Alejar el riesgo de demencia

12 de Agosto de 2018

Lo que es bueno para el corazón lo es también para el cerebro, sostiene la OMS y otros servicios de salud.

¿Estamos listos para responder a una gran población de personas mayores que están perdiendo sus capacidades cognitivas? se preguntan los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC). Las proyecciones actuales indican que el número de personas viviendo con alzhéimer y otras demencias se está multiplicando a medida que la generación conocida como Baby Boom (nacida entre 1946 y 1964) se hace mayor.

Este grupo requerirá más y más apoyo a medida que sus funciones cognitivas, físicas y de conducta desmejoren con el tiempo. El esfuerzo que exige de los cuidadores pone a estos, a su vez, en riesgo de enfermar. Al igual que con otras condiciones crónicas y degenerativas, se trata de reducir riesgos, aumentar la detección y diagnóstico temprano, mejorar la seguridad y el cuidado de calidad para los que viven con la enfermedad y atender también a sus familias.

No hay manera cierta de prevenir todos los tipos de demencia. Sin embargo, hay suficiente evidencia de que un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir las probabilidades de desarrollar demencia al ir envejeciendo, señala el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS). También puede evitar enfermedades cardiovasculares, que son a su vez factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, los tipos más comunes, y que no tienen cura.

No es producto de la vejez

Algo importante de señalar es que la demencia o trastorno neurocognitivo mayor no afecta exclusivamente a los adultos mayores. Los síntomas aparecen antes de los 65 años en el 9% de los casos. Aunque la edad es el principal factor de riesgo, no hay que aceptar que esto es una consecuencia inevitable de envejecer. En otras palabras, “la demencia senil no existe, el envejecimiento no conlleva problemas cognitivos”, como dice el geriatra Clemente Zúñiga Gil.

Muchos de los factores de demencia que más conviene evitar aparecen (hipertensión, diabetes tipo 2) tienden a aparecer entre los 40 y 64 años, informa la Sociedad para el Alzhéimer, en Reino Unido. Esto es probablemente porque los cambios en el cerebro que causan la enfermedad parecen iniciar en esa etapa de la vida. Así que ese es un buen momento para empezar a adoptar comportamientos saludables, si es que no se lo hizo antes.

No hay ningún tratamiento que pueda curar la demencia o revertir su evolución progresiva, pero sí numerosas propuestas en ensayo clínico. La intervención a los pacientes y sus familias, en cambio, hace la diferencia en la calidad de vida, en especial el diagnóstico precoz, la buena salud física, actividad cognitiva, bienestar social y emocional, el tratamiento de otras enfermedades que pueda tener la persona y la información y ayuda a largo plazo a los cuidadores.

El peso y el cerebro

Tener sobrepeso u obesidad puede aumentar su presión arterial y el riesgo de diabetes tipo 2, y ambos están ligados a las demencias. Chequee su peso regularmente para saber si está en el rango saludable. Si no lo está, empiece por perder del 5 al 10 de ese exceso, pues ese margen ya lo estaría ayudando a reducir el riesgo de demencia.

El ejercicio y el cerebro

Aún si está en el peso normal, la falta de actividad física puede ponerlo en peligro. Los adultos mayores que no se ejercitan son candidatos a tener problemas de memoria o de pensamiento. Siga la recomendación de 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada cada semana, como caminar rápido, ir en bicicleta o bailar. También debería hacer ejercicio de fortalecimiento dos veces a la semana, como jardinería o yoga. Siéntese menos, desplácese más. Use escaleras y pasee mientras habla por teléfono.

Alcohol y cigarrillo

Excesivas cantidades de alcohol lo ponen en riesgo de enfermedad cardiaca y algunas formas de cáncer, así como de daño al sistema nervioso (esto incluye el cerebro). Deje tres o más días de distancia entre una bebida alcohólica y otra. Fumar reduce sus arterias y eleva la presión arterial. La recomendación es dejarlo.

La depresión y el cerebro

Esta relación es compleja. Parecería que tener depresión sin tratamiento hace más probable desarrollar demencia, pero también sucede que la primera es uno de los síntomas de la segunda. La ansiedad y la depresión, de cualquier forma, afectan la habilidad de ser socialmente activo y de participar en actividades mentalmente estimulantes. Si le preocupa estar deprimido o lo ve en un familiar o amigo, el primer paso puede ser conversar con un médico general, para recibir orientación y saber si hay necesidad de un especialista.

Tipos de demencia

El más común es la enfermedad de Alzheimer (60% - 70% de los casos). Otras formas frecuentes son la demencia vascular, que tiene como causa el poco flujo sanguíneo al cerebro debido a vasos sanguíneos que ya no funcionan; la demencia por cuerpos de Lewy (agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas) y un grupo de enfermedades relacionadas con el deterioro del lóbulo frontal del cerebro. Con frecuencia se producen formas mixtas.

Las mujeres tienen mayor tendencia a desarrollar alzhéimer; pero los hombres enfrentan un peligro un poco más alto de demencia vascular. En los otros tipos, están en iguales condiciones.

CIFRAS EN AUMENTO

Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre algún tipo de demencia en un determinado momento. Se prevén 82 millones de pacientes en 2030 y 152 millones en 2050, a medida que la población global envejezca.
 

ENFERMEDADES ASOCIADAS

Las demencias son una de las mayores causas de discapacidad y dependencia entre la gente mayor en todo el mundo. En más del 95% de estas personas, esta condición va acompañada de una o más condiciones crónicas.
 

 

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