Controle sus impulsos

28 de Octubre de 2012
Sheyla Mosquera de Calderón

Hay personas que no controlan sus emociones y reaccionan de manera impulsiva. Descubra si actuó bien o mal.

Carlos, de 34 años, aún recuerda cómo hace tres años cuando trabajaba como vendedor en una compañía automotriz se levantó de su silla y de manera impulsiva tomó una mala decisión.

“Era día lunes y estaba muy enojado porque me había peleado con mi padre. Al llegar a la oficina, encendí el computador, empecé a renegar por todo, y en menos de media hora había redactado mi renuncia. La entregué a mi jefe, abandoné el sitio y quince minutos después me arrepentí. Lo llamé para ofrecer disculpas y preguntar si podía retornar, y me dijo: ¡no!”.

Lo peor, recuerda Carlos, es que le tomó dos años conseguir un empleo estable. Se tuvo que olvidar de las salidas nocturnas y de los viajes al exterior. “Mis días sin empleo se transformaron en culpa, pero aprendí la lección: no tomar decisiones impulsivas”, asegura.

Otro caso es el de Mafalda, de 29 años. Ella estaba muy enojada con un admirador que decidió cortarse su larga cabellera porque a él le encantaba. “Solo quería vengarme, pero dos días después me puse muy triste, al darme cuenta de lo absurdo de mi comportamiento. Lo peor fue que a él le dio igual”.

Así como Carlos y Mafalda existen muchas personas que a diario actúan de manera impulsiva, sin darse cuenta de que tales decisiones sin reflexionar pueden ser contraproducentes.

Según la psicóloga clínica Silvia Cordero Encalada, la impulsividad es una reacción automática y un comportamiento brusco y sin planificación frente a estímulos internos o externos. Es una velocidad de respuesta sin acompañamiento de ningún juicio, que no mide las consecuencias. En otras palabras es el déficit de la regulación emocional.

Foro

¿Cómo controló su impulsividad?  Participe

Hallazgos a  través de historiales clínicos psicológicos en su consulta privada, dice, muestran que seis de cada diez personas actúan impulsivamente. También evidencian que tal conducta está relacionada con varios factores o causales como, por ejemplo, una adolescencia conflictiva o un aprendizaje erróneo en el sistema de crianza.

Asimismo, agrega, se debe a la baja tolerancia a las frustraciones, a la presión emocional, a desórdenes de personalidad, al alcoholismo o drogadicción, al déficit de la atención; y en otros casos, por alguna condición neurológica como son los bajos niveles de serotonina o alguna alteración funcional anatómica de la amígdala o del lóbulo temporal.

Incluso, el psicólogo clínico Raymond W. Novaco, del Programa de Ecología Social de la Universidad de California, refiere cuatro clases esenciales de provocación que pueden desencadenar nuestra indignación y propiciar una reacción impulsiva: 1) La frustración tras obtener un suspenso o después de un plantón. 2) Sucesos irritantes, como extraviar un documento importante, no poder dormir a causa del ruido o estar atrapado en un tráfico. 3) Sentirse provocado por un comentario irónico de un compañero de trabajo o por un carro que nos adelanta por la derecha en la autopista; y 4) La falta de corrección de la pareja que relata un aspecto privado de la relación en una cena de amigos o la supuesta injusticia de una multa.

El resultado, dice Cordero, es que después que han accionado erróneamente de manera impulsiva sienten aparentemente una “descarga emocional”, pero esta se convierte en nuevas tensiones emocionales: culpa y frustración.

Hágalo a tiempo

Silvia Cordero Encalada sugiere varias estrategias para aprender a controlar la impulsividad:

• Autoevalúe si ha sido impulsivo recurrentemente (desarrolle la autoobservación de sus conductas).

• Analice cómo se manifiestan las tendencias impulsivas, es decir, qué las pudiera estar provocando, para que trabaje frente a esos estímulos.

• Identifique y reorganice las posibles ideas erróneas que nos llevan a la impulsividad.

• Piense antes de actuar, es decir dialogue con usted mismo (detenerse a reflexionar lo que va a realizar o decir y medite las consecuencias).

• Desarrolle y ponga en práctica los mejores aliados para los sujetos impulsivos: las virtudes de la tolerancia y la prudencia para con los criterios de los demás, para no perder la paciencia y no actuar impulsivamente.

• Respire profundamente (mientras piensa lo que va a decir o hacer) de cuatro a cinco veces antes de actuar o comentar ideas.

• Realice técnicas de relajación.

• Prográmese cada noche y cada mañana (en controlarse emocionalmente).

• Determine si existen agentes internos y externos que le molesten emocionalmente, para trabajarlos con un terapeuta.

• Recuerde: una adecuada educación del control de los impulsos lleva al ser humano a la tranquilidad mental, lo que permite desarrollarse.

 

  Deja tu comentario