Técnicas de relajación: ¿Ocio, juego o terapia?

23 de Agosto de 2015

Garabatear, dibujar o hacer figuritas de papel en clase, una reunión de trabajo o una conferencia podría meternos en líos si nos descubren. Pero también podría ayudarnos a hacer mejor uso de la información.

Susi Brown, especialista en pensamiento visual y diseño de la información, dio en el 2011 una charla TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) sobre un tema que parecerá trivial: la importancia del garabateo.

Brown dice estar consciente de que podrían no tomarla en serio. “He encontrado un montón de resistencia, porque se piensa que es antintelectual y contrario al aprendizaje serio; es remolonear, perder el tiempo, no hacer nada. Pero al garabatear hacemos marcas espontáneas para ayudarnos a pensar. Es una medida preventiva del cerebro para no perder el enfoque”.

Hay al menos cuatro maneras de procesar la información para la toma de decisiones: visual, auditiva, por lectoescritura y cinestésica, dice Brown. Para captar debemos involucrar dos de esas modalidades o emplear una de ellas junto con una experiencia emocional. “El garabateo involucra las cuatro capacidades más la posibilidad de incluir las emociones”.

“No estás haciendo nada”

El psicólogo Jorge Pazmiño considera que el ‘no hacer nada’ es relativo, pues una de las cosas más importantes es aprender a diferenciar entre lo que opinan los demás y lo que nos hace bien. “La productividad consiste en hacer más con menos, para ello es necesario entrenar ambos hemisferios del cerebro, el que usamos para los procesos lógicos y el de la creatividad”.

¿Es posible desconectarse a través de la pantalla? Pazmiño dice que ocasionalmente sí, pero tomando en cuenta el inconveniente de los mensajes que la persona recibe casi de manera imperceptible y el riesgo del sedentarismo.

“Para la relajación hay opciones tradicionales y alternativas. Está la autohipnosis, que consiste en apagar el ruido de la mente y encender lo mejor que hay en la persona”. Cita también la masoterapia, reflexología, musicoterapia, aromaterapia y reiki.

“Las mejores actividades siempre serán las recreativas, por la diversión y por los aprendizajes de nuevas realidades, por la oportunidad de sorprendernos positivamente: viajar, jugar, tener una afición, bailar, escuchar música”.

Pazmiño hace referencia a la frase ‘Por sus frutos los conoceréis’ para indicar que los resultados son la medida para identificar la terapia adecuada para cada uno. No se trata de promover un método, sino de generar bienestar.

La pintura y la constancia

El arte es una alternativa relajante. La psicóloga Romy Albuja señala que al pintar se deposita en el papel o el lienzo la intensidad negativa, la agresividad, la confusión, la fragilidad. “No por eso el producto va a ser malo, sino que será más fuerte y marcado, pues se convierte en un depósito de lo que hay en el interior de la persona”. Aclara que actividades como esta no pueden considerarse una cura total a situaciones de estrés y ansiedad, sino una actividad de mantenimiento.

“Depende de la constancia de la persona. No va a resolver su problema, pero va a relajarse y a desahogarse. Es importante la persistencia”, dice Albuja, “porque no se van a ver resultados inmediatos, especialmente si se lo hace por iniciativa propia, en casa”.

La especialista añade que personas que nunca han ido al consultorio del psicólogo tienen una presencia constante en lugares donde realizan actividades artísticas, y eso es un gran aporte a la estabilidad emocional y social. En palabras de Albuja, es “un canal de fuga”.

Libros para colorear

Ana María Gilbert desarrolla talleres de terapia de arte para adultos mayores, en los que se pinta con lápices de colores. Ella estima que es un reencuentro de la persona con una actividad considerada infantil, pero que puede aportar bienestar emocional, mental, espiritual y físico. “Lo primero que aporta la arteterapia es concentración. Se mejora la atención. Al tomar un lápiz de color o pinceles, las manos vuelven a moverse, a estar más flexibles, el adulto se va dando cuenta poco a poco de los cambios. Las emociones se equilibran, la salud mejora”. Las personas mayores, comenta, pueden pintar mientras esperan una consulta médica o en un aeropuerto, convirtiendo momentos monótonos en experiencias gratificantes.

El mandala, frecuente en los materiales para colorear, tiene una particularidad. “Nos permite entrar en el efecto calmante del círculo”, asegura Gilbert. A medida que coloreamos un mandala, nos sujetamos a un orden y de alguna manera estamos también llevando el orden al espíritu. El proceso de coloreado es, además, un momento de intimidad en el que se pueden encontrar relajación y calma (se cuenta entre las prácticas de meditación). Es una herramienta de observación y autoconocimiento que activa la paciencia, el centramiento, la pacificación y el desestrés, procesos curativos físicos y psicológicos”.

La escultura, un proceso distinto

Albuja sugiere a las personas no desanimarse ante la escultura por considerarlo un arte demasiado complejo. Explica que se puede empezar con materiales sencillos como barbotina o cerámica. Afirma que son procesos diferentes, desde el punto de vista psicológico. “Dice Sigmund Freud que pintar consiste en poner, llenar el espacio con lo que uno quiere, pero que al esculpir se trata de extraer, sacar el arte que ya está en la arcilla, el metal, la madera”.

¿Qué deportes elegir?

En caso de personas con dificultades de ansiedad, depresión o neurosis, Albuja considera que es preferible ir al gimnasio, donde se liberan tensiones y ansiedades utilizando las máquinas y siguiendo las rutinas proporcionadas por un instructor.

Los deportes de impacto solo se deben realizar si es que están supervisados y dirigidos por expertos. “De entre estos, las artes marciales (como el taichi, el judo, el karate) son las que están más encaminadas, por sus técnicas para canalizar la energía y el menor riesgo en comparación a otras disciplinas”. (D. V.) (F)

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