Vencer la tartamudez

02 de Septiembre de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Aunque no existen respuestas claras sobre qué origina la falta de fluidez al hablar, hay terapias que ayudan a mejorarla. ¡Aprenda a enfrentarla!

Si alguien tiene deficiencia de fluidez verbal debería tomar como ejemplo a Demóstenes (384 a.C.). Él fue el mejor orador de la antigua Grecia, a pesar de su problema de tartamudez. La primera vez que compareció en público a dar un discurso la gente se burló de él, pero en lugar de sentirse desanimado pasó años entrenando su voz para corregir esa limitación.

Para fortalecer sus pulmones, cada día salía a correr por la playa gritándole al sol. Luego se metía un puñado de piedrecillas en la boca y comenzaba a hablar hasta pronunciar perfectamente. Incluso acostumbraba a recitar en voz alta sus discursos y poesías. De esta forma pudo controlar su dificultad para hablar de corrido y salir adelante.

Según el terapeuta de lenguaje Luis Naranjo Velásquez, en cada país del mundo existe el 2% de personas que padecen tartamudez. De estas, el 70% se aísla y el 30% se enfrenta al mundo, se acepta y se tiene confianza, tal como la tuvo Demóstenes.

La mayoría de tartamudos siente vergüenza al hablar porque se traba, repite palabras o presenta espasmos respiratorios u obstrucciones producto de la tensión muscular. Si quiere decir, por ejemplo, ¡vamos a pasear juntos!, dirá: ¡Vaaamos aaa paseeear juntos!

Su origen

La causa de la tartamudez no es psicológica como comúnmente se cree, sino producto de una pequeña disfunción en el hemisferio cerebral izquierdo, que controla el lenguaje formal. Se manifiesta, dice Naranjo, entre los 2 o 3 años de edad, cuando se comienza a estructurar el lenguaje, y se la considera normal. Pero si a los 5 o 6 años se repite, puede instaurarse definitivamente.

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“Los científicos también creen que el tartamudeo puede ser de origen genético y que los problemas emocionales que presentan algunos de los afectados son consecuencia de la tartamudez”.

Discriminados e inseguros

La socióloga Elena Betancourt Benites considera que las personas con dificultades de lenguaje fueron niños o niñas que crecieron siendo el hazmerreír de su entorno. Es por eso por lo que se sienten discriminadas e incluso se volvieron acomplejadas, temerosas de mostrarse y de no ser aceptadas.

Algunas veces, esta dificultad solo se les presenta cuando están ante situaciones que les provocan inseguridad, frente a personalidades que los atemorizan o porque se sienten presionados.

Incluso, el rechazo que sienten algunas personas tartamudas, dice Betancourt, es porque vivimos en una sociedad poco tolerante y que, debido al individualismo, cada uno busca sobresalir, en algunos casos, pasando por encima de los demás. “Cuando hay este tipo de personalidad y una persona con dificultades de lenguaje a su alrededor, lo hará foco de su atención para, de esa manera, pensar que sus propios defectos pasarán desapercibidos”.

Naranjo agrega que las personas con tartamudez tienen que batallar primero contra los prejuicios de la sociedad y, segundo, aceptarse a sí mismas. Es por eso por lo que algunas se aíslan, se inhiben, se ponen rebeldes, tienen mal genio, no quieren salir y tampoco ir a clases para no soportar las burlas.

Pero también hay quienes a pesar de su deficiencia salen adelante y pueden vivir tranquilos. ¿La razón? Porque en su niñez y adolescencia tuvieron unos padres que jamás los regañaron por su falta de fluidez verbal y se preocuparon de que recibieran tratamiento especializado, aunque la tartamudez no tenga cura.

Las terapias

La terapia de lenguaje, dice Naranjo, ayuda únicamente a disminuir la disfluencia (dificultad de fluidez) para que tenga menos trabas, bloqueos y repeticiones. Mientras que la psicoterapia, manejada por un psicólogo, permite descubrir qué tipo de problemas ha tenido en la infancia para poder superarlos y subir la autoestima.

Según la terapeuta de lenguaje Silvana Irigoyen, el trabajo que se realiza con un individuo tartamudo es personalizado. Se le enseña, por ejemplo, a hablar pausado, a hacer ejercicios de respiración y de coordinación fonorrespiratoria, y a prolongar el sonido inicial de palabras que comiencen con consonante y vocal, excepto p, t, k y ch. También a trabajar lecturas en alta voz, grabando lo que lee, y leer simultáneamente con otra persona. “Algunos de los ejercicios planteados son de uso constante y con otros se aconseja trabajar dos veces al día todos los días”.

Por último, dice Betancourt, es importante que los padres sometan a los niños que tienen dificultades de lenguaje a un chequeo para determinar si son de origen orgánico o emocional. La ayuda profesional le permitirá reconocer sus fortalezas y atenuar sus debilidades.

También sugiere leer en torno a la problemática junto con los miembros de la familia y con la misma persona afectada.

“Cuando se logra entender las dificultades que se nos presentan, en cualquier campo de la vida, podemos enfrentarlas de la mejor manera y encontrar las soluciones”, añade.

Famosos tartamudos

(Lyon, 10 a.C. - Roma, 54 d.C.)
Claudio

Fue emperador romano y desde niño sufrió burlas por su tartamudez. Pero él la usó para aparentar ser más tonto de lo que era y fingir que no tenía aspiraciones de llegar al poder.

 

(1547-1616)
Miguel de Cervantes

Él escribió El Quijote de la Mancha. Tuvo problemas de dicción desde que iba a la escuela y nunca logró superarlos. Reconoció su problema en el prólogo de las Novelas ejemplares, en el que escribió: “...que será forzoso valerme por mi pico que, aunque tartamudo, no lo será para decir verdades”.

(1809–1882)
Charles Darwin

Es considerado el padre de la teoría de la evolución y, al igual que su abuelo, tenía dificultad para pronunciar ciertas palabras, pero era un conversador ameno que hablaba siempre con lentitud y en voz baja.

 

(1895-1952)
Jorge VI

Es el monarca inglés en el que se inspiró la película El discurso del rey. Sufría de tartamudez y no podía pronunciar discursos en público, especialmente la letra k. Él superó sus problemas de pronunciación con un logopeda australiano llamado Lionel Logue. Tuvo 82 sesiones de terapia.

 

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