Niños y adolescentes testarudos

13 de Marzo de 2016

Los niños que rompen las reglas o desafían de alguna manera a sus padres a menudo crecen para convertirse en adultos con alta remuneración.

Las particularidades de la personalidad y la inteligencia emocional son a menudo llamadas soft skills (habilidades blandas). Pero en realidad pueden ser tan importantes para el lugar de trabajo como las habilidades duras que los niños aprenden tradicionalmente en la escuela (leer, escribir, sumar y restar).

Por ejemplo, investigación previa ha demostrado que la habilidad de leer las expresiones faciales y emociones de los demás es una destreza que puede llevar al éxito en la escuela y en el lugar de trabajo.

El análisis, publicado en la revista Psicología del Desarrollo y citado por la Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica, sugiere que hay una conexión entre la testarudez en la adolescencia y el éxito en la adultez.

Un estudio que tomó 40 años

En el año 1968, casi 2.800 estudiantes luxemburgueses de sexto grado de primaria tomaron un test de inteligencia y respondieron preguntas sobre sus percepciones de la escuela. Sus profesores también llenaron cuestionarios sobre el comportamiento de esos alumnos. En ese momento, los investigadores evaluaron los entornos familiares, también.

Esa muestra representaba casi la mitad de la población total de niños de sexto grado enrolados ese año, y se usaría para ayudar a ubicar a los niños en diferentes instituciones de educación secundaria, dependiendo de su desempeño y aptitudes.

En 2008, otro equipo hizo una revisita a esta información para ver cuáles de los rasgos de la niñez predecían el éxito profesional y los ingresos. Marion Spengler (Universidad de Luxemburgo) y sus colegas fueron capaces de comunicarse con 745 de los antiguos estudiantes, que para entonces tenían, en promedio, 52 años. Se les preguntó sobre sus ingresos y sus ocupaciones. Estas últimas fueron calificadas según el prestigio y el estatus socioeconómico.

Mucho de lo que encontraron no fue sorprendente. Por ejemplo, los niños más estudiosos (según los profesores y los mismos chicos) obtuvieron mejores trabajos.

“Obviamente, se puede argumentar que el desempeño escolar, específicamente las calificaciones, tendrán algunas ramificaciones concretas para su futuro cercano, como la entrada a la universidad”, dice Spengler. “¿Pero qué hay de las otras cualidades que los estudiantes tienen?”.

Pero Spengler y sus compañeros investigadores del siglo XXI se encontraron con una característica de la infancia: más que el cociente intelectual, el estatus socioeconómico de los padres y el nivel de educación al que llegaron esos estudiantes, lo que predecía mayor ingresos en la edad adulta era una actitud de desafío a las reglas y a la autoridad parental.

Competitividad y ética

Los autores de la publicación postulan que es posible que los chicos más desafiantes y asertivos, con tendencia a saltarse las reglas, estén más inclinados a defender sus intereses y metas, que puede empezar por reclamar la atención de sus profesores, ser competitivos en el salón de clases y obtener así mejores calificaciones, aun a riesgo de molestar a sus amigos y compañeros. Posteriormente, el desarrollo de esas habilidades podría conducirlos a mayor éxito financiero.

Sin embargo, los autores no pudieron descartar del todo una razón negativa: estos jóvenes podrían tomar medidas no éticas al crecer, para aumentar sus salarios.

¿Cómo saber si tiene un hijo porfiado?

Los niños tercos tienen reacciones fuertes y viscerales y pelean por ello incluso si es ilógico, dicen terapeutas profesionales. Van tras lo que quieren a cualquier costo.
Los terapeutas dicen también que es probable que los niños testarudos estén más dispuestos a hacer lo que es correcto en vez de seguir lo que sus amigos están haciendo. Sus padres pueden motivarlos y guiar ese impulso hacia el desempeño escolar u otro propósito sano, y así estos chicos pueden convertirse en líderes motivados que obrarán bien incluso si eso significa que serán los únicos.

Pero hasta que llegue el éxito, ¿cómo evitar pasar los años adolescentes batallando con un hijo que está determinado a ganar a toda costa?

De la misma manera en que trata con cualquier situación conflictiva: mantenga abiertas las líneas de comunicación. Escúchelo. Pídale que se explique. Mientras él o ella hablan de lo que piensa, puede que se den cuenta de su falta de lógica. O puede que lo convenzan a usted. Y si hacen una buena presentación de su caso, negocie.
Usted incluso puede conceder unos cuantos puntos, dejándolos tratar, por ejemplo, de dormir más tarde, siempre y cuando cumplan con ciertas condiciones (levantarse temprano). Y si no son capaces, establezcan consecuencias por adelantado.
Si los autores del estudio tienen razón, estos niños cosecharán de adultos los beneficios de su persistencia innata.

Mientras tanto, otro sondeo (Revista de Psicología Social y Personalidad) ha rendido resultados similares. Encontró que los adultos más tolerantes (o amables) tienden a hacer menos dinero que los adultos que protestan con frecuencia. Malcolm Gladwell dice en su libro David y Goliat que emprendedores como Steve Jobs y Ingvar Kamprad (fundador de Ikea) fueron más exitosos porque no trataban de ser agradables, permitiéndoles tomar riesgos sociales y declinar peticiones que no convenían a sus intereses.

Por supuesto, esto no es razón para animar a su recién graduado de primaria a ser más agresivo en la escuela o en la casa. Pero si nota un rasgo desafiante en él, sepa que no es de por sí algo malo. Podría ayudarle a avanzar hacia sus metas o a convertirse en el siguiente emprendedor. (F)

Créditos: Foro Económico Mundial, PsycNet.apa.org

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