que trae como consecuencia años después son niños hiperestimulados, que no tienen autocontrol, entre otros desórdenes”.

Por último, dice Pacheco de Hurtado, para evitar estos problemas toda mujer antes de concebir debe hacerse un chequeo clínico y exámenes para detectar cualquier tipo de enfermedad y establecer el tratamiento correspondiente. Y cuando ya esté embarazada, llevar un excelente y adecuado control prenatal para evitar tener un bebé prematuro”.

 

Desarrollo positivo

Hay estudios que demuestran que los bebés prematuros pueden desarrollarse mejor, siempre y cuando se involucre a los padres en el cuidado. Un ejemplo es Érika Anchundia con su hijo Daniel Tubay.

Informarse bien

Según la doctora Patricia Ordóñez, los padres de bebés prematuros deben informarse bien de una fuente orientada a beneficiar al niño. Es mejor estar acompañados por profesionales que manejen el tema.

 

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