Depresión, sí es posible superarla

02 de Abril de 2017
Cecilia Guevara

Es un trastorno que puede ser prevenido y tratado si se busca la ayuda necesaria a tiempo.

La tristeza es un estado emocional afectivo, es una manifestación que atraviesa el ser humano ante cualquier circunstancia vital adversa. Aquellas personas que no son capaces de superar o revertir un estado de tristeza son vulnerables a sufrir de depresión, según explica Paola Escobar

Massuh, médico psiquiatra y coordinadora de investigación del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

La incidencia de cuadros de tristeza que permanecen por largos periodos da lugar a la patología denominada depresión, que se caracteriza por la presencia de excesiva tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.

La depresión puede llegar a convertirse en crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar antidepresivos y psicoterapia profesional.

Escobar menciona, por ejemplo, si alguien obtiene baja nota en un examen se pone triste, luego se entera de que tiene otra oportunidad, estudia, lo logra y no pierde el año; supera la tristeza porque tiene una motivación para restituir ese estado, que es el querer hacer algo para remediarlo y no sumirse en una actitud en la que no ve nada más que la tristeza. “Es trabajar para mejorar aquella situación, en cambio, la depresión se escapa de la voluntad de querer estar bien, no hay la motivación que también es un proceso que responde a sustancias químicas”, detalla la especialista. Es en el estado de tristeza en el que se puede prevenir llegar a la depresión en sus diferentes niveles.

De acuerdo con la Dra. Paquita Brito, psicóloga y terapeuta especializada en Francia, las personas más vulnerables a sufrir depresión son aquellas que tienen el interés por la vida en segundo plano, quienes apuntalan más hacia el sentimiento de muerte y queja, personas negativas que han sido formadas en un núcleo familiar triste, que ante situaciones difíciles tomaban posturas negativas. “En el plano de mi terapia y a lo largo de mi vida profesional he notado que la queja crea muchos depresivos, las personas quejumbrosas crean hijos depresivos”, refiere Brito. No así con quienes han forjado en su familia, como estilo de vida, la visión positiva de que es posible levantarse ante las adversidades. “Cuando se ha vivido rodeado de positivismo es más fácil superar y avanzar”, señala.

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La visión de la vida cambia

Para Brito es importante saber distinguir si se trata de una depresión exógena o endógena. La primera es producida por factores externos como duelos, separaciones afectivas, entre otras que generen tristeza. La otra, en cambio, es propia del individuo con predisposición a padecer la enfermedad, aunque no haya ninguna situación externa. En este punto la psiquiatra Paola Escobar puntualiza que este tipo de depresión tiene un origen netamente químico producido por la alteración de varias sustancias neurotransmisoras producidas en el cerebro y que regulan el estado de ánimo, entre los principales están la serotonina, dopamina, catecolamina, noradrenalina, que causan las respuestas frente a distintos estímulos.

Incluso estudios de especialistas de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos, y el King’s College, de Londres, consideran que es posible una tendencia a la depresión por origen genético, razón por la que unas personas reaccionan mejor que otras después de pasar por acontecimientos angustiantes como un divorcio o la muerte de un familiar. Según los expertos, las personas con determinada versión ‘corta’ de un gen corren un riesgo dos veces mayor de desarrollar depresión después de experiencias difíciles, que quienes tienen otra variante del mismo gen. Un estudio llevado a cabo en personas que portan la versión ‘corta’ del gen transportador de la serotonina mostró que el 43% de ellas padeció depresión tras sufrir estrés. En cambio, solo el 17% de las personas que tienen la versión ‘larga’ del gen sufrió depresión.

Escobar manifiesta que el primer paso para identificar la depresión es notar el cambio de comportamiento o respuestas a lo que normalmente se hacía, no querer disfrutar de momentos con amigos y familiares, preferir estar solos, sentirse irritados, dejar de hacer algo porque no se le encuentra sentido o emoción a esa actividad, lo que antes no sucedía. Se manifiestan repercusiones laborales como falta de productividad con resultados poco eficientes, ausencias y faltas injustificadas. Sentimientos de culpa sin fundamento, como por ejemplo, atribuirse hechos fortuitos o situaciones familiares bajo la visión de que “todo el mundo es feliz menos yo” o “todo es por mi culpa”. “Estas son señales de que algo está sucediendo y se debe actuar inmediatamente, sin miedo de acudir al especialista de salud mental”, recomienda la psiquiatra. Añade que lo ideal sería ver el nivel de serotonina que hay en sangre, pero como la psiquiatría es una entidad clínica, el diagnóstico, en primer lugar, se da evaluando la intensidad, tiempo y número de signos y síntomas.

¿Cuál es el camino?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente, se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, de todas las edades y condiciones sociales. En el peor de los casos puede llevar al suicidio, no obstante, se puede prevenir y tratar.

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Una distinción fundamental es la establecida entre la depresión en personas con y sin antecedentes de episodios maniacos. Ambos tipos de depresión pueden ser crónicos y recidivantes, especialmente cuando no se tratan.

La forma más leve generalmente puede tratarla un médico de atención primaria, en otros casos puede ser superada acudiendo a un amigo, consejero espiritual o algún familiar de confianza, sin necesidad de medicación. “Se trata de una depresión o estado pasajero, pero se necesita ayuda para poder desarrollar fortaleza y mecanismos de defensa para no repetir estos episodios que deriven en grados más altos”, advierte Escobar.

En un nivel moderado ya es necesaria la intervención terapéutica de un psicólogo o psiquiatra. El grave puede presentarse con distorsión de la realidad, síntomas psicóticos y por último conducta suicida que encierra el deseo de morir, planificación del acto suicida, intento y ejecución, este es el punto más grave que en psiquiatría se denomina urgencia, de ahí la importancia de buscar ayuda cuando no es posible superar los estados de tristeza y se convierte en depresión.

“Cuando uno nota que el dolor es profundo y se da cuenta de que el duelo será más triste y largo, fuerte dentro de las sensaciones, se debe buscar a alguien que le dé soporte y lo acompañe en esta situación de tristeza y desesperanza, que le ayude a ver cuál es el origen de esa depresión y trabajar en eso”, aconseja Brito. (F)

DATOS IMPORTANTES

Según la OMS, la depresión afecta a unos 350 millones de personas, es la principal causa de discapacidad en el mundo; la mujer es más propensa a sufrirla que el hombre.

Es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad.

La depresión será el tema de campaña de este año que realiza la OMS por el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril.

Entre los obstáculos a una atención eficaz se encuentran la estigmatización de los trastornos mentales y la evaluación clínica inexacta.

En el peor de los casos, y si no es tratado a tiempo, puede llevar al suicidio.

 

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