Supletorios, ¿nunca más?

01 de Marzo de 2015
Liliana Anchundia

Comunicación directa y franca entre profesores y padres de familia se requiere para superar las dificultades que presenta el estudiante.

Que los padres compartan con los profesores el proceso de la educación de sus hijos. Es el pedido del ingeniero Abdón Álvarez, profesor de Matemáticas, ante el planteamiento de qué medidas tomar para que los estudiantes que no alcanzaron el aprovechamiento suficiente en los dos quimestres y enfrentan exámenes supletorios este año, eviten repetir la situación el siguiente periodo lectivo.

A su juicio, una de las causas por las que los estudiantes se quedan para supletorios se debe a que “la mayoría de los padres se desinteresan y, al final, ante las bajas calificaciones, buscan justificaciones”.

Como docente, considera que una gran cantidad de estudiantes son promovidos sin tener las bases necesarias. Otro aspecto que se requiere para que los alumnos logren un buen aprovechamiento, dice, pasa por contar con profesores calificados y honestos, que no se dejen sobornar, y que puedan formar estudiantes comprometidos, responsables y con ganas de aprender.

Las causas

Existen muchos factores que inciden para un bajo aprovechamiento. Entre los principales, la psicopedagoga María de los Ángeles Chávez menciona:

• Malos hábitos de estudio

• Capacidad del alumno: el estudiante puede tener dificultades de aprendizaje, lo que requiere atención especializada. Por otro lado, hay niños con altas capacidades que pueden no ver satisfechas sus necesidades en el colegio, lo que les genera aburrimiento o intereses diferentes.

• Poco apoyo familiar: existen padres que se desentienden de sus responsabilidades en cuanto al apoyo que deben brindar a sus hijos en la educación, aspecto que afecta notoriamente el desempeño de los estudiantes.

• Poco intercambio de información familia-escuela (informes, reuniones, circulares, notas, diarios y agendas) para mantener al tanto a los padres sobre la enseñanza diaria de sus hijos y sus dificultades académicas para que estos puedan tomar las medidas necesarias en casa y/o colaborar a reforzar contenidos.

• Motivación: detrás del fracaso escolar puede estar el desinterés y la falta de motivación al colegio, esto conlleva falta de esfuerzo personal y abandono de sus tareas.

• Autoestima: muchas veces las malas calificaciones esconden una baja autoestima de los estudiantes. Si sienten que no son capaces de alcanzar las metas que se proponen, será difícil que las logren. Es muy importante cuidar el concepto que tienen de ellos mismos y devolverles una imagen positiva de quienes son y de lo que hacen.

• Distractores: los avances tecnológicos muchas veces suelen ser un arma de doble filo para el aprendizaje; la televisión, los videojuegos, internet y los celulares son grandes medios de distracción.

Por otra parte, ciertas circunstancias transitorias pueden convertirse en la base de un fracaso escolar si no se detectan a tiempo:

• Problemas de salud. Una pequeña anemia, una pérdida auditiva o algún defecto en la visión, si no se corrige a tiempo, les puede ocasionar un bajo rendimiento.

• Conflictos emocionales. Una época en la que haya más problemas y discusiones en casa puede hacer que su rendimiento baje significativamente.

• Problemas relacionales. A veces, el no sentirse aceptado por los compañeros o no tener amigos hace que los estudiantes se retraigan académicamente.

¿Es factible no reincidir en los supletorios? Coméntenos

Pedir ayuda a tiempo

Con los estudiantes que tienen antecedentes de dificultad en materias puntuales, hay que proceder de manera focalizada.

La psicopedagoga Miriam Muñoz de Pazmiño recomienda investigar lo que está ocasionando esa dificultad para poner los correctivos necesarios.

Debemos de tener presente, dice, que la educación es tarea compartida entre maestros, padres y estudiantes; por lo tanto hay que cuidar que los alumnos no se sientan ni fracasados ni frustrados.

Es conveniente contar con la familia a fin de evitar una posible dicotomía con la escuela, ya que no se puede emprender una acción reeducadora aislada del medio familiar y escolar. Y seguidamente buscar la forma de remediar la situación y establecer prioridades para las actividades extracurriculares.

Se hace necesario que el estudiante realice un horario serio de estudios que debe ser colocado en un lugar visible del dormitorio, dando prioridad a la materia que le cause mayor dificultad; en caso de que esta persista, el alumno debe informar a su representante para buscar la ayuda necesaria y a tiempo.

Es importante que el estudiante repase a diario los conocimientos impartidos dentro del aula de clase, para así determinar qué tema no le quedó claro y pedir la ayuda del profesor. No esperar el tiempo de evaluación para repasar y/o estudiar.

Los buenos hábitos deben de ser interiorizados por los niños a temprana edad, señala Muñoz.

Hábitos de estudio

Tener hábitos de estudio aseguran el éxito académico, mucho más que el nivel de inteligencia o de memoria

Tener hábitos de estudio implica incorporar una conducta repetida y sistemática, es decir, hacer algo de forma seguida, una y otra vez. La organización personal (cómo estudiar, dónde estudiar, cuándo estudiar) posibilita mayormente una buena calidad de aprendizaje, este hábito consiste en:

• Estudiar todos los días el mismo tiempo y, si es posible, a la misma hora. Elaborar un calendario personal.

• Buscar las horas de estudio donde el rendimiento sea más alto.

• Poner el orden de estudio de cada materia de acuerdo con su propia curva de trabajo.

• Distribuir el tiempo de estudio para cada materia de acuerdo con el grado de dificultad y exigencia personal.

• Estudiar en varios periodos seguidos, intercalando pequeños descansos después de cada periodo.

• El estudiante debe trabajar siempre en el mismo lugar, de ser posible en su habitación y con la puerta cerrada, lo que le permite generar una rutina que le facilita la concentración.

• Concretar qué tiene que estudiar en cada periodo.

El entorno familiar

Los padres son responsables de motivar a sus hijos frente a los estudios. Debe quedar claro que ni las notas, ni el temor a quedarse en supletorios, ni los posibles castigos derivados de ellos, ni los regalos materiales, son motivaciones adecuadas para realizar un buen apoyo al trabajo escolar, señala Chávez.

La familia juega un papel fundamental en el éxito o fracaso de los procesos educativos de los hijos.

El entorno familiar es el ámbito natural donde se desarrollan las virtudes del esfuerzo, la responsabilidad y el orden que son básicas para un buen desenvolvimiento educativo.

Cuando existen límites, hábitos y normas claras en casa, se podrá evidenciar un óptimo rendimiento escolar en los hijos, caso contrario, se evidencian dificultades académicas y actitudinales. (F)

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