Comportamiento en una comida de negocios

Por Mariquita Noboa
02 de Agosto de 2015

Puede ser desayuno, brunch, almuerzo o cena, lo cierto es que alrededor de una mesa usted puede cerrar negocios o simplemente estrechar vínculos comerciales. Dependiendo del tipo de reunión, y de los invitados, se puede hacer una cuidadosa y apropiada selección de la hora y el lugar.

• Para una invitación de esta naturaleza no hay necesidad de que sea por escrito. Puede hacerlo telefónicamente, pero sin intermediación de la secretaria; los buenos modales empiezan por aquí.

• En una reunión de negocios el número de invitados es de vital importancia porque se trata de compartir y nunca dejar excluido a ninguno de los invitados.

• Es recomendable que las comidas de negocios se realicen en un restaurante, no en casa. Algunas veces el anfitrión no sabe dónde está la hielera, por ejemplo, y eso ya hace que el nivel de tensión se evidencie, aunque se cuente con asistencia de un mesero profesional.

• Seleccionar un restaurante de buen nivel garantiza servicio de mesero, maître y en ocasiones, sommelier. No tiene que ser tan vanguardista, lo que interesa es que los invitados se sientan cómodos.

• Para evitar la espera innecesaria, considerando que todos tienen una agenda atareada, se puede hacer reservaciones con antelación; es el momento de asegurarse un ambiente privado. Algunos hoteles suelen proporcionar servicio de alimentos en pequeñas salas de reunión, donde no solo se garantiza privacidad, sino conexión inalámbrica a internet y disponibilidad de equipos multimedia.

• Si la invitación es de manera preferente para un extranjero, es de buen gusto ofrecerle comida típica siempre que no presente riesgos para su salud. La propuesta culinaria debe ser agradable pero, por sobre todo, segura.

• La vestimenta también cuenta. No asista a una reunión de negocios en jeans. Y las señoras deben dejar los leggings, faldas strech y minis para otro momento. No se olvide lo que nos decían las abuelas: “Como te ven, te tratan…”.

• Si usted es invitado, el anfitrión paga la cuenta y la propina al mesero, pero no está obligado a pagar al valet parking o al cuidador de la cuadra.

• No se le ocurra ponerse a tomar fotos de la comida. Esta tendencia actual no es nada edificante. Eso lo hacen Manfred Krauth o Antonio Pérez, en calidad de chefs, cuando trabajan línea de producción.

• No se saque los zapatos.

• Aunque suene reiterativo, no ponga los codos en la mesa.

Y ya sabe, sexo, política y religión, no son temas de conversación. (O)

mtnoboa@hotmail.com

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